jueves, 31 de agosto de 2017

#93 La ópera de tres peniques

Alicia Murillo canta la Zuhälterballade,
Moore Theatre, Seattle, Washington (2007).
Joe Mabel [GFDL o CC-BY-SA-3.0]
Via Wikimedia Commons


Die Dreigroschenoper

Estreno: Berlín, 31 de agosto de 1928

Compositor: Kurt Weill

Libreto en alemán: Bertolt Brecht, basado en La ópera del mendigo, de John Gay


Tal día como hoy se estrenó, en el Theater am Schiffbauerdamm, esta ópera, una de las más populares de todos los tiempos en los escenarios alemanes.

Hoy vamos a por una del siglo XX. Un lujazo de obra de arte, de esas que no sólo son entretenidas, y contienen personajes inolvidables, sino que además trasciende más allá de sí misma para llevarte a otro sitio, a otro lugar mental, que estuvo en otra época y que, sin embargo, sigue dentro de nosotros.

Es cosa de escuchar a Lotte Lenya cantando al Makinavaja, y se te ponen los pelos como escarpias. Una balada que conocen hasta los que nunca oyeron hablar de Brecht, porque se han hecho infinidad de versiones por parte de grupos y cantantes, en diversos idiomas. De hecho, sus autores querían que la obra se interpretara traducida al idioma del lugar.

Estamos ante una obra de teatro, nada menos que escrita por Bertolt Brecht. Berlín, plena república de Weimar, justo antes de que la crisis económica arrasara todo y trajera a los nazis y la guerra.

Es una actualización de una ópera balada del siglo XVIII inglés, la del mendigo (The Beggar's Opera), hecha con canciones sueltas liadas en un argumento de puro lumpen. La versión siglo XX te cuentan en la Wikipedia que es una crítica marxista al capitalismo, con poemas de Rudyard Kipling y de François Villon por medio.

El argumento es sencillo: en un mundo de mendigos y delincuentes, al señor Peachum no le gusta que su hija Polly se case con Mac, así que le tiende una trampa a éste con ayuda de Jenny. Pero Mac consigue eludirlo, echándole una mano una tercera mujer, la hija del sheriff. Claro que al final le pillan, y le van a colgar. Pero como es una ópera, le perdonan y le premian con un título nobiliario.

Todo un desafío, nada noble hay en esta ópera. Es procaz, absurda, descarada... Encontramos música de orquestina de feria, de cabaret, jazz o lo que toque para hacerla vital, desgarrada, revolucionaria.

Pocas obras de arte representan tanto sus concretas circunstancias de tiempo y lugar y, al mismo tiempo, la condición humana atemporal.

Las canciones de esta ópera están entre lo más conocido del repertorio. Mencionaré simplemente la balada de Mackie el Navaja, (Preludio, n.º 2: Die Moritat von Mackie Messer), la canción de la pirata Jenny (Acto I, n.º 6: Seeräuberjenny) y, del acto II, la balada de la depravación [o dependencia, que de las dos maneras lo he visto] sexual (n.º 12: Ballade von der sexuellen Hörigkeit) y el final (n.º 16: Über die Frage „Wovon lebt der Mensch?“).

Aquí os dejo a Lotte Lenya cantando Mackie Messer:


Como grabación, recomiendo una de 1958 que es sólo la partitura, sin los diálogos hablados. Con Lotte Lenya, por supuesto, Kóczián, Hesterburg, Schellow, Neuss, y Willi Trenk-Trebitsch, el coro Arndt y la orquesta de la Emisora Libre de Berlín (Sender Freies Berlin), dirigido por Wilhelm Brückner-Rüggeberg. También valdría la de Ute Lemper, más reciente, fácil de encontrar y no tan "rasposa" al oído.

Para saber más, la wikipedia. No he localizado el libreto, así que en esta ocasión en lugar de enlazar a Kareol, os pongo un artículo del blog de Manuel Cerdá “Kurt Weill y Lotte Lenya. 25 años de amor y música”.

Por cierto, para no despistarnos: veréis el título de esta ópera traducido de varias formas, La ópera de tres peniques, de tres centavos, de cuatro cuartos o tres perras gordas. Todas son una y la misma, Die Dreigroschenoper.

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