Passio Domini
Nostri J. C. Secundum Evangelistam Matthaeum
Matthäus-Passion
Retrato anónimo de J. S. Bach (1725)
[Dominio público], via Wikimedia Commons
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Compositor: Johann Sebastian Bach
Estreno: Iglesia
de Sto. Tomás (Leipzig), 1727 o 1729.
Música religiosa con un cierto estilo operístico, ideal
para momentos íntimos y reflexivos.
Tercera obra que aparece aquí de Bach (él y Mozart son los mayores contribuyentes
a esta lista). Después de los Conciertos de Brandemburgo y la Tocata y fuga en re menor,
ahora vamos con su música religiosa.
Bach podría haber sido compositor de corte, y dedicarse principalmente a la
música profana, pero lo cierto es que obtuvo un buen puesto como Thomaskantor de Leipzig, o sea, Cantor y responsable musical de la
iglesia de santo Tomás. Esto significó que dedicó su talento a escribir un
montón de música religiosa.
Una pasión es una obra que pone
música a un texto relacionado directamente con la pasión y muerte de Cristo. Era
práctica habitual en la iglesia, ya desde la Edad Media (yo he llegado a verlo
en la iglesia en mis tiempos católicos) declamar o recitar, representar en
cierto sentido la pasión y muerte de Jesús. A pesar de la Reforma, la tradición
se mantuvo en Alemania. Es la segunda de las pasiones bachianas que nos han
llegado íntegras. La primera fue la Pasión según san Juan, que se interpretó en
el año 1724.
Hay dudas sobre si hubo una representación de esta pasión el 11 de abril de
1727 en la iglesia de santo Tomás. Lo que sí se sabe seguro es que se
interpretó el 15 de abril de 1729, día de Viernes Santo, así que puede que ese
fuera el día del estreno. Si pudiéramos viajar en el tiempo, creo que nos
llamaría mucho la atención el contraste entre una existencia materialmente
rudimentaria, simple, y la grandeza de una pieza inmensa, compuesta por un pedazo
de compositor.
El compositor sigue la tradición de darle un papel narrativo al
evangelista. Los solistas interpretan a Cristo y los papeles principales, y dos
coros representan a sacerdotes y Esto, junto al hecho de que usa dos orquestas,
ya pone de relieve que estamos ante una obra monumental.
El ritmo es pausado, lo que proporciona momentos de reflexión íntima. Como
dura más de dos horas, es evidente que no la puedes escuchar deprisa y
corriendo, sino que te tienes que hundir en ese movimiento lento, dejarte
llevar por los recitativos, las arias, la preciosa música,…Es, ya digo,
grandiosa.
Luis Carlos Gago, en el librito Bach,
de aquella estupenda colección “Alianza Cien”, considera que La pasión según san Mateo es el cenit de
toda la producción litúrgica luterana de Bach. Como Bach había compuesto muchas
cantatas y corales, formas vocales más sencillas, en alemán, para que los parroquianos
pudieran participar en el culto cantado, considera este autor que La pasión
“se alza como el punto de encuentro de todas las conquistas formales y estilísticas alcanzadas a lo largo del intenso y enriquecedor proceso creativo de las cantatas”
En La discoteca ideal de música
clásica, de Kenneth y Valerie McLeish (Ed. Planeta, 1996), dicen de esta
obra:
Las palabras de la Biblia reciben el tratamiento de un drama, un poco a la manera de un oratorio, con partes intercaladas al estilo de las cantatas que reflejan el significado de los acontecimientos bíblicos. Bach utiliza también corales (algunos de ellos muy conocidos, como Oh sagrada cabeza herida y dolorida [nota: se refieren a lo que habitualmente conocemos en el ámbito hispano como “Oh, cabeza ensangrentada”]) para hacer aún más partícipes a los fieles. La obra es solemne, majestuosa y devocional. Es mejor escucharla en directo, ya que las grabaciones disminuyen el tono de su atmósfera.
Sí, yo la escuché una
vez en directo, en sala de conciertos, y es verdad que gana mucho. Pero vamos,
como no todos los días tenemos la oportunidad de que nos regalen los oídos así,
habrá que buscar una interpretación que sea lo suficientemente buena, ¿no?
Así que recurro a mi
admirado Dietrich Fischer-Dieskau y recomiendo la grabación que hizo para la
EMI bajo la dirección de Otto Klemperer y otros magníficos cantantes en un
reparte creo yo que insuperable: Peter Pears, Elisabeth Schwarzkopf, Christa
Ludwig, Nicolai Gedda y Walter Berry. El coro y la orquesta son Philharmonia y
el coro de niños de Hamstead.
Esta grabación de 1962,
dice mi guía Penguin, “representa una de sus grabaciones más logradas, un acto
de devoción de tal intensidad que lo referente al estilo y la interpretación es
insignificante”. Klemperer pasó de lo que decía la musicografía sobre
ornamentación. La guía resalta que el grupo de solistas es insuperable, “con
Peter Pears en su cumbre en el papel de evangelista y Fischer-Dieskau profundamente
expresivo como Jesús”. Sí, no imagino, realmente, a nadie más capaz de expresar
la humanidad de un personaje divino que Dietrich.
Para saber más, la Wikipedia.
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