miércoles, 9 de mayo de 2018

#23 Sinfonía n.º 40 en sol menor, K. 550

«Retratro Edlinger», h. 1790
[Dominio público], via Wikimedia Commons

        



Compositor: Wolfgang Amadeus Mozart
Estreno: ¿Dresde, 14 de abril de 1789?


Poderosa, desesperada, tremenda.


Sol menor es la tonalidad de lo patético, lo confuso, lo tremebundo, de la pasión y lo oscuro.
… Lo tenebroso, la noche, la desazón, la angustia, la desesperación…

Sentimientos intensos y negativos que, debo reconocerlo, no suelo asociar a Mozart. Que es intenso, profundamente humano, pero siempre sin perder el equilibrio.

Aunque no tengo oído educado para reconocer las tonalidades de las composiciones, sí que se ha dado la casualidad de que muchas veces las piezas que me gustan están en este tono… O en la menor, que es la misma idea tristona pero en plan más lírico y menos épico.

Mozart compuso dos sinfonías en esta tonalidad, la n.º 25, y este 40. Ambas me encantan, y son un disfrute para cualquiera. Las recomiendo totalmente.

No se sabe cuándo se estrenó, y se han dado diversas fechas posibles. Lo que sí se sabe seguro es cuándo terminó la composición: el 25 de julio de 1788. ¿Por qué? Bueno, en sus últimos años Mozart mantenía al día su catálogo de obras y apuntaba cuándo las terminaba.

En aquel verano de 1788 Mozart trabajó como una máquina, produciendo nada menos que tres sinfonías maravillosas: la n.º 39 en junio, la n.º 40 en julio y la n.º 41 «Júpiter», en agosto. Elucubraba Harnoncourt –leo en la wiki en inglés– que las tres sinfonías eran un trabajo unificado, señalando, entre otros aspectos, que esta sinfonía 40 no tiene ninguna introducción (a diferencia de la n.º 39) y no tiene un final de la escala de la n.º 41.

Hay dos versiones de esta sinfonía, que se diferencian sobre todo en que una la segunda añadió una pareja de clarinetes. Las partituras autógrafas de las dos versiones fueron adquiridas en la década de 1860 por Johannes Brahms, que más tarde donó los manuscritos a la Gesellschaft der Musikfreunde de Viena, donde aún se conservan.

No lo he dicho aún, pero esta es una de las obras maestras de Mozart. Los autores (págs. 622-623 de Poggi y Vallora, Mozart. Repertorio completo) no han podido sustraerse de asociar su tono sombrío con la próxima muerte del autor pocos años después, con «ese profundo y fatalista pesimismo connatural a Mozart» (Abert). En opinión de Greither:

En la sinfonía en Sol menor, el presagio de la muerte y la consciencia de la muerte precoz están expresados de manera conmovedora, pero no sentimental: Mozart lucha por aceptar con confiada resignación el destino que le viene impuesto. 
En La discoteca ideal de música clásica, de Kenneth y Valerie McLeish, Enciclopedias Planeta, 1996, dicen de esta pieza que es «conmovedora y sombría», consideran que Mozart compuso estas tres últimas sinfonías para su propio deleite, y no para mecenas ni recitales públicos y que:

Las tres sinfonías juntas no sólo representan la cima del trabajo creativo de Mozart, sino que superan a toda la música de su época: son una síntesis de las pretensiones de toda la música orquestal del siglo XVIII que, en manos de un genio, se hacen realidad.

Como curiosidad, diré que el retrato con el que ilustro esta entrada es el llamado «Mozart de Edlinger», supuestamente realizado en 1790 en Múnich. La autenticidad de este retrato no está demostrada. Pero sí que es un cuadro que resulta muy atractivo porque tiene bastante calidad y, de ser auténtico, sería el último del compositor en vida. .

Esta obra maestra de Mozart ha sido objeto de muchas grabaciones. Una de las mejores siempre dicen que es la de Erich Kleiber con la Filarmónica de Londres, pero a mí no me acaba de gustar, es un poquito brusca, violenta. Y lo mismo la rapidilla de Furtwängler con la Filarmónica de Viena, así que la que yo recomiendo es la de Karl Böhm con la Filarmónica de Viena, que es más reposada, lo que no quita que siga siendo intensa. Además, la puedes encontrar junto con las otras dos sinfonías finales. En esto reconozco que es manía mía. No me gusta que dirijan a Mozart como si fuera una carga de caballería; prefiero la intensidad contenida

Por internet podemos encontrar esta interpretación de la obra por la Sinfónica de Galicia (una de las mejores orquestas de España, si no la mejor, sí yo como siempre, promocionando la España septentrional) con Dima Slobodeniouk:


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