Título original: El mozárabe
Autor: Jesús Sánchez Adalid
Fecha de publicación: 2005
Hacía mucho que no hablaba yo de una novela histórica, así que os traigo una que he leído hace poquito y que yo diría que, pese a su juventud, ya es un clásico de nuestra novela histórica.
Nos lleva a la Córdoba califal, en el esplendor de uno de los califas más pacíficos y culturalmente relevante, Alhakén II.
Ya sabéis que en aquella época, en la península Ibérica, coexistían tres religiones: musulmanes, cristianos y judíos. Aunque siempre eran ciudadanos de primera unos (musulmanes en Alándalus, los cristianos en reinos y condados norteños), y de segunda los demás, la situación de las minorías variaba según la época. Unas veces eran tolerados y otras veces reprimidos, tanto en un lado como en el otro de la cambiante frontera.
Bajo Alhakén II, cristianos y judíos vivieron una época más tranquila. Se centra la historia en un personaje cristiano, a quien el califa recurría de vez en cuando para determinadas misiones.
El mozárabe del título es Asbag, un religioso cristiano dedicado en principio a la copia e iluminación de libros, que sin pretenderlo va ascendiendo hasta convertirse en obispo.
Trabará amistad con otro joven más o menos de su quinta, Abuámir, un árabe de origen yemení, de una familia terrateniente pero sin que les sobrase la riqueza. Acudirá a Córdoba a estudiar derecho y se convierte en un alfaquí.
Luego el argumento se va complicando, separándose los caminos de estos dos durante años. Uno de ellos, el obispo, acabará recorriendo, más bien a su pesar, la mayor parte de Europa, al norte, al este, al Mediterráneo… Largo será su camino antes de volver a Córdoba. Acabará la historia ya con otro califa, el hijo de Alhakén, que no es otro que Hisham II, débil y dominado por Almanzor.
El otro personaje, Abuámir, es un trepa, sin remedio. Va ascendiendo, culebreando por los rincones de la corte califal, con la favorita del califa, con este o con aquel, a los que luego traiciona y hasta se encarga de matarlos. Y no voy a contar más, por no destripar si es que alguien quiere leerla.
Me ha encantado leer esta novela, por lo interesantes que son los personajes principales, lo bien que va hilando el argumento, cómo se mezcla lo histórico con la peripecia personal, que es la piedra de toque, para mi gusto, de la novela histórica.
Ya digo que, en mi opinión, a pesar de ser ya del siglo XXI, es una clásica del género, al menos en español. Merece totalmente la pena.
Además, está narrada con ese estilo ágil que yo llamo «best-seller internacional», o sea, que cumple perfectamente con su misión de entretener al mismo tiempo que reconstruye toda una época, como es la Córdoba califal, su momento más espléndido y sí, justo la antesala de la caída.
¿Es perfecta?
Pues no.
Los personajes femeninos, como suele ser habitual en los escritores XY, no superan el estereotipo. Son simples incluso cuando tienen relevancia histórica, como es el caso de Subh/Aurora, un personaje más rico y complejo que como aparece aquí. Olvídate, por supuesto, de Bechdel. Mira que hay alguna escena en que parece que podría ser que las insuflara con algo más de vida,… pero lo acaba chafando con la mirada masculina, está claro que no le interesa ningún personaje femenino que no esté al servicio del varón de turno.
No hay color si lo comparas con las de Isabel San Sebastián, por ejemplo, cuyos libros pueden no ser tan minuciosos históricamente, ni sepa a veces contar las cosas tan bien pero, a cambio, sus mujeres son reales, de verdad, con toda la complejidad humana, no muñequitas recortables.
Sobre el argumento, todo el periplo de Asbag, aunque indudablemente interesante, me parece algo forzado para rellenar el tapiz con escenas de puntos tan diversos y lejanos de la Europa del siglo X.
Finalizo con que me parece que hay cierto blanquemiento de un personaje de Almanzor, alguien que fue, históricamente, despiadado y brutal, sin más aspiración que acaparar poder, y conservarlo, como fuera. Sólo por mencionar lo que hizo a otros musulmanes: ordenó la muerte de su propio hijo y mandó su cabeza al califa, quemó buena parte de una de las bibliotecas más ricas de la época; se alió con uno para acabar con otro, y luego eliminó a su aliado. Luego ya, que combatiera contra los cristianos, incluso aquellos que se le habían sometido y le pagaban lo que tenían que pagar, va de suyo… Me resulta poco creíble verlo como alguien angélico, que casi que hace maldades porque las circunstancias le obligan a ello. Puedo admitir grisuras y medias tintas, ambigüedades morales, pero no tanta bondad de una persona que me parece uno de los mayores psicópatas de nuestra historia.
También le veo cierto desequilibrio en cuanto al ritmo temporal. Buena parte del libro va transcurriendo despacio, con varios capítulos por año. Luego llega un punto en que todo se acelera y hay saltos de diez o veinte años. Obviamente, para llegar a ese punto álgido ante la tumba del apóstol, pero es como si tuviera pensado el principio y el final y llegara un momento en que se le acabase el gas, o se quedara sin ideas entre más o menos el 50 y el 80 % de la novela.
Luego hay cosas que me suenan anacrónicas, como un personaje hablando de Cataluña en la segunda mitad del siglo X. Hasta donde yo sé, esa palabra no está documentada hasta unas cuantas décadas más allá. Tampoco había esa idea que los condados formaran una unidad superior que no fuera la Marca Hispánica, aunque es verdad que en esta época es justo cuando estaba Barcelona independizándose, aprovechando el cambio de dinastía de los carolingios a los capetos (año 988).
Podría parecer con esto que no me ha gustado y no, no es así, nada más lejos de la realidad. Me lo he pasado pipa leyendo esta novela. Es solo por mencionar cositas que me pueden cantar algo. En general ya digo que es una de esas novelas históricas que sabe reconstruir un tiempo y lugar. Crea un marco histórico totalmente creíble. Además, tiene de bueno que en su mayor parte se ambienta en un tiempo y lugar poco frecuentado por ejemplo por los anglosajones, como es la Córdoba de la segunda mitad del siglo X.
El autor, Jesús Sánchez Adalid es un extremeño nacido en 1962. Tiene formación en Derecho, Filosofía y Teología. Es un ejemplo de lo que yo llamo novelista historiador, que prefiero frente a los historiadores novelistas: sabe contar una historia de manera muy entretenido, sin que la reconstrucción histórica le «coma» el argumento. Aparte de eso, es sacerdote, da conferencias, etc. Esta es, creo yo, su novela más popular. Aparte de este, han tenido cierta resonancia El cautivo (2004) y El camino mozárabe (2013).
Por si queréis saber más sobre el autor, os dejo enlace a su página de la Wikipedia.
