sábado, 18 de noviembre de 2017

#18 La pasión según san Mateo, BWV 244

Passio Domini Nostri J. C. Secundum Evangelistam Matthaeum
Matthäus-Passion

Retrato anónimo de J. S. Bach (1725)
[Dominio público], via Wikimedia Commons
           


Compositor: Johann Sebastian Bach
Estreno: Iglesia de Sto. Tomás (Leipzig), 1727 o 1729.



Música religiosa con un cierto estilo operístico, ideal para momentos íntimos y reflexivos.


Tercera obra que aparece aquí de Bach (él y Mozart son los mayores contribuyentes a esta lista). Después de los Conciertos de Brandemburgo y la Tocata y fuga en re menor, ahora vamos con su música religiosa.

Bach podría haber sido compositor de corte, y dedicarse principalmente a la música profana, pero lo cierto es que obtuvo un buen puesto como Thomaskantor de Leipzig, o sea, Cantor y responsable musical de la iglesia de santo Tomás. Esto significó que dedicó su talento a escribir un montón de música religiosa.

Una pasión es una obra que pone música a un texto relacionado directamente con la pasión y muerte de Cristo. Era práctica habitual en la iglesia, ya desde la Edad Media (yo he llegado a verlo en la iglesia en mis tiempos católicos) declamar o recitar, representar en cierto sentido la pasión y muerte de Jesús. A pesar de la Reforma, la tradición se mantuvo en Alemania. Es la segunda de las pasiones bachianas que nos han llegado íntegras. La primera fue la Pasión según san Juan, que se interpretó en el año 1724.

Hay dudas sobre si hubo una representación de esta pasión el 11 de abril de 1727 en la iglesia de santo Tomás. Lo que sí se sabe seguro es que se interpretó el 15 de abril de 1729, día de Viernes Santo, así que puede que ese fuera el día del estreno. Si pudiéramos viajar en el tiempo, creo que nos llamaría mucho la atención el contraste entre una existencia materialmente rudimentaria, simple, y la grandeza de una pieza inmensa, compuesta por un pedazo de compositor.

El compositor sigue la tradición de darle un papel narrativo al evangelista. Los solistas interpretan a Cristo y los papeles principales, y dos coros representan a sacerdotes y Esto, junto al hecho de que usa dos orquestas, ya pone de relieve que estamos ante una obra monumental.

El ritmo es pausado, lo que proporciona momentos de reflexión íntima. Como dura más de dos horas, es evidente que no la puedes escuchar deprisa y corriendo, sino que te tienes que hundir en ese movimiento lento, dejarte llevar por los recitativos, las arias, la preciosa música,…Es, ya digo, grandiosa.

Luis Carlos Gago, en el librito Bach, de aquella estupenda colección “Alianza Cien”, considera que La pasión según san Mateo es el cenit de toda la producción litúrgica luterana de Bach. Como Bach había compuesto muchas cantatas y corales, formas vocales más sencillas, en alemán, para que los parroquianos pudieran participar en el culto cantado, considera este autor que La pasión

“se alza como el punto de encuentro de todas las conquistas formales y estilísticas alcanzadas a lo largo del intenso y enriquecedor proceso creativo de las cantatas”

En La discoteca ideal de música clásica, de Kenneth y Valerie McLeish (Ed. Planeta, 1996), dicen de esta obra:

Las palabras de la Biblia reciben el tratamiento de un drama, un poco a la manera de un oratorio, con partes intercaladas al estilo de las cantatas que reflejan el significado de los acontecimientos bíblicos. Bach utiliza también corales (algunos de ellos muy conocidos, como Oh sagrada cabeza herida y dolorida [nota: se refieren a lo que habitualmente conocemos en el ámbito hispano como “Oh, cabeza ensangrentada”]) para hacer aún más partícipes a los fieles. La obra es solemne, majestuosa y devocional. Es mejor escucharla en directo, ya que las grabaciones disminuyen el tono de su atmósfera.

Sí, yo la escuché una vez en directo, en sala de conciertos, y es verdad que gana mucho. Pero vamos, como no todos los días tenemos la oportunidad de que nos regalen los oídos así, habrá que buscar una interpretación que sea lo suficientemente buena, ¿no?

Así que recurro a mi admirado Dietrich Fischer-Dieskau y recomiendo la grabación que hizo para la EMI bajo la dirección de Otto Klemperer y otros magníficos cantantes en un reparte creo yo que insuperable: Peter Pears, Elisabeth Schwarzkopf, Christa Ludwig, Nicolai Gedda y Walter Berry. El coro y la orquesta son Philharmonia y el coro de niños de Hamstead.

Esta grabación de 1962, dice mi guía Penguin, “representa una de sus grabaciones más logradas, un acto de devoción de tal intensidad que lo referente al estilo y la interpretación es insignificante”. Klemperer pasó de lo que decía la musicografía sobre ornamentación. La guía resalta que el grupo de solistas es insuperable, “con Peter Pears en su cumbre en el papel de evangelista y Fischer-Dieskau profundamente expresivo como Jesús”. Sí, no imagino, realmente, a nadie más capaz de expresar la humanidad de un personaje divino que Dietrich.

Para saber más, la Wikipedia.

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