Rogelio de Egusquiza: Parsifal (1910) Óleo sobre lienzo, Museo del Prado |
Parsifal
Estreno: Bayreuth, 26 de julio de 1882
Compositor: Richard Wagner
Libretista: el compositor, basándose en el poema de Wolfram von Eschenbach
Género: Bühnenweihfestspiel, que he visto
traducido de diversas maneras, como «festival sacro dramático-solemne», «festival
sacro para la escena» o «festival sacro dramatizado».
Tal día como hoy, del año 1882, se estrenó en el Festspielhaus de Bayreuth la última ópera de Wagner
Con esta obra, según el gruñón
Nietzsche, Wagner «se había arrastrado hasta la cruz».
Parece que incluso ello dio pie a que rompieran su amistad.
Wagner componía la música, sí, pero también escribía los libretos, muchas veces a lo largo de los años. Aquí se aleja de sus historias mitológicas de valquirias y nibelungos, héroes y superhéroes mágicos, y se centra en una historia medieval cristiana.
Amfortas (barítono), el rey de los caballeros del Grial, está enfermo desde que fue a combatir a un malvado mago, Klingsor, y cayó seducido por una mala mujer, Kundry. Con aquello quedó deshonrado.
A su palacio llegará un tipo simplón (tenor), que no sabe ni quién es ni cómo se llama, ve todo pero nada entiende.
El malo de la película, Klingsor (bajo), intentará, usando a la misma seductora, acabar con el mozo. Al principio parece que caerá, como otros, en las sensuales redes de las doncellas-flor y de Kundry (soprano). Ella sabe quién es: Parsifal.
Luego resulta que no, que al final es él quien se mantiene entero y acabará salvándola a ella y hasta la bautizará al final.
Un beso que pretendía ser su caída en la depravación le sirve justo para lo contrario, para sentir piedad por el sufriente y con ello, comprender su destino.
Curioso, que un beso sea el punto central sobre el que pivota la trama.
Parsifal, hasta ese momento, era básicamente un simple, un idiota, pero la piedad es lo que le convierte en un hombre sabio, digno del Grial.
Él será quien consiga triunfar donde otros fueron derrotados, aunque para ello le lleve años, vagando por ahí, maldito por Kundry.
Acabará sanando a Amfortas con la lanza sagrada y convirtiéndose él mismo en rey del Grial, un día de Viernes Santo.
Como veis, hay tópicos reconocibles en la historia: el buen salvaje, el hombre sencillo que triunfa donde otros fracasan precisamente por su pureza, la sabiduría adquirida gracias a la piedad que siente por el sufrimiento ajeno.
Georges Rochegrosse: El caballero entre las flores (1994) Óleo sobre lienzo, Museo de Orsay Representa a Parsifal entre las doncellas-flor |
Son tres actos llenos de música maravillosa, la cumbre o el remate final de la producción wagneriana, al término de su vida. La música fluye, entrelazándose con los parlamentos, las arias solitarias, los dúos, los coros… Requiere cantantes recios, poderosos, como propio de Wagner. Pensad que son horas y horas, ahí, cantando.
El otro día me vi esta ópera en You Tube. Sus más de cuatro horas me hicieron pensar. Realmente, a día de hoy, ¿alguien tiene cuatro o cinco horas para dedicarlas, sin prisa, a un producto cultural semejante?
¿Las nuevas generaciones, criadas en lo
inmediato, en el scrolling infinito,
incapaces de concentrarse más de un minuto en nada…podrán dejarse llevar a este
festival sacro? También los demás, los viejos que nos hemos quedado atrapados en este tecnoestrés y sufrimos el FOMO, el miedo a perdernos algo.
Hace un par de días, Radio Clásica la retransmitió. Todos los años se puede seguir el festival de Bayreuth por esta cadena. ¿Cuánta gente estaba ahí, escuchando...?
¿Cuántos podemos darnos el lujo del ensimismamiento, hoy en día, contemplando esta historia religiosa, de magia y redención, lanzas, cálices, magos, doncellas-flor…?
No me entendáis mal: Wagner es un compositor bigger than life. Su música, sus famosos leitmotive, temas que van apareciendo una y otra vez caracterizando personajes o situaciones, esos, van a gustar siempre, a cualquiera.
Ahora, el disfrutar de una ópera entera, de cabo a rabo, yo creo que eso sólo es apto para el aficionado al género.
Los demás, realmente, preferirán el típico disco con highlights, con momentos destacados como el preludio o la Música del Viernes Santo, también llamada el Encantamiento de Viernes Santo. Una horita de Parsifal seleccionado agrada a cualquiera, y no me parece mal ese acercamiento.
Parsifal se estrenó en aquel teatro en Bayreth construido exclusivamente para Wagner y sus óperas. Allí donde gentes de toda Europa peregrinaban, en una experiencia casi religiosa. Los wagnerianos eran como una secta. Ríete tú de los fans de Muse o de Taylor Swift.
Aquello era algo que inspiraba a muchos, trascendía a otras artes, todos se significaban como wagnerianos o antiwagnerianos.
Es tradición, por considerarse una obra mística, que no se aplaude al final de los actos ni de la obra. Bueno, así fue en Bayreuth desde siempre. Si realmente Wagner lo quiso así o se trató de un malentendido, que decía que no se aplaudiera entre los actos, pero sí al final, ¿quién sabe? He leído las cosas. Lo cierto es que durante décadas, no se aplaudió.
Wagner quiso que Bayreuth tuviera la exclusiva durante, al menos treinta años, que no se representara en ningún otro lugar. Lógicamente, esto no podía sostenerse y hubo alguna representación fuera, en sitios como Ámsterdam, o en el Met de Nueva York.
Oficialmente, tengo entendido que la primera representación fuera de Bayreuth fue la de Barcelona, en el Gran Teatro del Liceo, el 31 de diciembre de 1913.
Es una ópera no de las más representadas, por lo exigente que es, no está al alcance de cualquier teatro. Exige mucha imaginación, muchos medios para recrear este mundo religioso, mágico, con su misticismo, la alegría, los momentos inmensos y otros de recogimiento, las procesiones solemnes de caballeros, las deliciosas doncellas-flor y su jardín de placeres... tiene que apabullarte. Si no, no es Wagner.
La ópera es todo un continuo en que unas escenas suceden a otras, los motivos aparecen y desaparecen, como bandadas de estorninos danzando en el aire.
¿Momentos concretos que destaquen en esta ópera? Puf, unos cuantos.
Por supuesto, el preludio orquestal, que anuncia los principales temas de la obra.
Del primer acto, el lamento de Amfortas, que se siente indigno como guardián del Grial, visto el pecado en que cayó: «Nein! Lass ihn unhenthüllt! –¡No, dejadlo cubierto!».
El acto II, que gira en torno a Parsifal y Kundry tiene como momento culminante el del beso de Kundry, cuando parece que Parsifal va a quedar seducido pero no, entonces la piedad por el sufrimiento de Amfortas lo hace reaccionar: «Amfortas! Die Wude! Die Wunde! – ¡Amfortas! ¡La herida, la herida!».
Del acto III es tremendamente difícil decir qué es más memorable, pues todo él discurre en ese Viernes Santo mágica, solemne, algo tenebroso por la muerte de Titurel, y cómo Amfortas parece que va a seguirlo, hasta que aparece después de años, Parsifal, con la lanza sagrada. Pongamos el aria de Parsifal, «Nur eine Waffe taugt –Sólo un arma sirve». Se refiere a la lanza sagrada, la que hirió a Amfortas y que ahora podrá rescatarle.
Pero no olvidemos el solemne coro final.
Ferdinand Leeke: Parsifal camino del castillo del Grial (1920) Óleo sobre lienzo, colección privada |
La grabación recomendada de esta ópera
es la de Georg Solti publicada en el año 1973 por Decca, con la orquesta filarmónica
de Viena y el coro de la ópera estatal de Viena. Son intérpretes principales mi
estimadísimo Dietrich Fischer-Dieskau (Amfortas),
Hans Hotter (Titurel) y René Kollo
como Parsifal. Klingsor fue interpretado por Zoltán Kéléman y Kundry, la excelente Christa Ludwig.
Resulta curioso encontrar, entre las Doncellas-Flor (Blumenmädchen) dos célebres cantantes: la deliciosa Lucia Popp y la
encantadora Kiri Te Kanawa.
Para saber más, la Wikipedia, aunque el artículo en inglés es muchísimo más amplio. El libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol.
This is Opera! Dedicó un programa a esta ópera, que puedes ver aquí. Para mi gusto, habla demasiado del Grial y los nazis, pero bueno, la música y las explicaciones que se dan sobre la obra son amenísimas, como siempre.
Una representación que he encontrado en
You Tube, dirigid por Horst Stein, con Siegfried Jerusalem haciendo de Parsifal.