Андрей
Рублёв – Andréi Rubliov
Año: 1966
País: URSS
Dirección: Andréi Tarkovski
Música: Viacheslav Ovchínnikov
Impresionante fresco medieval
Te lo anuncian como la biografía el artista
medieval Andréi Rubliov (o Rublev), del cual comenté aquí el Icono de la Trinidad. No es tanto su biografía, de la que se sabe poco, sino un
retrato de la época en la que vivió.
Esta es una película de unas tres horas, en
blanco y negro, que más que contarte la vida de Andréi Rubliov, te describe, a
través de episodios, la sociedad tardomedieval. Aunque sea tan larga, este carácter episódico ayuda a que no se te haga un film largo.
Lo que ves es una sociedad medieval bastante
brutal. Tampoco es que el autor pretenda ser rigurosamente histórico, lo sabes
desde la primera escena, en la que te ponen a un anacrónico aventurero subiendo
a una especie de globo aerostático, algo impropio del siglo XV.
Más bien le sirve para recrear una sociedad en
la que unos pocos mandaban, con bastante crueldad, y cómo la gente normal
sobrevivía e intentaba tener su pedacito de felicidad. O, al menos, sobrellevar
su vida de la mejor manera posible.
Se recurría al humor, o el sexo, y la religión. Pero
estas cosas también les suponen riesgos cuando desagradan al poder. Es inevitable
pensar el entorno en que esta película se rodó.
Entre las cosas que te plantean y te hacen
pensar es la relación no ya del hombre y la sociedad en la que vive, sino también,
en concreto, del artista y su mundo. Lo que tiene que expresar frente a lo que quiere realizar,
las limitaciones que le imponen o el sentido del arte dentro de la sociedad.
Digo lo del blanco y negro, pero al final hay un
estallido de color, cuando en el epílogo te sacan imágenes de iconos de Rubliov.
Esos que no le has visto hacer a lo largo de la peli. Porque, a pesar de ser
pintor, la verdad es que se le ve pintar muy pocas veces.
Al parecer, Tarkovski veía esto como una forma
de descanso del espectador, de manera que se fuera apartando de lo que se le ha
contado hasta ese momento y tuviera un tiempo para reflexionar sobre lo que
había visto.
Es una de esas películas que merecen la pena ver
si amas el Cine. Aunque no te interese mucho lo que te están contando, la forma
de hacerlo, el estilo, es maravilloso. Tus ojos se te van al primer plano, al
último, la interpretación de los diferentes actores, tan contenida y al tiempo
intensa. Cada escena es como una fotografía en la que te puedes perder.
En cierto sentido, es una de esas películas zen,
que tienes que ver sin dedicarte a nada más, haciendo un paréntesis de tres
horas que te llevan a otro mundo.
Tarkovski pensó y rodó esta película en una época de menos opresión, dentro de la larga dictadura soviética. Sin embargo, cuando tocó estrenarla, Jrushchov ya había caído. Algunas cosas no sentaban demasiado bien al régimen. No es que la prohibieran pero digamos que no estaban muy entusiasmados por difundirla en el territorio soviético. Exigieron a Tarkovski cortara partes de la película, por la violencia y la desnudez.
Luego, viéndolo, te
preguntas si realmente es eso lo que les molestaba o más bien la relación problemática, en más de un momento, entre
la gente común y los poderosos. Algunos desafiaban al poder en determinados momentos y
eran castigados con crueldad.
Hoy en día escandalizaría por otras cosas, como
la crueldad hacia los animales que se ve en más de una escena, aunque en buena medida
eran simulados. También hay tortura y daño a personas, pero eso creo que no
llamaría tanto la atención.
La película se estrenó en el Dom Kino de Moscú
en 1966. La reacción del público fue entusiasta, a pesar de que algunos se
quejaron de la descripción naturalista de violencia en la película. Pero no fue
aprobada por la censura soviética, por la «incorrección ideológica de la
película». No la dejaron ir a Cannes en 1967, pero sí pudo exhibirse dos años
después, fuera de concurso. Gustó tanto que ganó el premio FIPRESCI.
En el extranjero se difundió, pero no en la
URSS. Solo en diciembre de 1971 accedieron, en la versión de 1966 de 186
minutos. A pesar de que no le hicieron ninguna publicidad, vendió todas las
entradas.
Como curiosidad, siempre he dudado si el apellido de este pintor, y por lo tanto, el título de la peli, e incluso el del tenista homónimo, Рублёв, es Rublev o Rubliov. Os explico lo que he aprendido, la ë cirílica, como tiene esa diéresis en efecto se translitera como io u o, y no e. Lo de Rublev es como se translitera al inglés, no al español.
Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.
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