|
Magdalena Kožená y Jonas Kaufmann en Carmen (Festival de Salzburgo de 2012) Autor: Luigi Caputo [CC BY 3.0], vía Wikimedia Commons |
Estreno:
París, 3 de marzo de 1875
Compositor:
Georges Bizet
Libretistas:
Meilhac y Halévy, basándose en la novela homónima de Merimée
Género: ópera
cómica en cuatro actos
Tal
día como hoy, del año 1875, se estrenó en la Opéra-Comique de París, esta que
es una de las obras esenciales del repertorio.
Cuenta José María Martín Triana, en El
libro de la ópera (Alianza editorial © 1987, 1990, 1992):
Esta ópera es el mejor compendio
de todo el género. Si este desapareciese y sólo quedara Carmen para recordarnos sus esplendores, podemos estar seguros de
que en sus compases volveríamos a hallar todo el fulgor que llegó a tener,
desde el refinado clasicismo de Mozart –no en vano se ha dicho que Carmen presenta huellas de concepción
netamente mozartianas–, hasta el más delicado belcantismo o el más equilibrado
romanticismo.
Es una ópera perfecta para todos los que
quieren empezar en el género, porque el argumento está bien urdido, no le sobra
ningún número, la música es variada y deliciosa y te va llevando pasito a
pasito, desde la ligereza del principio hasta el drama final.
Es una obra capital del repertorio,
posiblemente la más significativa de la escuela francesa. Verdaderamente, como
española, me rechinan los dientes de tanto tópico que acumula: gitana, torero, flamenco, hasta contrabandistas en la sierra. España, y en particular la
riquísima Andalucía, era para esta gente algo tan exótico como la India
colonial de una Lakmé.
Quizá lo que más me irrita es esa manía
de representar a Carmen como una fulana, remarcando la sensualidad de una
manera descarnada, para mí mera excusa de los directores de escena para subir
el termostato en escena.
Creo que quienes mejor pillan cómo es el personaje son las cantantes españolas, señoras como la Berganza, por ejemplo. Carmen no es una ninfómana, Carmen es una mujer libre, que hace de su capa un sayo, va y viene conforme ella decide, lucha por ser dueña de su destino, y paga cara su aspiración a la libertad personal.
Aparte de que cuando el personaje debe bailar, las extranjeras tienen un salero, ya sabéis, lo que decía Sabina, como un belga por soleares. Pues eso.
Ah, ¿que aún no os he contado de qué va?
La historia, para quien no la conozca
es, básicamente, Carmen, que trabaja en la fábrica de cigarros de Sevilla,
apuñala a una compañera, seduce a don José que es el militar que la lleva
presa, luego se encuentran y acabarán en la sierra de contrabandistas. Los
celos de don José acaban incordiando demasiado a Carmen, que lo abandona,
marchándose para estar con un torero, Escamillo, de quien está enamorada. Don
José desesperado, obsesionado por ella, no es capaz de aceptar que ella le deje
y ya sabéis, si no eres mía no serás de nadie. Acaba la historia con un
episodio de violencia de género.
Siempre se recomienda a los que se
inician en la ópera el ABC del género. Carmen es la C de esa expresión. Ya digo
que si quieres ver alguna vez en qué consiste esto de la ópera, esta es una
opción requetebuena. No tienes más que ponerte la apasionada Obertura
(Preludio), y te quedarás enganchada. Aquí todo funciona, la música y la trama,
es una de esas óperas que mejor reflejan que estamos ante un género dramático,
teatral.
Que no nos despiste que pertenezca al
subgénero de la «ópera cómica», eso es porque tiene diálogo hablado, como el singspiel alemán o la zarzuela española o la opereta vienesa, nada más. Aquí hay drama
y hay lirismo, momentos de humor, y otros de tragedia, nostalgia del hogar que
se ha dejado y violencia de la pura pasión por vivir, y un final nada feliz.
Todo ello relatado en estilo francés, lo
que significa que nunca se pierde el equilibrio y la elegancia. Habrá mucho sentimiento exaltado, pero todo está bien medido y calculado para que salga redondo.
Aquí hay muchos momentos estupendos e inolvidables, pegadizos, las
arias de los protagonistas, dúos de amor como el de José y Micaela, el coro de
niños, los toreros,… pero vamos, voy a concretar tres:
«L’amour est un
oiseau rebelle» (El amor es un pájaro rebelde) que canta Carmen en el Acto I y
que es una impactante tarjeta de presentación.
Luego, en el Acto II, «Votre
toast, je peux vous le rendre» (Vuestro brindis, etc.) de Escamillo, el torero,
otro que se retrata de cuerpo entero.
Y, al final del acto, «La fleur que tu m’avais
jetée» (La flor que me lanzaste) de un don José enamorado hasta las trancas.
¿Qué grabación proponer de esta ópera? Para
mí, no hay la menor duda que la que tiene a Teresa Berganza y a Plácido Domingo
en los personajes principales, la siempre encantadora Ileana Cotrubas como
Micaela y Sherrill Milnes de torero. Dirigía Claudio Abbado a la Sinfónica de
Londres, el coro son los Ambrosian Singers. Es disco de DG y data del año 1978.
Para saber
más, la Wikipedia. El libreto, en español y francés, así
como discografía de referencia, en Kareol.