jueves, 19 de octubre de 2017

#46 Tannhäuser



Teatro de la Maestranza de Sevilla (1997)
Werner Herzog.
Por Ealmagro [GFDL o CC BY-SA 4.0-3.0-2.5-2.0-1.0]
Via Wikimedia Commons




Tannhäuser und der Sängerkrieg auf Wartburg

Estreno: Dresde, 19 de octubre de 1845

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: el compositor, basándose en dos leyendas alemanas sobre el caballero Heinrich Tannhäuser.


Tal día como hoy se estrenó, en el Hoftheater de Dresde (Sajonia), esta ópera mezcla de mitología, cristianismo y redención.

Esta es una de esas óperas que a mí me parecen de transición en el repertorio de Wagner. Aún conserva los números cerrados (un aria, un coro, etc.) pero empieza a haber leit-motive que, sin dominar toda la música, siguen existiendo momentos de narración continua a través de la música, como el preludio del Acto III.

En torno a la figura del trovador Tannhäuser aparecen el amor divino y el amor humano o el sagrado y el profano. Lo que ocurre es que esos términos son equívocos, porque aquí la diosa Venus simboliza el amor sensual, carnal, mientras que la humana Elisabeth es la que simboliza lo casto.

Comenzamos con Tannhäuser en el Venusberg, en los brazos de Venus. Pero luego acude a un concurso de trovadores y allí encontramos a Elisabeth, su casta enamorada.

El título original de esta “gran ópera romántica” es Tannhäuser y el torneo de trovadores del castillo de Wartburg. Y es que en el acto II se celebra precisamente una competición entre cantantes. Mientras el barítono Wolfram canta a la castidad, Tannhäuser contesta ensalzando el deseo sensual.

Eso a la parroquia no le gusta nada, y tiene que salvarlo Elisabeth, a cambio de que él se comprometa a ir de peregrinación a Roma, y acaba muriendo. Antes, por supuesto, también ha muerto Elisabeth. Se ve que el ideal femenino en la ópera del XIX era acabar muertecita. Desde que Rossini se jubiló no creo que ni una sola tuviera un final feliz. Y encima por culpa del héroe, o del amor, y no por ellas mismas.

Al final aunque Tannhäuser desesperado clama a Venus, Wolfram le recuerda a su novia virtuosa, que seguro que reza por él desde el cielo y bla bla bla, acaba redimido (y esto lo sabes porque su báculo, mágicamente, florece) pero muerto. De nuevo, la mujer como intercesora para que el canalla se redima, o la redención a través del amor que curiosamente significa más bien el sacrificio de la mujer por amor a un hombre.

Es una de esas óperas que, casi como todo Wagner, puede ser un auténtico espectáculo teatral si la ves sobre un escenario, aunque hay que reconocer que ese dilema entre lo sensual y lo religiosamente correcto igual está un poco pasado para los espectadores actuales. Es, de todas formas, bien agradable escucharla, simplemente, imaginándote en tu cabeza el refugio de Venus, el Wartburg, los peregrinos de Roma y demás.

De esta ópera hay dos versiones, la de Dresde 1845 y la llamada “de París” por haberse estrenado en el Teatro Imperial de la Ópera de esa ciudad el 13 de marzo de 1861.

Si no eres aficionado a la ópera, igual esta no es de las mejores para empezar. Tampoco es que sea de las mejores-mejores de Wagner. Como suele ocurrir con Wagner, sí que podrás disfrutar de una selección de extractos orquestales que serían aquí la Obertura que presenta los dos temas el motivo religioso y el voluptuoso, la Música del Venusberg y la Gran Marcha.

¿Números a destacar? Sobre todo, dos, la bienvenida de Elisabeth a Tannhäuser al principio del acto II Dich, teure Halle, y el relato de los viajes de Tannhäuser, Hör an Wolfram, hör an!

Siento debilidad por el personaje de Wolfram, barítono, y por lo tanto otro momento que me encanta es O du mein holder Abendstern, la "canción de la estrella". Es uno de los papeles que mejor le iban a mi ídolo, Dietrich Fischer-Dieskau. Lo escogió para su debut en Bayreuth en 1954. Aquí un enalce a una representación de Tannhäuser del año 1978.



Como grabación, recomiendo una de las clásicas, la que a principios de los años 1970 dirigió Sir Georg Solti para la Decca, con René Kollo, Helga Dernesch,Christa Ludwig, Victor Braun y Hans Sotin, con la Orquesta Filarmónica de Viena, el coro de la Ópera Estatal de Viena y los Niños Cantores. Es la versión de París, completa.

Para saber más, la wikipedia. El libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol

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