Túmulo de D. Pedro I SaraPCNeves (2007) [Dominio público], vía Wikimedia Commons |
Ubicación:
Alcobaça (Región del Centro) Portugal
Fecha:
entre 1358-1367
Época: Arte gótico
Una
historia medieval de lo más truculenta
Hoy tenemos una historia de lo más romántica en el sentido histórico, no como lo consideramos las fans de Lisa
Kleypas, que preferimos los finales felices. No, esto es muy del Romanticismo
de toda la vida: medieval, sombrío, con amor y muerte.
Tenemos a un príncipe heredero portugués, a quien le buscaron como
esposa a una rica hembra en el vecino reino de Castilla, la hija del literario don Juan Manuel: Constanza
Manuel de Villena. Cuando la novia castellana llegó al reino luso, con ella
iba una doncella noble llamada Inés de Castro.
Fue cosa de echarse el ojo encima, y el veinteañero Pedro se coló totalmente por la jovencita Inés, gallega de unos quince años,
hija ilegítima del mayordomo mayor de la corte.
Pedro mantuvo a su reina, y se echó a Inés de amante. Cinco años después, la reina murió en el parto. En ese momento Pedro llevó a vivir con él a Inés, a la que su padre, el rey Alfonso IV, había exiliado. El príncipe rechazó volver a casarse con ninguno de los buenos partidos que el rey quería. Inés y Pedro tuvieron varios hijos,
fuertotes y sanos, frente a lo enclenque de la descendencia legítima de Pedro.
Al rey se le hincharon las narices y decidió cortar por lo sano.
Un día de enero de 1355, el príncipe
heredero Pedro se marchó de caza, dejando feliz y contenta a su amada Inés en
casa, en la llamada Quinta das lágrimas. A su regreso, descubrió una atrocidad: su amada había sido apuñalada hasta la muerte. ¿Cómo se sintió? Pues imagínatelo. ¿Qué hizo? Rebelarse contra su padre, asolando todo el norte de Portugal.
Dos años después murió el rey y el
treintañero Pedro ascendió al trono. Es entonces cuando llegamos a la parte
truculenta de la historia.
O de la leyenda, vamos. Porque prueba
documental de ello, no hay nada, y parece que el origen de esta historia está
en la literatura española del siglo XVI. Pedro hizo que sacaran el cadáver de
Inés de su tumba y la hizo coronar como reina, al lado suyo. Y toda la corte
tuvo que pasar ante ellos y besar la suponemos que bastante descompuesta mano
de su reina.
Visión romántica de La coronación de Inés de Castro en 1361 Pierre Charles Comte, óleo sobre lienzo 1849, M.º de BB. AA. de Lyon |
¿Acabó allí la cosa? No. Los asesinos,
que como dije antes eran consejeros de su difunto padre, habían huido y estaban
protegidos en Castilla. Pedro habló con su colega, el otro rey Pedro, el de Castilla–otro que tuvo sus amores contrariados. Total,
que se pusieron a pactar y al final el castellano le entregó a los asesinos. ¿A
los tres? No. Uno de ellos fue más listo y se largó a Aviñón. Pero los otros
dos pasaron a manos del rey Pedro de Portugal, quien les torturó hasta la muerte.
Al final, Pedro juró que se había casado
con Inés, y así sus hijos quedaron legitimados.
¿No me digáis que no es todo un culebrón
medieval?
Si vamos hoy al monasterio de Alcobaça,
que es patrimonio de la Humanidad desde 1989, veremos la joya escultórica
gótica que se guarda allí: los sepulcros tanto de Pedro como de Inés.
Son tumbas realizadas, según una fuente,
en piedra caliza de la región de Coimbra, y según otros, en mármol. Lo dejamos
en piedra de color blanco.
Están colocados enfrentados, tocándose por
los pies. De esta manera, quienes tengan creencias católicas y por lo tanto, aquello de la resurrección de la
carne, cuando los muertos se
alcen, lo primero que verán, el día del Juicio Final, el
uno al otro. Muy romántico, al principio estuvieron uno al lado del otro y luego, en el siglo XX, se les
colocó cara a cara.
Estas tumbas son una de las piezas más
notables del arte gótico en Portugal, muy minuciosamente tallado en
altorrelieve. Se apoya la tumba del rey sobre leones.
Figura yacente de Pedro I |
En la parte superior está la figura
yacente del rey, con ángeles a los lados que parece que le están sujetando la cabeza e incorporándolo. Una mano empuña la espada y la otra,
la vaina.
Rueda de la Fortuna y la Vida |
En los lados hay escenas con la historia
de San Bartolomé, pero también de la vida de los propios Pedro e Inés. También
hay temas heráldicos, vegetales y geométricos.
Encontramos a la cabecera un elemento
alegórico, la rueda de la Fortuna y la Rueda de la Vida, así como la Buena
Muerte del rey Pedro. Es una de esas piezas detalladas con un montón de
escenas, la rueda de la vida es la exterior, y en ella se representan momentos
de la vida de Inés y Pedro, con sus hijos, o jugando al ajedrez, o el asesinato
de ella. Más momentos de Inés y Pedro aparecen en la parte interior, en la
Rueda de la fortuna.
Perrito a los pies, tradicional símbolo de lealtad |
¿Quién hizo estas tumbas? Pues no se
sabe. Hay quien ve una autoría francesa, pero otros creen que eran artistas
autóctonos.
El monasterio de Alcobaça era poderoso
en la Edad Media. Muchos monarcas fueron enterrados allí en los siglos XIII y
XIV. Así que no es de extrañar que una de las primeras cosas que hizo Pedro I,
tras ser coronado rey, fue encargar el sepulcro de su amante. Y de paso
encargar el suyo, para que lo enterraran a su lado cuando le llegara el
momento.
Como de costumbre, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.
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