Divina Commedia
Autor: Dante Alighieri
Año: h. 1308-1320
Género: Poesía alegórica
En todas las listas de obras
maestras de la Literatura universal, se encuentra esta obra, y en la mía no
puede faltar y con el número uno (es que El
Quijote va en la lista de novelas). Reconozco que no es un libro fácil para
el lector medio.
Primero: es poesía, lo cual
significa que la mayor parte del encanto se pierde en la traducción, pues el
traductor nunca podrá ser, en su lengua, tan bueno como el autor original en la
suya. Pongamos como ejemplo uno de los fragmentos más conocidos (Infierno,
III):
Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterna duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate.
Lo que en español queda algo así como
«Antes de mí
ninguna cosa fue creada
sólo las eternas,
y yo eternamente duro:
¡Perded toda
esperanza los que entráis!»
No hay color.
Segundo: estamos ante una alegoría, donde
unas cosas significan o evocan otras distintas, y todo está planificado según
una lógica del pensamiento medieval. Tiene un sentido hasta la machacona
insistencia en el número 3, el número de la Trinidad: escribe en tercetos una
obra que divide en tres partes, cada una compuesta por 33 cantos, nueve
círculos del infierno (33)...
Si lo lees todo seguido como si
fuera una novela, te parecerá monótono. Dante se pierde en una selva oscura, lo
atacan los animales y se encuentra con Virgilio, el cual lo lleva de viaje por
el Infierno primero y el Purgatorio después. En el Paraíso son sus guías
Beatriz y San Bernardo. Dante reparte gloria y castigo entre personajes hoy
desconocidos. Francamente aburrido.
Pero de lo que se trata es de no
leerlo así, sino despacio, intentando comprender a quién te está presentando en
cada momento, por qué se estima que cada uno merece estar donde está en este ordenado
mundo metafísico: en qué círculo del Infierno, en el Purgatorio, en el Paraíso.
Qué simboliza cada cosa, cada personaje. Y sólo una vez que has comprendido en
profundidad lo que yo llamo el «nivel mítico» de un libro, es cuando puedes empezar a disfrutar.
Sólo de esta manera, con
todo el bagaje de historia y pensamiento medieval, esta maravilla cobra sentido. Afortunadamente, la leí en
un momento en que tenía gran parte del siglo XIII en la cabeza y todo encajó
como un mecanismo de relojería. Reconozco que hoy me costaría más.
Es una de esas obras maestras únicas de la ha inspirado el arte y el pensamiento europeo durante
setecientos años. Ha influido en la filosofía y en la literatura, en pintores (de Botticcelli a Doré o William Blake) y músicos,...
como una piedra tirada a un lago, las ondas de la Divina Comedia llegan hasta lugares insospechados.
Os dejo con un enlace a la actuación de una bailarina que escogió la música de «Concierto en mi menor
(versión 1798)» de Preisner, de la banda sonora La doble vida de Verónica (Kieślowski, 1991); los versos pertenecen precisamente al Canto II del Paraíso.
O voi che siete in piccioletta barca,
desiderosi d'ascoltar, seguiti
dietro al mio legno che cantando varca,
tornate a riveder li vostri liti:
non vi mettete in pelago, ché, forse,
perdendo me, rimarreste smarriti.
L' acqua ch' io prendo già mai non si corse;
Minerva spira, e conducemi Apollo,
e nove Muse mi dimostran l' Orse.
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