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Full
metal jacket
Año: 1987
País: Reino Unido
Dirección: Stanley Kubrick
Música: Vivian Kubrick
Una de guerra de Kubrick
Leo en la Wikipedia en inglés que Kubrick quería
hacer una película bélica, pero que tardó en encontrar una historia que
adaptar, y la halló en la novela de Gustav Hasford The Short-Timers (1979).
No sé, a mí la impresión es que los directores estadounidenses
tienen que hacer su «peli vietnamita», y esta es la de Kubrick. Por ejemplo, Cimino
filmó El cazador (1978), Coppola hizo
Apocalypse now (1979), Oliver Stone, Platoon (1986) y De Palma, Corazones de hierro (1989). Quizá
Spielberg es la excepción a la regla, quizá porque es un director maniqueo, poco
dado a las ambigüedades, francamente incómodo en las zonas grises.
Pero vamos, que directa o indirectamente la
guerra de Vietnam había salido en muchísimas películas, Los visitantes (1972) de Elia Kazan, El regreso (1978), Acorralado
(Rambo, 1982), Desechos (1983) o Birdy (1984). Y, del mismo 1987, Good Morning, Vietnam y La colina de la hamburguesa.
Esto me hace preguntarme, ¿qué aportó Kubrick que no había en otras películas de Vietnam?
Empezaré diciendo que esta película tiene dos partes bien
diferenciadas. La primera, el campamento en el que los reclutas son humillados,
insultados, forzados hasta el límite para convertirlos en soldados anónimos que
sirvan solo para matar. Esa es la parte más lograda y que en otras películas sobre Vietnam no se había visto, o no de esa manera tan despiadada.
La segunda, menos original, pone a algunos de esos soldados en Vietnam. Les pillará la ofensiva del Tet (1968) desastrosa
en lo militar para Vietnam del Norte pero en lo político, todo un shock
para EE. UU., por las muchas pérdidas, y porque les pilló un poco en bragas. No creían que los comunistas tuvieran capacidad para planear y ejecutar semejante pifostio.
Ya digo que, a mi juicio, lo mejor de esta película es la primera parte, ese proceso
de embrutecimiento de los reclutas, constantemente violentados por los gritos
del sargento Hartman. No sé si a día de hoy, superaría la criba de lo
políticamente correcto. Si hay una definición de masculinidad tóxica, con
tacos y grosero hasta decir basta, es ese personaje del sargento, interpretado por
un actor que había sido militar, R. Lee Ermey (acreditado Lee Ermey).
La segunda parte, en Vietnam, no tiene -en principio- nada que no hayas
visto antes o después. Que era una guerra de lo más cochina, sin buenos ni
malos porque ambas partes hacían cosas tremendas, mucha sangre, movimientos o
batallas absurdos, soldados colocados, mujeres prostituidas, si alguno se creía
que iba allí a ayudar a alguien, se encontraba pronto que los «amarillos» no les
tenían ninguna simpatía.
Algo distinto es el personaje de Matthew Modine, el soldado de reemplazo, luego sargento,
James T. «Bufón» Davis. Más que protagonista diría que es el hilo conductor de
los diferentes episodios. Trabaja como periodista militar para Barras y estrellas, periódico editado
por el departamento de Defensa. No nos engañemos, no profundiza demasiado en el
papel de los medios, ya que no es periodista independiente. Solo en una escena se
habla sobre la política editorial de esa publicación: qué había que publicar y
con qué perspectiva.
Lo peor, obviamente, es el trato a la mujer. Casi cada
palabra que sale por la boca del sargento es ofensivo para las mujeres. Lo que
dicen los soldados en referencia a las mujeres es obviamente sexual, siempre. Y
lo mismo respecto a las pocas mujeres que aparecen con línea de guion: están prostituidas.
Lo más «normal», una luchadora comunista, por supuesto sin palabras relevantes. Es un
mundo sin mujeres soldados, ni siquiera en cuerpos sanitarios, sin novias,
mujeres ni madres. La imagen es terriblemente pobre.
La impresión que te deja esta película es desoladora, en general. Está muy bien hecha, no ofrece escenas sobre la grandeza del mal ni la belleza de lo perverso, como por ejemplo Apocalyse now o Platoon o El cazador.
En esas películas hay escenas memorables, que conjugan imagen y música, con interpretaciones shakesperianas, de actores inmensos.
Aquí no es así. Al contrario, todo resulta vulgar: los
personajes, las acciones bélicas, hasta la música ratonera con que la ilustra, muy de la época.
Así que yo diría que lo que aporta Kubrick a la guerra de Vietnam en el cine es precisamente su vulgarización. Todo es de medio pelo.
No encontrarás aquí como personajes trascendentes como los que interpretaron, en otras pelis de Nam, Robert de Niro, Christopher Walken o John Savage, Marlon Brando o Martin Sheen, Tom Berenger o Willem Dafoe, Gary Sinise o Tom Hanks...
No, aquí son tipos ordinarios, hasta chabacanos, con sus bajezas y limitaciones. El personaje de Modine, por ejemplo, que parece el más sensato, recurre a la prostitución, golpea al débil, hasta es inconsistente, lleva una chapa con el símbolo de la paz más por postureo que otra cosa.
Eso es lo que aporta Kubrick, la cutrez de todo lo referente a esta guerra, la ausencia de cualquier gloria.
Ya sabéis que el cine bélico es uno de mis favoritos, por
eso creo yo que hay tantas de ese género en esta lista mía de las 100 mejores. Esta
no es de mis favoritas. No me entusiasma y, sin embargo, creo que la he visto
ya tres o cuatro veces.
En cuanto a los premios, sobre todo fue nominado el actor
secundario R. Lee Ermey, pero ganar creo que solo ganó la de la Sociedad de Críticos
de Boston.
Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity o la Internet Movie Data Base.
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