viernes, 18 de marzo de 2022

#30 Sinfonía fantástica


Symphonie fantastique: Épisode de la vie d'un artiste ... en cinq parties

Op. 14

 

Foto de Berlioz (1855), por Franck
[Dominio público], vía Wikimedia Commons

 

Compositor: Hector Berlioz

Estreno: París, 1830

 

La primera sinfonía programática

 

Hector Berlioz (1803-1869) fue un músico romántico francés, y esta es, creo yo, su obra más conocida. Luego está su ópera La condenación de Fausto y ese monstruo desmesurado, Los troyanos. Pero de esas cosas ya hablaremos otro día, si eso. Bueno, también está su Réquiem (Grand messe des morts), op. 5 (1837), que se me olvidaba.

Se dice que esta es la primera sinfonía programática. Con ese término se conoce a la música narrativa, descriptiva de una historia o de unos sentimientos.

En la Wikipedia definen la «música programática» como la «que tiene por objetivo evocar ideas e imágenes en la mente del oyente, representando musicalmente una escena, imagen o estado de ánimo». Sería lo contrario a la «música absoluta», que es la que se aprecia por ella misma, sin ninguna referencia particular al mundo exterior. Gracias, Wikipedia.

A través de cinco escenas, cinco movimientos, expresa sentimientos amorosos del artista, su enamoramiento, los celos, lo imposible que es todo... como se desespera, intenta suicidarse, pero se equivoca con la dosis de opio y sueña que la mata y que le condenan a la guillotina. Luego, en el último movimiento, se imagina que está en un aquelarre y acaba viendo su propio entierro. Todo muy romántico, ya véis.

1 Rêveries – Passions (Sueños – Pasiones)

2 Un bal (Un baile)

3 Scène aux champs (Escena en los campos)

4 Marche au supplice (Marcha al cadalso)

5 Songe d'une nuit du sabbat (Sueño de un aquelarre)

Te transmite muy bien la labilidad emocional de un tipo con una idea fija, que es la amada. Con la música describe el paisaje, evoca las hojas movidas por el viento o reproduce con un golpe la caída de la guillotina, o gritos y risas malévolas, baile de esqueletos... La parte final es quizá la más insana, mientras el artista enloquecido presencia su propio funeral. Recurre al tema del dies irae, y a efectos como eso que llaman col legno, esto es, tocando con la madera del arco

Dicho sea de paso, se sospecha que Berlioz compuso esto bajo los efectos de sustancias psicotrópicas. De ahí que a veces suene algo delirante.

Es una pieza destacada del primer romanticismo. Se estrenó en el conservatorio de París el 5 de diciembre de 1830. Aquel fue el año clave, paradigmático del Romanticismo francés, 1830. El 25 de febrero, en el Théâtre Français, Víctor Hugo había estrenado Hernani. Estos dos jóvenes, Hugo y Berlioz, revolucionaron la vida cultural de París. Representan lo que en la pintura sería un Delacroix.

Lo que inspiró esta Sinfonía fantástica fue una historia de amor imposible de Berlioz por una cantante. ¡Ojo, que ahora viene el salseo!

Berlioz vio a la actriz irlandesa Harriet Smithson interpretando Ofelia en 1827. Ella no le hizo ni caso, lógico, me parece a mí, menudo tarado, enamorarse simplemente por verla en el escenario, eso no es amor real por una persona de carne y hueso. Se supone que la Sinfonía fantástica expresa ese amor no correspondido. La cosa es que todo esto lo hizo sin haberla tratado en persona. 

Sigamos. Berlioz compuso una segunda parte, Lélio. Se estrenó el 9 de diciembre de 1832. Cosas de la vida, Harriet acude a ese estreno y por fin se conocen en persona personalmente, que diría Catarella. Y, aquí viene el Sálvame histórico-musical, ¡se casaron el 3 de octubre de 1833! 

¿Alguien puede sorprenderse de que este matrimonio fuera mal, pasaran años amargos y al final se separasen?

Una cosa es la amada ideal que te montas en la cabeza o el genio musical que admiras, y otra muy distinta la realidad de una persona, imperfecta y en desarrollo, como estamos todos.

Una buena grabación de esta pieza es la de sir Colin Davis con la orquesta Concertgebouw de Ámsterdam (Philips). En Spotify no he visto el disco por separado, sino en «Complete orchestral works», de 1997, más de seis horas de música instrumental. También es histórica la grabación de Munch con la sinfónica de Boston en los años 50 (RCA).

Si quieres saber más, está el artículo en la Wikipedia. En You Tube he encontrado una explicación de la pieza, por Raquel Aller, estupenda divulgadora de estas cosas musicales.

 


jueves, 17 de marzo de 2022

Día #427

 

 

Saint Patrick’s Day. Celebrándolo con una Guinness y mi único jersey verde. 


Debería haber escuchado algo irlandés, pero hoy no tenía yo el ánimo de cosas folkies. Así que me he limitado al Ireland's Call y el Amhrán na Leabhar, que me son más familiares por aquello del rugby. El XV del Trébol y esas cosas.

 

También he vuelto a escuchar un disco que hacía años que no oía, The pure voice of Emma Kirkby. Durante un tiempo fue uno de mis favoritos, de los primeros que compré en iTunes, antes de descubrir Spotify. La cosa es que este disco me gustaba particularmente por la abundancia de temas mozartianos. El « Ruhe sanft…» de Zaïde suena precioso con su voz.




 

miércoles, 16 de marzo de 2022

Día #426


 

En 2019 Rafael Ortega Basagoiti publicó en la revista Scherzo un artículo sobre «Las 10 mejores versiones historicistas del “Réquiem” de Mozart»

 

En orden inverso, la #10 es la de Franz Brüggen (Glossa). Coro de cámara de Holanda y Orquesta del Siglo XVIII. Como curiosidad, mete fragmentos de música gregoriana. Ortega Basagoiti dice que esto «puede gustar más o menos», pero que te lo puedes saltar. A mí se me hizo raro, la verdad, no sentí que añadiera nada. Encima, el volumen era muy bajo en comparación con la parte mozartiana.

 

Redondea el disco con otras dos piezas, de las que destacaría la Musica fúnebre masónica, Köchel 477, una pieza musical preciosa.





 

Sí, es todo un poco fúnebre y extraño últimamente. Este mundo tan eerie, inquietante, como si no fuera del todo cierto y sin embargo, lo es, terriblemente cierto.

 

Segundo día de nube de arena sahariana enrojeciendo el cielo. Coches cubiertos de tierra rojiza como si del cielo manara sangre. Cosa nunca vista en estas latitudes. Después de ver esquiar en plena Castellana, el volcán el año pasado, y la gasolina a dos euros el litro, con la inflación apuntando al doble dígito. Vivir una pandemia, otra guerra en Europa, refugiados por millones, ¿500 días? Estoy empezando a pensar que con 1000 días no me bastará para volver a la normalidad. Y lo que aún nos queda por ver…

 

Aunque, ahora que lo pienso igual las cosas nunca jamás volverán a ser como antes. La mascarilla es lo de menos. Hay que vivir cada día como si fuera el último.

lunes, 14 de marzo de 2022

Día #424

 

De las suites para violonchelo solo, BWV 1007-1012, ya hablé aquí. Son unas de las obras más memorables dentro de la música clásica. 



Por escucharlas en otra versión, he probado con la transcripción para violín que interpreta Johnny Gandelsman (n. 1978). Merece la pena probar una nueva versión de algo muy conocido. Aunque solo sea por curiosidad. 


Le da un aire hasta folklórico, al menos según el New York Times y Celebrity Land.


Es un disco que salió en febrero 2020 y se comentó bastante.


Claro que…, seguiré prefiriendo algo más próximo al original, con Yo-Yo Ma, o Pau Casals, Mstislav Rostropovich etc.


En You Tube podemos encontrar alguna interpretación de Gandelsman.