domingo, 14 de enero de 2018

#27 Cinema Paradiso


Nuovo Cinema Paradiso

Año: 1988
País: Italia
Director: Giuseppe Tornatore
Música: Ennio Morricone


Sentimental y un poquito tramposa, pero el amor al cine que destila es absolutamente sincero y emocionante.


            He visto esta película varias veces, y siempre me emociona. Y eso que el cine italiano no es lo mío.

Como fue un taquillazo y ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, creo que todo el mundo sabe de qué va. Pero por si acaso, os lo cuento.

Toda la peli es un enorme flashback. Un director de cine que vive en Roma recibe la noticia de que Alfredo, un viejo conocido de su niñez, ha muerto. Y entonces él empieza a recordar.

Sicilia, plena posguerra. Un niño, Totò, vive con su madre; su padre se fue a la guerra y no volvió, puede que esté prisionero en la URSS, pero el tema no es ese, sino que a este chavalín le encanta el cine. Consigue hacerse amigo del que maneja la cámara, Alfredo, a regañadientes de este. Recuerdas especialmente eso, la relación entre Alfredo y el niño, un niño sin padre y un hombre sin hijos, cómo riñen, y discuten, y se aprecian, son cómplices, el niño llega a salvarle la vida al otro.

Esta criaturita pasa todo el tiempo que puede en el cine, por mucho que a su madre la cabree.

Aprende a manejar el proyector y cuando puede hacerse con una cámara, a rodar pequeñas escenas cotidianas. Tú le ves crecer, ser un niño primero, luego su primer amor, cómo se va a la mili,… y acaba marchándose, porque el mismo Alfredo se lo dice, que se vaya, que no vuelva jamás, que es joven y tiene todo el mundo por delante.

Y en efecto no vuelve a la isla hasta el funeral de Alfredo.

Es una película sentimental, de nostalgia hacia la niñez y hacia un pasado que era duro, pero con un fuerte sentido de comunidad. Todo el pueblo se reunía en el cine, jóvenes y viejos, hombres, mujeres y niños, para ver las pelis americanas o europeas, convenientemente privadas de cualquier aspecto vagamente pecaminoso por el cura del lugar.

La música, una de las mejores partituras de Ennio Morricone para mi gusto, es de esas que ensalza las imágenes, se te mete dentro y te hace llorar y llorar.

No, en serio, he visto esta peli el otro día, otra vez, y de nuevo a moquear como una Magdalena.

Precisamente por eso es un poquitito tramposa, la música conmovedora, un niño sin padre, un pueblo que se apelotona en el cine para ver las pelis como una forma de nueva liturgia colectiva,… los que se conocen y hacen ojitos allí, los ves enamorarse, tener familia...

Todo se suaviza, a pesar de que ves al mafioso de turno, al que tiene que emigrar a Alemania, el surgimiento del Partido Comunista Italiano, lo cuentan muy amable, como si nadie fuera realmente malo. Hasta la mili del muchacho se ve como una cosa más o menos divertida.

Sin embargo, en lo que se refiere al cine, destila un amor del que no se puede dudar. Y al fin y al cabo, para mí es de lo que va esta película, del cine como lugar de encuentro, las películas como escapismo, sobre todo, de sentimientos y emociones inmensas que provoca el cine en el espectador.

Te refleja la propia evolución de éste como espectáculo público. En los años cuarenta y cincuenta, era el sitio al que todo el mundo iba para entretenerse, no había televisión. Luego cómo pasa a ser algo cada vez menor, hasta el extremo de convertirse en una sala X. El porno parece que salvó el negocio hasta que surgió el vídeo y entonces todo el mundo lo consumió en casa.

El cine acaba cerrándose y, al final de la película, es demolido.

Te hace pensar en la evolución del entretenimiento público (que aquí son las películas, pero valdrían para los conciertos o las verbenas): se ha pasado de algo colectivo a un divertimento cada vez más individualista, cada uno encerrado en su casa; y, ahora, dentro de su casa, cada uno de sus moradores con sus cascos y su pantalla individual.

Lo que se gana en libertad individual, al satisfacer el gusto estrictamente personal, se pierde en sentido de la comunidad.

Precisamente son las escenas vinculadas con el cine de forma más directa las que, creo yo, recordamos todos. Mencionaré las dos más obvias.

Primero, ese momento en que, cerrada temporalmente la sala, a Alfredo se le ocurre proyectar la película en la pared de una casa cercana, poco antes de la tragedia que le deja ciego.

Lo mejor, el final. Alfredo le ha dejado un legado al personaje principal, ese Totò que ahora es director de cine y que no acaba de tener satisfacción vital.

Todos esos fragmentos de películas que el cura obligó a cortar, Alfredo los almacenó y los guardó. La película acaba con Salvatore viendo en la pantalla grande todos esos pedacitos de cine clásico que la Iglesia hurtó a los ciudadanos, esos besos, miradas, posturas,… algunos reconocibles, otros desconocidos…

Un repaso maravilloso por una determinada época del cine.


De los actores destacaría a Philippe Noiret, que lamentablemente fue doblado porque su italiano tenía un acento francés demasiado fuerte. Así que no sé si me gusta la interpretación en sí o más bien el personaje. Fue galardonado en los Premios del Cine Europeo como mejor actor.

El niño reconozco que se me hizo un poco cargante con sus monerías, sonriendo todo el rato. Preferiría que hubiese tenido un poco más de registro, pero hay que admitir que era un actor muy jovencito. Luego, el que hace de adolescente, con su historia de amor frustrada, seguía siendo mono, pero no ganaba mucho en expresividad.

Es una película de la que hay dos versiones, de la que yo he visto la “internacional”, sin la parte en que Salvatore se reencuentra con Elena, casada con otro.

Como me suele ocurrir con el cine italiano, en general, las mujeres son secundarias y con representación bastante tópica de la mamma, o la amada inalcanzable, o la puta. No las ves realmente cómo son ellas como personas, sus sentimientos o aspiraciones personales, están al servicio exclusivo del personaje masculino.

Es una película que por su amabilidad, y capacidad para emocionar, fue muy vista en las salas y premiada en los certámenes. Ya he mencionado que tuvo el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. También ganó el Globo de Oro a la mejor película extranjera, cinco Premios BAFTA, incluyendo mejor película de habla no inglesa, premio especial del jurado en el Festival de Cannes y, en los Premios David di Donatello, ganó en la categoría de mejor música.

La recomiendo totalmente, eso sí, advirtiendo de que vas a necesitar klínex, sí o sí. Pero no es desagradable, es un ugly-cry de lo más relajante.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity o la Internet MovieData Base.

Y luego, si quieres pasar un buen rato, puedes ver la tertulia Cine más copazo #22:


Este programa de Juan Gómez-Jurado y Arturo González-Campos me parece bastante irregular. A veces son unos cargantes que dejo de verlo a los cinco minutos y otras querría que siguieran hablando horas y horas. Depende del día y del invitado, y de la peli que escojan, y de muchas otras cosas.

Este #22 con Miki Nadal es una de las sesiones buenas-buenas, que entretiene un montón.

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