Mario del Monaco, como Otelo |
Otello
Estreno: Milán, 5 de febrero de 1887
Compositor: Giuseppe Verdi
Libretista:
Arrigo Boito, basado en el drama homónimo de Shakespeare
Género: drama lírico
Tal
día como hoy, del año 1887, se estrenó en el Teatro La Scala la que muchos
consideran mejor ópera de Verdi
¿Se puede mejorar a Shakespeare?
Sí, hasta cierto punto.
Obviamente, no la poesía, pero sí se puede contar la misma historia más depurada desde un punto de vista dramático, puramente teatral. Y eso es lo que consiguió Arrigo Boito con su libreto.
Dejó el drama reducido a lo esencial, quitando escenas que no aportan al núcleo de la historia.
Otelo, gobernador de Chipre por la
república de Venecia, y su mujer Desdémona están felices y enamorados. Cuando promociona a su oficial Cassio por delante de otro, Yago,
este decide vengarse, y lo hace principalmente comiéndole el coco a Otelo con
que su mujer le engaña con Cassio. Hasta cierto punto, usa las propias inseguridades
de Otelo, sobre el color de su piel y su identidad, la aceptación… Yago es
auténticamente maquiavélico, no sabe cómo maniobrar para que todos los
personajes obren de manera tal que se acrecienten las sospechas de Otelo. Sabe qué decir a su esposa, a Cassio, a todos para que se comporten de una determinada
manera. Desdémona, en su intento de que su esposo se reconcilie con su oficial,
no hace sino acrecentar las dudas de este.
Acaba la cosa de mala manera. Vamos, esta historia lleva siglos por ahí, pero básicamente Otelo acaba creyendo que su mujer le pone los cuernos y la asesina. Al comprender su error, se suicida.
Ya digo que la historia shakespeariana queda reducida a las escenas imprescindibles. Si en la obra original ya estaban bien definidos psicológicamente los personajes con sus palabras y sus comportamientos, aquí le añade una música que es de lo mejor que compuso nunca Verdi.
Es una de las obras de madurez de Verdi, la penúltima ópera. La anterior había sido Aída (1871). Era rico, respetado. No tenía nada más que decir o demostrar, se retiró a disfrutar de la vida… Algo que a su editor no le acababa de gustar, así que hubo una especie de conjura para hacerlo salir de su retiro. ¿Con qué podrían tentarlo…?
Sabiendo que Verdi admiraba tantísimo a Shakespeare, le hablan de una obra suya, adaptada por uno de los mejores libretistas, Arrigo Boito. Tendría a su disposición cantantes de lo mejorcito de la época: el tenor Francesco Tamagno sería Otelo, el francés Victor Maurel asumiría el de Yago y Romilda Pantaleoni como Desdémona.
Hubo una grandísima expectación en el público, ¡el genio, el compositor más brillante, volvía de su retiro…! El secreto de los ensayos aumentaba la tensión… ¿Podría estar Verdi a la altura de su leyenda?
Sí, ¿cómo no? Gustó tantísimo que el telón tuvo que levantarse una veintena de veces al final de la ópera.
Se la considera entre las mejores del autor, que es casi tanto como decir del repertorio lírico. No le sobra ninguna escena, la orquestación es brillante, no hay ninguna parte que pudieras considerar menor o claramente más floja, de relleno. Aunque distingues momentos solitarios, arias y dúos, todo va encajándose en un fluir continuo de la música. ¿Imitaba Verdi a Wagner? No lo creo, me parece más bien que era la evolución lógica, cuando ya no tenía nada que demostrar a nadie, compuso una ópera digna de su admirado dramaturgo inglés.
Después de este drama lírico, por cierto, solo estrenó una ópera más, una comedia shakespeariana, Falstaff, en 1893.
Esta ópera está tan bien trabada, es tan amena que es de las que merece la pena ver representadas en el teatro porque, bueno, ES teatro, obvio. Pero vamos, que si la escuchas solo como banda sonora, también te encandila.
Tiene momentos increíbles, yo destacaría sobre todo el Credo de Yago (Acto II), «Credo en un Dio crudel», este genio del mal, que cree en un dios cruel que lo ha creado semejante a él. Creo que, sobre todo, porque es una de las grandes piezas para barítono, que es mi voz favorita.
Claro que la Canción del sauce, triste, que canta Desdémona en el acto IV, recordando su infancia con tono muy triste, ya te anticipa que lo suyo es un destino tremendo del que no se podrá librar. El precioso dúo de amor del primer acto queda olvidado, como una burla (Già nella notte densa), a todo lo que vendrá después.
De las diversas grabaciones que hay, he visto muy bien consideradas las dos de Karajan, una en los años sesenta con Mario del Monaco y Renata Tebaldi, la orquesta era la Filarmónica de Viena; y otra en los setenta, co Vickers, la Freni y la Filarmónica de Berlín.
Pero la que yo recomiendo es la del Otelo por antonomasia al menos de la segunda mitad del siglo XX, el tenor que creo que más veces la ha interpretado, mi favorito, con esa voz tan heroica, wagneriana, como exige un papel tan potente: Plácido Domingo. Desdémona era Renata Scotto y el rol de Yago le iba al estupendísimo Sherrill Milnes, James Levine dirige a la National Philharmonic Orchestra y el coro, era el Ambrosiano. Todo ello, en el año 1978, para la RCA.
Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español e italiano, así como discografía de referencia, en Kareol.
Una representación relativamente
reciente que encontramos en You Tube es esta del Teatro Regional del Maule, en
2016.
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