«Barricades»,
disco que sacaron el año pasado Jean Rondeau (clavicémbalo) y Thomas Dunford
(archilaúd). El título viene de las Barricades mystérieuses, una pieza preciosa de
François Couperin con la que se abre el disco y altamente adictiva. Cuando la
oigo, no puedo escuchar una sola vez. Repito y repito.
Es
una de las obras que incluyo en mi Top 100 de música clásica, aunque todavía no
haya hablado de ella.
Mucha gente encuentra irritante el clavecín, y por eso estas piezas del Barroco francés no son de las más populares.
No es mi caso. Tiro mucho de música
antigua, así que es una sonoridad a la que estoy acostumbrada. Emparejada, como
aquí, con un archilaúd, simplemente me encanta.
Las
piezas seleccionadas por Rondeau y Dunford no estaban pensadas para esta
curiosa combinación, pero al ser instrumentos de época, la
adaptación funciona.
Es de esos discos que suenan a un par de amigos pasándoselo bien cogiendo algo antiguo y tocándolo a su manera. Como prueba, el clip que colgó Warner Classics en You Tube. Jean & Thomas y sus barricades mistérieuses:
Conviene
hacer un hueco en el corazoncito para algunas piezas instrumentales del Barroco
francés, como esta, o la «Marcha para la ceremonia de los turcos», de Lully, o
las espléndidas de violagambistas como el señor de Saint Colombe o Marin Marais
(¿cómo olvidar aquella increíble película, «Todas las mañanas del mundo», con su banda sonora de Jordi Savall?).
No
solo de Bach y Vivaldi vive una.
No hay comentarios:
Publicar un comentario