domingo, 28 de febrero de 2021

#54 Fuerte de Bahla

 

Fotografiado por Francisco Anzola
[CC BY-SA 2.0], vía Wikimedia Commons


 

 قلعة بهلاء‎

Qal'at Bahla'

 



 

 

Tipo de construcción: fortaleza

Época: Ss. XIII-XV

Lugar: Bahla (Omán)

 

Una fortaleza medieval en una ruta del incienso

Omán, dices tú, ¿y eso por dónde anda?

En la península arábiga, esa extensión de tierra de forma más o menos rectangular entre el grueso de Asia y África. ´

Entonces, ¿está en el golfo Pérsico?

No, salvo un exclave que no viene a cuento. Dentro de la península arábiga, Omán es el país que queda abajo a la derecha, o por decirlo en términos geográficos, en el sudeste, con la costa a lo que se llama mar arábigo, un pedacito del océano Índico.

Este territorio formó parte del imperio selyúcida hasta que en el año 1154 los expulsó la dinastía nebaníes (nabhanitas o nebhanitas, como lo he visto escrito). Estos reyes eligieron Bahla. Estaban en una ruta secundaria del comercio del incienso, la que iba por el interior hacia Baréin, Bagdad y, en último término, llegaba a Damasco. Los nebaníes gobernaron hasta el siglo XV, y durante su dominio, se construyó esta fortaleza.

El fuerte de Bahla es un lugar Patrimonio de la Humanidad desde el año 1987; estuvo en peligro entre 1988 y 2004, pero pasó por una restauración y actualmente se considera a salvo. En su página web, la Unesco describe así este lugar

El oasis de Bahla debió su prosperidad a la tribu de los Banu Nebhan, que impuso su dominación sobre el conjunto de los clanes de la región desde el siglo XII hasta finales del siglo XV. Son testigos de su poderío los vestigios del inmenso fuerte de murallas y torres de ladrillo crudo con cimientos de piedra que erigieron. Esta fortificación constituye un ejemplo notable de las edificaciones de este tipo.

Se erigió en un lugar estratégico: un oasis a los pies de las tierras altas de Yébel Ajdar, paso de las caravanas que llevaban incienso.

Sobre cimientos de piedra, se alzó esta construcción en ladrillo, adobe más bien, hecho con lodo y paja. Es precisamente la pobreza de estos materiales la que determinó que quedara dañada la estructura y por eso fuese tan necesaria la rehabilitación que se hizo a principios del siglo XXI.

La parte más antigua es la alcazaba (Al-Qasabah). Luego hay otras dos partes, ya de la Edad Moderna (ss. XVII-XVIII): Bait al-Hadith y Bait Al-Jabal.

Este sitio tiene página en la Wikipedia, pero muy poquita cosa, me he basado más en la wiki en inglés.

Dada mi edad, y considerando por dónde anda este país, creo poco probable que llegue a visitarlo. Pero puedo disfrutarlo en la distancia, con vídeos como este:



 

No sabéis cuánto agradezco a toda la gente que va por el mundo grabando estas cosas y compartiéndolo por internet.  

viernes, 26 de febrero de 2021

Día #45


 

Hoy sigo con música antigua, esta vez española.


Cristóbal de Morales: «Super Lamentationes». Capella de Ministrers, dirigida por Carles Magraner, uno de los discos del año pasado (2020) que destacó la revista Scherzo entre lo mejor del año. 


Con una portada muy potente, no me digáis que no.


Dice la Wikipedia:



 

Cristóbal de Morales (Sevilla, 1500 - Málaga o, según otros, Marchena, 1553) sacerdote católico español y maestro de capilla siendo el principal representante de la escuela polifonista andaluza y uno de los tres grandes, junto a Tomás Luis de Victoria y Francisco Guerrero, de la composición polifónica española del Renacimiento. 


Su música es vocal y sacra, con solo un par de excepciones. 


Es, probablemente, el mejor compositor español de toda la primera mitad del siglo XVI y su fama, que se extendió inmediatamente por Europa, pervivió durante los siglos siguientes.

jueves, 25 de febrero de 2021

#49 Gil de Siloé: Retablo de la cartuja de Miraflores

 

Foto de Turol Jones (2009)
CC BY-SA 2.0
Vía Wikimedia Commons


 

Ubicación: cartuja de Miraflores (Burgos)

Fecha: 1496-99

Época: Arte gótico

Autor: Gil de Siloé

 



 

Gil de Siloé, el más espléndido escultor isabelino

 

Mientras en Italia se desarrollaba la escultura renacentista, en España se seguía con modelos góticos, que desplegaron gran esplendor y riqueza en época de los Reyes Católicos.

Estamos ya a finales del siglo XV, época isabelina, pues reinaba ya Isabel la Católica. De hecho, fue ella la que encargó al escultor Gil de Siloé, que tenía un espléndido taller en la rica ciudad de Burgos, la construcción de un sepulcro para sus padres, Juan II e Isabel de Portugal, así como para su hermano, el infante Don Alfonso. Esto fue allá por los años 80 del siglo XV. 

Pero hoy voy a hablar de algo que queda detrás de este sepulcro real, el retablo tallado en madera, policromado y dorado, en el altar mayor de la cartuja. Un retablo es lo que veis, una talla en madera enorme dividida en campos y calles, con profusión de figuras y escenas, todo pintado y dorado.

Esto de los retablos es como una cosa muy española, y a finales del siglo XV hicieron un montón de ellos, cada vez más grandes, para dar esa imagen omnipresente para el parroquiano.  Impresiona, marea un poco, pero distrae la mirada, escudriñando cada rincón y viendo cositas diversas.

Quien compuso el retablo, o sea, tuvo la idea general y lo talló, con ayuda de su taller, fue Gil de Siloé, y el policromado y el dorado corrió a cargo de Diego de la Cruz. Como ya estamos en la última década del siglo y, por lo tanto, ya estaba descubierta América, se dice que el oro de este retablo procedía de los primeros envíos del continente americano. A saber.

He leído que la técnica empleada por Diego de la Cruz para la policromía era bastante sofisticada, se llamaba brocado aplicado y que consiste, al parecer, y según la Wikipedia, en añadir una filigrana que se ha labrado por separado a los ropajes y las hornacinas.

La impresión general es muy abigarrada, que todo está lleno, y nos puede parece confuso. Lo cierto es que tiene su orden, es una composición bastante pensada que hay que ir descubriendo por partes. Por cierto que se considera inspirado por los modelos alemanes.



En el centro hay un círculo grande, con Jesucristo crucificado. A un lado la Virgen y al otro San Juan.

En torno suyo, cuatro círculos más pequeños con escenas de la Pasión.





 


La última cena

 



El prendimiento



El descendimiento de la cruz

Arriba hay un pelícano, símbolo del sacrificio eucarístico, pues se creía que el pelícano alimentaba a su descendencia con su propia sangre.

Fuera de la rueda, se ve a Dios Padre a la izquierda y al Espíritu Santo, a la derecha, aguantando el travesaño de la cruz.

En otros círculos que quedan fuera se distingue a los Evangelistas.

En la parte inferior se representa la Anunciación y el Nacimiento.



En los lados, las estatuas orantes y los escudos de armas de los reyes enterrados en la capilla, Juan II e Isabel de Portugal. Leones rampantes sostienen el escudo de castilla, y dos ángeles el de Portugal.

En el rectángulo inferior se ven figuras de gran tamaño que representan a diversos santos, como Catalina de Alejandría o Santiago el Mayor.

Hay un curioso mecanismo rotatorio en la parte que queda encima del tabernáculo. Según el momento del año, presenta una escena diferente. En total, son seis.

El estilo es de gran originalidad. La talla es excelente, no en vano una de las cosas que más se dicen de Gil de Siloé es que tenía una gran maestría técnica. También era virtuoso en el labrar piedra y alabastro, como demuestran los espléndidos sepulcros de los reyes en la Cartuja.

Unía una gran fantasía al realismo en la representación de las figuras.

Hay que enmarcar esta obra dentro de ese estilo gótico isabelino tan peculiar de España que mezclaba las formas góticas con influencias mudéjares y flamencas.

Os preguntaréis quién era este Gil de Siloé. Y mucha otra gente, también le gustaría saberlo. Desde luego, es una de las máximas figuras de la escultura hispánica, y por lo tanto, de toda Europa, en este momento histórico. Ahora, no se sabe de dónde venía, parece que tiene un origen nórdico, pero no se aclaran si vino de Amberes, o de Orleans, si era alemán de Núremberg o qué.

Nació en torno a 1440-50, tenía un gran taller en Burgos, donde trabaja entre 1483 y 1500 y debió morir más o menos en el cambio de siglo. Tuvo una vida más bien acomodado porque era el escultor del momento. Sus obras más importantes son estas de la Cartuja de Miraflores, no solo el retablo, sino también los sepulcros reales.

 


Sepulcro de Alfonso de Castilla (1492). este era hermano de Isabel la Católica, y si no hubiera muerto a los 14 años, pues el rey habría sido él y la historia de España habría sido posiblemente distinta.



Sepulcro de don Juan II y doña Isabel de Portugal (1493). Estos que veis aquí, en su original sepulcro en forma de estrella, son los papás de Isabel la Católica. El alabastro parece labrado como si fuera cera.

Burgos es una de esas ciudades de la España interior que siempre merece una visita de fin de semana. Pero no os quedéis solo en la catedral gótica o el Museo de la Evolución Humana. No seáis vagos y cruzad el río Arlanzón y acercaos hasta la Cartuja de Miraflores. Es Bien de Interés Cultural desde 1923 y forma parte del Patrimonio de la Humanidad, como extensión de «Caminos de Santiago de Compostela: Camino Francés y Caminos del Norte de España».

Puede que aún tardemos un poco en salir al extranjero, pero cuando podamos salir entre provincias o comunidades, podemos gozar del turismo interior descubriendo estas joyitas patrias.

miércoles, 24 de febrero de 2021

Día #43

 


 

Hoy he trabajado once horas. Derrengada me marcho a dormir.


No sé ni cómo he sacado aún tiempo para leer algo, dar un pequeño paseo y escuchar música religiosa católica del barroco, compuesta por el veneciano Antonio Lotti (1667 – 1740). 


«Crucifixus» (2016) del Syred Consort con la orquesta de St. Paul’s y Ben Palmer.

martes, 23 de febrero de 2021

Día #42

  

Escuchando por You Tube cómo interpreta a Bach Alina Rinátovna Ibraguímova (Али́на Рина́товна Ибраги́мова), violinista nacida en 1985. 


Un talento nuevo ya sobradamente consolidado. Si queréis conocerla mejor, también está este documentalillo de un cuarto de hora. Me encanta su, no sé, energía, y esa seriedad tan rusa a la hora de interpretar la música clásica.




lunes, 22 de febrero de 2021

Día #41

 



 

 

Una «Puccini Gala» que sacó la Decca en 1998 con distintos cantantes: Caballé, Maria Chiara, la Freni, la Tebaldi, Birgit Nilsson & Dame Joan Sutherland en la parte femenino; los muchachos son Carreras, Corelli y Pavarotti. Directores varios (Chailly, Karajan, Maazel & Mehta). Un poco de todo, recopilatorio, ya se sabe.

 

«Il bel sogno di Doretta» aquí lo canta la Tebaldi. Un aria que siempre me gusta. Bueno, en realidad, todo el disco es una recopilación de arias favoritas, de esas muy escuchadas y de las que nunca te cansas. Puccini es lo que tiene, muy sentimental, muy pegadizo, de esos que te conmueve al mismo tiempo que te dices, ¿pero por qué, mira qué argumento tan…?

sábado, 20 de febrero de 2021

Día #39

 

Cuarteto de cuerda n.º 1, D 18, compuesto por Franz Schubert en 1810 o 1811, en cualquier caso, ya se ve, jovencísimo, en torno a los trece años de edad.

 


Termino «Eso no estaba en mi libro de historia de España», bastante ameno, de Francisco García del Junco (Muy bueno el capítulo dedicado a la expedición filantrópica de la vacuna, impulsada por el rey Carlos III, se salvaron millones de personas gracias a esta iniciativa.

 

También la defensa de Cartagena de Indias por Medio-hombre.

 

O la exploración de África por Iradier.

 

O qué fácil es desmontar la falsedad sobre que los españoles perpetraron un genocidio en América.


Entre muchas otras cosas, ligerito.

viernes, 19 de febrero de 2021

Día #38

 

 

Retrato anónimo de Mozart
1777, "Retrato de Bolonia"

Concierto para violín n.º 4 en Re mayor, K 218 «Strassburger-Konzert»

 

Octubre de 1775, 19 años tenía Mozart. Habían pasado sus viajes a Italia y durante unos cuatro años estuvo aburguesado en Salzburgo, dando a luz a cinco conciertos de violín.

 

En el formato italiano inserta la sensualidad del estilo galante francés, y todo es encanto, sereno, tan fácil y sin embargo con tanta exigencia virtuosística…

 

Lo de Strassburger le viene, al parecer se lo dio el padre, Leopoldo Mozart, por la musette del último movimiento, que recordaba a un aria oída en Estrasburgo. Aunque no hay que descartar que se refiriera también a un tipo de baile de la época.

 

Leo en la wiki que el autógrafo de la partitura se preserva en la actualidad en la Biblioteca de la Universidad Jagellónica de Cracovia, ¡qué cosas!

jueves, 18 de febrero de 2021

Día #37


 


No hay instrumento que nos suene a los españoles más familiar que la guitarra


No es el de timbre más hermoso, por ejemplo carece de la dulzura del oboe. A mí personalmente, dentro de los instrumentos de cuerda, me encantan los graves como el violonchelo o la viola da gamba.

 

Pero aun así, es algo que lo sentimos tan nuestro, forma parte tan de nuestra cultura, que incluso cuando escucho a Bach en arreglos para guitarra, me suena flamenco.


Eso pensaba yo escuchando este álbum...

 

Bach: «Pour la Luth ò Cembal» de Sean Shibe aunque en Spotify viene como J.S. Bach: Lute Works (Arr. for Guitar)  © 2020

 

Son transcripciones a guitarra de las suites BWV 996 y 997, así como el preludio, fuga y allegro BWV 998, las tres obras compuestas para laúd.

martes, 16 de febrero de 2021

#81 Werther

 

Representación de la Gran Ópera de Florida
Foto de Daniel Azoulay
[CC BY 2.0], vía Wikimedia Commons



 

 


 

 

 

Estreno: Viena, 16 de febrero de 1892

Compositor: Jules Massenet

Libretistas: Édouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann

Género: drama lírico

 

Tal día como hoy, del año 1892, se estrenó en el Teatro Imperial Hofoper de Viena, la versión en alemán de esta ópera.

 

Werther es la ilustración francesa de la novela de Goethe sobre un tipo enamorado de la mujer de su mejor amigo y que acaba suicidándose por ello.

Es una de esas óperas que prefiero simplemente escuchar, porque no me gusta el tema. He perdido a gente por culpa de la depresión y el suicidio, y tengo a mi alrededor personas deprimidas que temo que algún día me den un disgusto.

Así que no, esta visión romántica del suicidio me hace sentir fatal. Supongo que es mi trigger.

Por eso digo que la oigo, no la veo. La música de Massenet es preciosa. Es un tipo muy elegante, con una música adorable, que no se deja caer en la sensiblería. Como hay que escucharla en francés o en alemán, no entiendo bien lo que cantan y casi que mejor, así no me entero.

Por destacar una pieza de esta ópera, por supuesto, es el aria, en el acto III: «Pourquoi me réveiller?». Y, si puedes escucharla interpretada por Alfredo Kraus, ya es la perfección suma.

¿Qué grabación proponer de esta ópera? Me parece inevitable escoger a Kraus, con Tatiana Troyanos y dirigidos por Plasson. Es del año 1979, creo, con la Orquesta Filarmónica de Londres, para la EMI.

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español y francés, así como discografía de referencia, en Kareol

lunes, 15 de febrero de 2021

Día #34

 

Alicia de Larrocha (1923-2009)

 

Hoy me he levantado muy española. 


Un lujo de otros tiempos.

 

Falla: Noches en los jardines de España; El sombrero de tres picos; Interludio de La vida breve. Con las talentosísimas españolas Alicia de Larrocha y Teresa Berganza, una barcelonesa y otra madrileña.


Orquesta de la Suisse Romance, Sergiu Comissiona, Ernest Ansermet © 1988 Decca

domingo, 14 de febrero de 2021

Otras obras de Durero


La obra de Alberto Durero, como pintor, grabador, y dibujante, es enorme, y se difundió muchísimo. No es de extrañar que muchas obras suyas aparezcan en los libros de Historia del Arte. Es uno de los grandes maestros, aunque creo que su nombre no es tan conocido entre el gran público. ¿Por qué? Bueno, en mi opinión, la Historia del Arte se ha escrito, sobre todo, por lo que los historiadores encontraban en Londres, París, Florencia y Roma, así de simple. Hablaban de eso, y dejaban de lado cositas que había en otras ciudades italianas, o en España o por Alemania.

Y claro, a Durero lo tienes que ver en Viena y en Alemania. Aunque haya obras suyas en El Prado o el Louvre, el turista va a esos macromuseos a mirar otras cosas.

Bernard Zumthor firma el artículo sobre Durero en el Diccionario Larousse de la Pintura y dice de él:

Durero hace una síntesis, prácticamente única en la historia del arte, de los principios del Renacimiento y de un lenguaje plástico muy elaborado, encrucijada compleja de influencias renanas y holandesas. Así, y no sin ambigüedad, es el último representante de la generación gótico-flamígera, de la que procede, al mismo tiempo que proyecta en su tiempo y para el futuro el genio humanista de un pensamiento que le define como «el primer artista moderno al norte de los Alpes» (L. Grote).

Por cierto, que de algunas obra que voy a comentar aquí pondré transcripción de lo que cuenta el Larousse.

Ya comenté el Autorretrato con guantes de El Prado y sus autorretratos. Hoy me toca hablar de otras obras. Pero ya digo que su obra es enorme. ¿Cómo escoger…? ¿Lo más visto, lo que me gusta más…? Creo que ordenaré según técnica y temática, de lo que más me gusta a lo que no me llama. O sea, lo que sigue a continuación es una selección puramente personal entre lo mejor de este maestro, a caballo entre el siglo XV y el XVI.

Acuarelas

Empezaré con alguna de las acuarelas que pintó reflejando animales, plantas y paisajes, que me dejan alucinada, porque a mi el mundo natural me fascina.


Empiezo por mi favorita, La liebre que se conserva en el Museo Albertina de Viena. Es del año 1502, una acuarela sobre papel que mide 25 cm × 22,5 cm. Al parecer, en detalle, en el ojo, puede verse el reflejo del taller del pintor. Se hicieron numerosas copias de esta obra, fue un auténtico éxito de ventas. La liebre original es ésta, que llegó en 1796, al palacio del duque Alberto de Sajonia-Teschen, la actual Albertina. El duque lo recibió a través de un intercambio de obras de arte con el emperador Francisco II. El cuadro se considera una de las obras de arte más importantes de la colección debido a su representación excepcionalmente realista.

Creo que Durero es quien mejor representa la naturaleza en aquella época. Hay que mirar mucho en los fondos de los cuadros de los maestros italianos para encontrar algo del mundo natural, pero es parcial e idealizado. No he encontrado en ninguno de ellos nada parecido a la obra acuarelística de Durero. Me parece algo más propio de la sensibilidad nórdica, quizá porque al norte de los Alpes eran más rurales, mientras que al sur todo era urbano y civilizado, les interesaban más los jardines cuidados que la naturaleza fragorosa e indómita.


Del año siguiente, 1503, es esta Gran mata de hierba, otra acuarela del Albertina. Mide 40,3 cm × 31,1 cm. No se me ocurre nada más sencillo que pueda estar mejor representado.

Ese interés científico por observar y reproducir la naturaleza en sus dibujos es de un auténtico naturalista. No se ceñía a animales y plantas, sino también al conjunto de un paisaje, que captaba con su acuarela así, rápido, del natural. Os pondré un ejemplo nada más.


Vista de un castillo sobre rocas a orillas de un río (1494). Kunsthalle, Bremen.

Leo en mi libro de Pintura paisajista, de Norbert Wolf, que Alberto Durero hizo sus primeras acuarelas de paisajes en su primer viaje a Venecia in situ.

Nadie antes había trabajado con tal libertad y precisión con la acuarela. Durero, así parece, se deleitó especialmente en el carácter transitorio de la impresión visual, se entregó a una belleza marcada por la inmanencia efímera.

Aunque advierte el autor que nuestro entusiasmo actual no debe hacernos olvidar que no eran obras con una finalidad en sí misma, sino que servían para preparar paisajes que pondría en el fondo de sus cuadros.

Esta habilidad con el dibujo encajaba perfectamente con su actividad como grabador.

Grabados

Aprendió el oficio siendo muy joven. Es uno de los mejores grabadores de todos los tiempos. Según el Diccionario Larousse, «fue su obra gráfica la que le dio fama internacional durante su vida y en el siglo XVI toda Europa copiará su infinidad de dibujos, madera y cobres grabados».

Ejecutó obras xilográficas (grabado en madera) y calcografías (sobre cobre). Estos métodos permitían sacar varias reproducciones de la obra, las láminas con sus dibujos se extendieron por toda Europa rápidamente.

En xilografía realizó las series del Apocalipsis, la Pasión y la vida de la Virgen.


Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1498) aún conservan un fuerte toque gótico. Mide 39,9 cm x 28,6 cm. Esta serie sobre el Apocalipsis está considerada como «una de las maravillas de todo el arte alemán» (D. Larousse).


Grabado xilográfico es también una de las obras más famosas de Durero, su Rinoceronte, creado en 1515, y muy copiado en los siglos siguientes. El tamaño de la lámina es 21,4 cm × 29,8 cm. Las imprecisiones anatómicas evidencian que no vio ningún ejemplar, sino que se basó en una descripción y dibujo esquemático hecho por otros de un rinoceronte indio que había llegado a Lisboa, el primer ejemplar vivo visto en Europa desde los tiempos del Imperio romano.

Frente a las xilografías, el grabado sobre cobre permite una línea más flexible, lo cual es más acorde con un dibujante tan excelente. A este método debemos grabados como la Melancolía o El caballero y la Muerte, que son consideradas sus obras maestras.


El caballero, la muerte y el diablo (1513), grabado de 24,8 x 10,1 cm. Es uno de sus grabados más logrados. En una placa, a la izquierda, se distingue el monograma de Durero.


San Jerónimo en su estudio (1514) representa el ideal de sabio humanista. Grabado sobre papel verjurado, hoja de 25,4 x 19 cm, National Gallery of Art, donación de R. Horace Gallatin

 


¿Y qué decir de esta Melancolía I (1514), grabada a buril? Museo Städel. Una figura femenina, sentada, en el primer plano, ejemplifica el temperamento oscuro, el “perro negro” de la depresión. Es un cuadro que ha de interpretarse en sentido alegórico. La melancolía tiene alas y de su cinturón cuelgan llaves y una bolsa de dinero (poder, riqueza), con instrumentos de medición alrededor (sabiduría) y herramientas a sus pies. Un panel de números "mágicos" suman 34 en todas las direcciones. Pese a todo eso que la rodea, se abstrae en sus pensamientos, hundida en su tristeza.

Retratos

De su obra pictórica la que me resulta más interesante es su retratística. Voy a poner un ejemplo de su arte, uno femenino y otro masculino:

Retrato de una joven veneciana (1505). Óleo sobre tabla, 35 x 26 cm. Viena, M.º Kunsthistorisches. Dice el Larousse que esta obra, inacabada, es de una delicadeza y valor tonal evocadores del Carpaccio.


Retrato de Bernhart von Reesen (1521). Óleo sobre tabla, 45,4 x 31,5 cm. Dresde, Staatliche Kunstsammlungen.

 Acabo por lo que en su época era muy apreciado aunque actualmente nos puede dejar más fríos: sus cuadros religiosos. A mí me pasa también con muchas obras de los maestros italianos como Rafael o Leonardo, que admiras la técnica, pero realmente no emocionan porque esto de la espiritualidad no es lo mío.


La Natividad (h. 1502-4), tabla central del Retablo Paumgartner. Temple sobre madera, 155 x 126 cm. Alte Pinakothek (Múnich). Leo en el Laurosse:

Natividad concebida según la fórmulas góticas tradicionales, pero, por primera vez, Durero racionaliza la construcción de la decoración aplicándole muy rigurosamente las leyes de la perspectiva.


La adoración de los magos (1504). Óleo sobre madera, 100 cm × 114 cm. Galería de los Uffizi (Florencia). Pintada para Federico el Sabio, es aún más notable [que la anterior]; en ella, es estudio de la perspectiva y las proporciones se lleva con una precisión difícilmente superable, con la dirección del punto de fuga diagonalmente orientada según un movimiento que será característico del arte Barroco. Por la sabia composición de los contrastes y el diálogo natural de los personajes con su entorno, Durero… logra aquí una síntesis límpida que recuerda irresistiblemente a Leonardo (D. Larousse).

La fiesta del rosario (1506). Óleo, 162 cm × 194,5 cm. Galería Nacional (Praga), obra que constituye la terminación y síntesis de su obra anterior y, sin duda, la obra más importante de su carrera. La composición, una vez más, deriva ampliamente de las «sacras conversaciones» de Bellini; pero Durero cambia el lado solemne, angélico y meditativo de las representaciones tradicionales de dicho tema, por una atmósfera de efervescencia ordenada como en las composiciones de Stephen Lochner, en torno a la pirámide central –Virgen, papa, emperador- equilibrada poéticamente por el paisaje etéreo abierto en el plano del fondo. El color, más que la estructura, da a la composición su orden supremo. Tratada con agilidad, con modelados flexibles y sugerencias luminosas logra el contraste y la unidad profunda de su explosión «veneciana» y del lirismo grandioso heredado de los pintores renanos del siglo XV que encargan el ceremonial de la escena (D. Larousse).

Jesús entre los doctores (1506). Óleo sobre tabla, 64,3 cm × 80,3 cm Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid), contraste expresivo entre la belleza juvenil de Cristo y la vejez, a veces caricaturesca, de los doctores (D. Larousse). Hay aquí un toque muy flamenco, muy a lo que vemos en un Bosco o en un Brueghel.

Y paso ahora a una de sus obras maestras: Adán y Eva (1507). Óleo sobre tabla, 209 cm × 81 y 80 cm; Museo del Prado (Madrid). 

Expresan el ideal de belleza de Durero: clásica, pero pasada por el tamiz de una sensibilidad germánica.

Sigue los modelos italianos, pero la fluidez del contorno, la suavidad que le da a las formas, dan como resultado unos seres más de carne y hueso que las escultóricas pinturas de, por ejemplo, un Miguel Ángel. En esta obra, realizada después de su segundo viaje a Italia, se comprueba que Durero tenía conocimiento del desnudo clásico. Son de los primeros desnudos a tamaño natural de la pintura alemana. ¿Y cómo es que estas maravillosas tablas están en El Prado?

El cuento merece la pena. Han viajado un poquitillo. Eran propiedad del Ayuntamiento de Nuremberg, que se las regaló al emperador Rodolfo II, que gustaba de los desnudos. Estaban estas tablas en el castillo de Praga cuando, en el curso de la guerra de los Treinta Años, ejércitos suecos y sajones lo saquearon (1648); la he dicho mil veces que el arte es un botín muy goloso en tiempos de guerra. Adán y Eva pasaron a ser propiedad del rey de Suecia, apareciendo en un inventario en 1652. Un par de años después, la reina Cristina de Suecia se las regaló a ese gran coleccionista que fue Felipe IV de España. Estaban en el viejo Alcázar de los Austrias, aquel que ardió (1734), y de allí lo llevaron al Palacio del Buen Retiro, y luego a finales de siglo fueron a parar a la Academia de San Fernando para los estudiantes de arte. Y, en fin, en 1827, en tiempos del rey felón, pasaron al Museo del Prado, aunque como eran desnudos estaban en una sala especial que solo podía verse con permiso especial. No se expusieron públicamente hasta el año 1838.


Seguimos con otras obras que realizó después de su segundo paso por Italia: el Martirio de los diez mil cristianos (1508), un tema muy popular en la Alemania de la época. Óleo sobre lienzo, 99 cm × 87 cm, M.º Kunsthistorisches, Viena.



Adoración de la Santísima Trinidad (1511), Temple y óleo sobre madera, 135 cm × 123 cm; M.º Kunsthisrorisches, Viena. Este retablo de Todos los Santos, como el anterior, tiene una abigarrada acumulación de personajes, a los que ubica en un espacio copernicano, esférico, lo que le concede un carácter visionario anunciador de Altdorfer, Bruegel, Tintoretto y los Maestros del Barroco (D. Larousse).



Y acabo con su última obra maestra, Los cuatro Apóstoles (San Juan, San Pedro, San Pablo y San Marcos, 1526) que se conservan en la Alte Pinakothek de Múnich. 

Los ejecutó después de su viaje a los Países Bajos, en la última etapa de su vida. Algún eco flamenco se aprecia por ejemplo en el plegado de los paños. 

Son monumentales, más de dos metros de largo, un tamaño mayor que el natural. Estas dos tablas tienen la misma anchura, 76 cm, aunque la altura es un poco distinta: 215,5 cm de alto la una y 214,5 cm la otra.

Reduce a los personajes a lo esencial: sus rostros intensos, representando cada uno de ellos a una edad del hombre y a un temperamento (sanguíneo, melancólico, etc.), a tamaño casi natural, sobre un fondo oscuro.

Toma el valor de testamento espiritual. Juntos, los cuatro apóstoles encarnan al hombre, sus edades, sus estados de ánimo: en la hoja izquierda, Juan, joven y sanguíneo, acompañado por Pedro, flemático, con la espalda encorvada por los años; a la derecha el activo Marcos con Pablo, grave e inquebrantable. El color, lleno de modulaciones plásticas, completa el mensaje esotérico de la obra por el contraste entre los acordes complementarios cálidos, rojo-azul-oro, y las tonalidades frías, blanco y gris-azulado. Apariciones intemporales, estas figuras son por su presencia espiritual la encarnación, los pilares y las garantías de una fe y una moral nuevas y del estado universal y profundamente natural que fue el del maestro de Núremberg (D. Larousse).

Acabo con esto mi viaje por el universo pictórico de Alberto Durero. Un artista que reivindicó la nobleza de su arte, como algo más complejo que la mera artesanía. Que se retrató una y otra vez, quizá no tanto por narcisismo (aunque ese Autorretrato desnudo no deja detalle de su cuerpo serrano) sino porque necesitaba reflexionar, experimentar, examinar la realidad de esa manera. 

Era un artista que miraba el universo y reflexionaba sobre él con ojos de artista, intentando encontrarle su sentido. Sus dibujos, grabados y cuadros eran su forma de pensar y explicarse el mundo, de intentar darle un sentido. Es algo más que un pintor de cromos, de colorines, es el pintor como intelectual humanista.