domingo, 1 de abril de 2018

#24 Clípeo en Santa María del Naranco

Por Ecelan (2008)
[GFDL o CC BY-SA 4.0-3.0-2.5-2.0-1.0]
via Wikimedia Commons



Ubicación: Santa María del Naranco, Oviedo (España)
Fecha: 842
Época: Arte asturiano





El otro día hablé del edificio que se alza en las laderas del monte Naranco, en Oviedo (Asturias). Hoy voy a hablar de las artes figurativas del arte asturiano.

Como podéis imaginar, se conservan pocos restos. Se trata, sobre todo, de relieves dentro de los edificios. No son sólo adornos, sino que transmiten mensajes religiosos.

Lo que más me gusta de estos elementos escultóricos tan modestos es que en realidad, tienes que fijarte mucho para ver qué está ahí representado, y luego pensar qué significado o sentido trascendente tiene. 
Qué ves tú y qué veían aquellos cristianos de mediados del siglo IX, en un pequeño reino entre las montañas y el mar, con una gran potencia al sur, mucho más refinada y poderosa, y de una religión diferente.
Hay relieves en las jambas de San Miguel de Lillo, por ejemplo. Pero yo me quedo con los clípeos de Santa María del Naranco.

Un clípeo, en arquitectura, no es más que un medallón de forma redondeada. La palabra viene de un escudo abombado que usaban los antiguos griegos y romanos.
Aparecen en las enjutas (los huecos entre los arcos). El que he traído aquí como ejemplo tiene una parte redonda y otra alargada por encima. En la parte superior se ve una cruz patada, que recuerda a la de los caballeros templarios, solo que estamos en el siglo IX y esa orden aún no se había creado, así que no dejéis volar vuestra imaginación. En realidad, lo que representa es una cruz de la victoria, con las letras alfa Α y omega ω (principio y fin) colgando de sus brazos. Fue un emblema fundamental del nuevo reino cristiano.
Y como ejemplo tenemos las dos cruces que se conservan en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo. La más antigua, llamada Cruz de los Ángeles, fue realizada a principios del siglo IX, y la donó a la catedral, en el año 808 (o sea, más de treinta años de que se erigiera Santa María del Naranco) el rey asturiano Alfonso II el Casto. Es la que serviría de inspiración, en su caso, para las cruces representadas en Santa María del Naranco.
Zarateman, via Wikimedia Commons.

La segunda es la Cruz de la Victoria, de un siglo posterior a la de los Ángeles. Fue donada por el rey asturiano Alfonso III el Magno a la catedral en el año 908. 


Esta Cruz de la Victoria es la que se ha convertido en símbolo del Principado de Asturias. Figura tanto en su bandera como en su escudo.
(Para los que sois de fuera, aclaro. Se llama Principado de Asturias a esta comunidad autónoma porque ese es el título que llevan los herederos a la corona española. Lo mismo que el Delfín de Viennois para la monarquía francesa o el príncipe de Gales para la británica, es el Príncipe de Asturias para la corona castellana; en la corona de Aragón el heredero es príncipe de Gerona, duque de Montblanch, conde de Cervera y señor de Balaguer, y para Navarra, príncipe de Viana. Actualmente todos estos títulos los ostenta Leonor de Borbón Ortiz, con lo que actualmente tenemos una princesa de Asturias).

A lo que vamos, que me voy por los cerros de Úbeda. Debajo de la cruz encontramos un redondel que tiene en el exterior dos círculos tallados en forma de soga o cuerda; entre ellos, otro más ancho con motivos vegetales, racimos y hojas me parece distinguir.
Dentro de este donuts, en el círculo interior, si nos fijamos bien, tenemos una representación estilizada de un árbol de la vida con dos animales a los lados, que he visto identificados en mi libro de arte como dragones. Aquí es donde se ve mis limitaciones en materia de teología y simbología cristianas, porque no lo entiendo del todo. El dragón, en el cristianismo, simboliza el mal, un bicho al que matar. 
Sí que me resulta curioso que el árbol de la vida se asocia a dragones en dos mitologías ajenas al cristianismo. En primer lugar, el Yggdrasil, que es el nórdico, tiene a sus pies al dios Heimdall, que lo protegía de los ataques del dragón Níðhöggr. En segundo lugar, en China, sí, se ha encontrado una escultura de un Árbol de la Vida con un fénix y un dragón, pero ahí tiene más lógica, porque para la cultura china el dragón es un símbolo positivo, representativo de la inmortalidad.

El Árbol de la Vida u Hom era un tema muy apreciado por los escultores medievales. Es un motivo de origen oriental, siendo muy habitual en el arte del antiguo Oriente Próximo y Medio, y en el Mediterráneo que a este árbol lo flanquearan dos animales enfrentados, como por ejemplo íbices.
En el cristianismo, representa la idea de un estado inmaculado de la humanidad, en el pasado anterior al pecado original. Al asociarlo con la cruz, transmitía el mensaje de que a través del cristianismo se podía llegar de nuevo a ese estado feliz. De esta manera, el Árbol de la Vida se convierte en un símbolo de Jesucristo.

Así que sí, en el arte no hay nada totalmente original, y la iconografía que encontramos en Santa María puede rastrearse, muchas veces, hasta influencias orientales. Por ejemplo, encontramos parejas de aves que recuerdan a las representadas en telas sasánidas que, procedentes de Persia, llegaban a Europa como artículos de lujo.
 Para saber más de la iconografía en Santa María del Naranco, aquí hay un artículo muy bueno. Ya digo que a mi me encanta eso de fijarse bien en las cosas. Es además muy relajante. No puedes decir, ¡ah, un pájaro! sin más,... No, fíjate bien que es un pavo real, que en el cristianismo es símbolo de la vida eterna, y fíjate que lo representan de una manera muy similar al arte persa de la época.

Y como este es mi blog y pongo lo que me apetece, no puedo dejar pasar una imagen que me encanta. Es el Puente romano de Cangas de Onís, una de las puertas a Picos de Europa, mis montañas, ahí en Asturias, la comunidad prima-hermana de la mía.  
Por Urasama, vía Wikimedia Commons


 Montañas, arte antiguo, simbología, naturaleza, ¿qué más quieres? Cuando a los promotores del turismo asturiano se les ocurrió aquello de «Asturias, paraíso natural», dieron en el clavo.

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