Alicia Murillo canta la Zuhälterballade,
Moore Theatre, Seattle, Washington (2007).
Joe Mabel [GFDL o CC-BY-SA-3.0]
Via Wikimedia Commons
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Die
Dreigroschenoper
Estreno:
Berlín, 31 de agosto de 1928
Compositor:
Kurt Weill
Libreto
en alemán: Bertolt Brecht, basado en La
ópera del mendigo, de John Gay
Tal
día como hoy se estrenó, en el Theater am Schiffbauerdamm, esta ópera, una de
las más populares de todos los tiempos en los escenarios alemanes.
Hoy vamos a por una del siglo XX. Un
lujazo de obra de arte, de esas que no sólo son entretenidas, y contienen
personajes inolvidables, sino que además trasciende más allá de sí misma para
llevarte a otro sitio, a otro lugar mental, que estuvo en otra época y que, sin
embargo, sigue dentro de nosotros.
Es cosa de escuchar a Lotte Lenya
cantando al Makinavaja, y se te ponen
los pelos como escarpias. Una balada que conocen hasta los que nunca oyeron
hablar de Brecht, porque se han hecho infinidad de versiones por parte de
grupos y cantantes, en diversos idiomas. De hecho, sus autores querían que la
obra se interpretara traducida al idioma del lugar.
Estamos ante una obra de teatro, nada
menos que escrita por Bertolt Brecht.
Berlín, plena república de Weimar, justo antes de que la crisis económica
arrasara todo y trajera a los nazis y la guerra.
Es una actualización de una ópera balada del siglo XVIII inglés, la
del mendigo (The Beggar's Opera), hecha con canciones
sueltas liadas en un argumento de puro lumpen. La versión siglo XX te cuentan
en la Wikipedia que es una crítica marxista al capitalismo, con poemas de Rudyard Kipling y de François Villon
por medio.
El argumento es sencillo: en un mundo de
mendigos y delincuentes, al señor Peachum no le gusta que su hija Polly se case
con Mac, así que le tiende una trampa a éste con ayuda de Jenny. Pero Mac
consigue eludirlo, echándole una mano una tercera mujer, la hija del sheriff.
Claro que al final le pillan, y le van a colgar. Pero como es una ópera, le
perdonan y le premian con un título nobiliario.
Todo un desafío, nada noble hay en esta
ópera. Es procaz, absurda, descarada... Encontramos música de orquestina de
feria, de cabaret, jazz o lo que toque para hacerla vital, desgarrada,
revolucionaria.
Pocas obras de arte representan tanto
sus concretas circunstancias de tiempo y lugar y, al mismo tiempo, la condición
humana atemporal.
Las canciones de esta ópera están entre
lo más conocido del repertorio. Mencionaré simplemente la balada de Mackie el
Navaja, (Preludio, n.º 2: Die Moritat von
Mackie Messer), la canción de la pirata Jenny (Acto I, n.º 6: Seeräuberjenny)
y, del acto II, la balada de la depravación [o dependencia, que de las dos
maneras lo he visto] sexual (n.º 12: Ballade von
der sexuellen Hörigkeit) y el final (n.º 16: Über
die Frage „Wovon lebt der Mensch?“).
Aquí os
dejo a Lotte Lenya cantando Mackie Messer:
Como
grabación, recomiendo una de 1958 que es sólo la partitura, sin los diálogos
hablados. Con Lotte Lenya, por supuesto, Kóczián, Hesterburg, Schellow, Neuss, y
Willi Trenk-Trebitsch, el coro Arndt y la orquesta de la Emisora Libre de
Berlín (Sender Freies Berlin), dirigido
por Wilhelm Brückner-Rüggeberg. También valdría la de Ute Lemper, más reciente, fácil de encontrar y no tan "rasposa" al oído.
Para saber
más, la wikipedia. No he localizado el libreto, así que
en esta ocasión en lugar de enlazar a Kareol, os pongo un artículo del blog de
Manuel Cerdá “Kurt Weill y Lotte Lenya. 25 años de amor y música”.
Por cierto,
para no despistarnos: veréis el título de esta ópera traducido de varias
formas, La ópera de tres peniques, de tres
centavos, de cuatro cuartos o tres
perras gordas. Todas son una y la misma, Die Dreigroschenoper.