martes, 16 de enero de 2018

#20 Iberia

Isaac Albéniz, por Esplugas,
Subido por Adrian Michael
[Dominio público], via Wikimedia Commons


Compositor: Isaac Albéniz
Estreno: 1906-1909



Obra maestra del nacionalismo musical español y la principal contribución de nuestro país a la música para piano.


Isaac Albéniz (1860-1909), catalán de Camprodón, es una de las figuras cumbres del nacionalismo musical español, movimiento que se considera iniciado por Felipe Pedrell, quien brilló más (dicho sea de paso y en mi modesta opinión) como teórico y estudioso que como compositor.

Pero para eso están las maravillosas creaciones como esta suite para piano compuesta por Albéniz al final de su vida, estando enfermo. Pretende ser una evocación de España, pero en realidad se centra básicamente en lo andaluz: todos los números salvo uno (Lavapiés) tienen títulos de esa región española. El más conocido es Triana, tercera pieza del libro segundo.

La suite está formada por doce piezas, agrupadas en cuatro libros de tres cada uno. A medida que el compositor iba terminando los libros, los estrenaba la pianista francesa Blanche Selva. El primer libro («Evocación», «El Puerto», «El Corpus en Sevilla») se presentó el 9 de mayo de 1906 en la sala Pleyel; el segundo libro («Rondeña», «Almería», «Triana»), el 11 de septiembre de 1907 en Saint-Jean-de-Luz, y los dos siguientes de nuevo en París: el tercero el 2 de enero de 1908 en casa de la princesa de Polignac («El Albaicín», «El Polo», «Lavapiés») y el cuarto y último («Málaga», «Jerez», «Eritaña») el 9 de febrero de 1909 en la Sociedad nacional de música.

Es, desde luego, la obra maestra de su compositor, en el que aprovecha todo su talento al piano (fue un niño prodigio y un famoso intérprete) con los hallazgos impresionistas de los que bebió al residir en Francia. Albéniz se consideraba a sí mismo un «folklorista imaginario».

En la Pequeña historia de la música, de Gómez Amat y Turina Gómez, col. Alianza Cien núm. 81 (Alianza Editorial, S. A., 1995), citan lo que dijo Debussy de esta obra:

Jamás la música llegó a crear impresiones tan diversas y coloreadas. Los ojos se cierran como deslumbrados, después de haber contemplado tantas imágenes.

Como es una pieza destacada del repertorio para piano, hay que asumir que grabaciones hay unas cuantas. Pero la elección aquí es evidente: Alicia de Larrocha, por supuesto, no hay la menor duda.

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