The Silence of the Lambs
Año:
1991
País:
Estados Unidos
Director:
Jonathan Demme
Música:
Howard Shore
Porque a veces en el género, todo encaja y te producen
una obra maestra perturbadora, y cuyo final feliz es de lo más inquietante.
Esta
película la vi cuando se estrenó y para mi fue un mazazo, porque nunca había
visto una de suspense igual. Ahora ya todo el mundo,… pero entonces, no.
Es
una película de género de suspense, thriller, horror, lo tiene todo. Y sigue
las pautas del género, ¡en tantos sentidos…! Una investigación para averiguar
quién es el malo. Una agente del FBI bastante novata, a la que lanzan a las
garras de un psicópata para que le extraiga secretos útiles a la investigación…
Ya
he dicho aquí, o igual en mi otro blog, que una de misterio funciona lo que
funcione el villano. La regla es “cuanto peor, mejor”. Aquí se cumple a
rajatabla esa regla. Con Hannibal Lecter tenemos uno de esos personajes
cinematográficos inolvidables, por su crueldad, su brutalidad mezclada con
sofisticación, consigue que sea a un tiempo temible y atractivo, no hay que
gritar, no hay que dejarse llevar por la ira, una tranquila maldad es
infinitamente más inquietante. Creo que no podría ser además tan profundo o tan
intenso si lo interpretase otro actor. Anthony
Hopkins lo borda.
Pero
claro, no le puedes poner enfrente a ninguna mema. No, tiene que ser una mujer
fuerte, inteligente, que sepa estar a la altura. Jodie Foster está perfecta en el papel. ¡Podrían haber metido tanto
la pata con este personaje…! Y no lo han hecho. Al contrario, es uno de esos
personajes femeninos que recuerdas de por vida. Un modelo, alguien tenaz, estudioso,
valiente y tan lista que hasta conoce sus propias limitaciones. Jodie, we love you.
Sin
olvidar a los secundarios, claro, esos que se creen más listos que nadie, que
creen que podrán manipular a Hannibal y sacar partido de Clarice y luego son
estos dos quienes les dan sopas con honda. Me chirrían los dientes. El
psiquiatra de la cárcel, el doctor Chilton, es casi una caricatura y se le ve
venir. Pero el jefe de Clarice, Crawford, en plan mucho más sutil, la manipula;
la da la oportunidad, sí, pero también la aparta cuando él cree que conviene, y
juega con que es joven y mujer en un entorno que muchas veces la va a
infravalorar o rechazar.
El
guión funciona como un reloj adaptando una novela más bien mediocre (creedme,
la leí en su día). La luz, la fotografía, es desasosegante, gris, fría, como le
va a la historia. La música es de las que no se entromete, sino que acompaña
con naturalidad las escenas. En fin, que esto es Hollywood en su mejor versión,
la que sabe profundizar y sacar petróleo de lo que –aparentemente- es sólo un
producto industrial.
No
me extraña que sea de esas pocas películas que ganaron los cinco premios
principales de la Academia: Película, director, actores y guión adaptado. Es una
película redonda. La vi hace poco por la tele otra vez y me sigue pareciendo
magnífica.
En
fin, que por mucho que los letraheridos y los cinéfilos me fusilen al amanecer,
debo decirlo: a veces el cine (o los libros) de género, van más allá de lo
comercial y, sin perder el gancho popular, trascienden y son capaces de hacerte
pensar en el sentido de las cosas, de la existencia humana, de lo que las
personas nos hacemos unas a otras y de las mil maneras que tenemos de jodernos
la vida.
Leo
en la wikipedia que The Silence of the
Lambs es considerada un logro «cultural, histórico y estético» por la
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y la cinta original fue preservada
por este ente gubernamental en 2011.
Así
que si tienes la oportunidad y quieres pasar un mal/buen rato con una película
que aún mantiene toda su capacidad de perversa fascinación, dale una
oportunidad.