En
2019 Rafael Ortega Basagoiti publicó en la revista Scherzo un artículo sobre
«Las 10 mejores versiones historicistas del “Réquiem” de Mozart».
En
orden inverso, la #10 es la de Franz Brüggen (Glossa). Coro de cámara de Holanda y Orquesta del Siglo XVIII. Como curiosidad, mete
fragmentos de música gregoriana. Ortega Basagoiti dice que esto «puede gustar
más o menos», pero que te lo puedes saltar. A mí se me hizo raro, la verdad, no sentí que añadiera nada. Encima, el volumen era muy bajo en comparación con la parte mozartiana.
Redondea
el disco con otras dos piezas, de las que destacaría la Musica fúnebre masónica, Köchel 477, una pieza musical preciosa.
Sí,
es todo un poco fúnebre y extraño últimamente. Este mundo tan eerie,
inquietante, como si no fuera del todo cierto y sin embargo, lo es, terriblemente
cierto.
Segundo día de nube de arena sahariana enrojeciendo el cielo. Coches cubiertos de tierra rojiza como si del cielo manara sangre. Cosa nunca vista en estas latitudes. Después de ver esquiar en plena Castellana, el volcán el año pasado, y la gasolina a dos euros el litro, con la inflación apuntando al doble dígito. Vivir una pandemia, otra guerra en Europa, refugiados por millones, ¿500 días? Estoy empezando a pensar que con 1000 días no me bastará para volver a la normalidad. Y lo que aún nos queda por ver…
Aunque, ahora que lo pienso igual las cosas nunca jamás volverán a ser como antes. La mascarilla es lo de menos. Hay que vivir cada día como si fuera el último.
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