The Hobbit, or There and Back Again
Autor: J.R.R. Tolkien
Año: 1937
Género: Novela
Edad: fantasía
Nunca desprecies a los medianos...
Antes que la inmensa trilogía El señor de los anillos, J.R.R. Tolkien publicó esta historia en un solo tomo, un cuento de hadas para niños.
Se supone que son las historias que Tolkien le contaba a sus hijos, creando para ellos toda una Tierra Media con su propia geografía y personajes, lenguaje y razas, sus leyendas...
Es una historia muy amena simplemente de aventuras. Por si alguien ha vivido en Marte las últimas décadas, os cuento un poco de qué va. Un hobbit, Bilbo Bolsón, vive feliz en la Comarca cuando llega a su puerta un mago, Gandalf, quien le convence (más bien le fuerza) a irse de aventura con un grupo de enanos.
El objetivo es robarle el tesoro a un dragón, es decir, el tópico de la «búsqueda» de toda la vida, el viaje con un propósito concreto, lo que en inglés se llama quest. En realidad, los enanos lo ven como la recuperación de aquel oro y plata que era de ellos, y que este dragón, Smaug, se había apropiado, destrozando su mundo.
Luego ya se ve que no es así, que en todo ese tesoro también hay cosas de los hombres, en ese sentido los enanos son más ambiguos, no siempre perfectos y de una pieza como ocurre a la mayor parte de los personajes en El señor de los anillos. Aquí esa avaricia por el oro lleva consigo su propio castigo.
Esta novela fue un éxito desde el principio, y tuvo muy buenas críticas. La primera edición tenía ilustraciones del propio Tolkien. Pero claro, entonces vino la Segunda Guerra Mundial, y las reediciones tuvieron que esperar a la posguerra.
Cuando a Tolkien le pidieron una segunda parte, lo que le salió fue... El señor de los anillos. O sea, tres novelas más complejas, en un tono más adulto, más alta fantasía, cuando El hobbit tira más hacia el cuento de hadas, con sus trolls y sus enanos. De ahí el tono más ligero, el lenguaje sencillo, y la rapidez en las descripciones y los diálogos que encuentras aquí, frente a la mayor complejidad de Lord of the rings.
También proceden del género «cuento para niños» los momentos de humor, e incluso esas canciones que aparecen a lo largo de la historia. Por cierto, que al español se tradujeron de forma algo pedestre. Si lo lees en original suenan bastante más poéticas.
Con el tiempo, al parecer Tolkien tuvo que revisar algunas cosas para hacer coherente El hobbit con lo que pasaba detrás. Aquí hay un momento en que Bilbo se hace con el anillo; es solo un episodio que le da facultades de invisibilidad. En la trilogía se convierte en el motivo central. Leo en la wiki en inglés que Gollum era un poco diferente en la primera edición. En aquel momento, se jugaba el anillo voluntariamente con las adivinanzas, luego ya tuvo que cambiar las cosas para hacerlo más oscuro y coherente con este personaje como aparece en El señor de los anillos.
Se puede leer perfectamente como novela autoconclusiva. No necesitas seguir, o de empezar, con El señor de los anillos o El silmarillion. De hecho, El hobbit me parece la mejor entrada al mundo de Tolkien.
Obviamente, no esperéis aquí que aparezcan mujeres o personajes femeninos relevantes, esta es una aventura masculina. Es una de las cosas que diferencian más este libro de las tres películas basadas en la aventura de Bilbo. Ahí los guionistas tuvieron que echarle imaginación para meter alguna mujer un poco relevante sin cargarte el sentido general de la historia.
El hobbit es de los pocos ejemplos de literatura infantil que ha sido aceptada por los letraheridos. Como otros libros de esta lista, empezó como un libro juvenil, y ha conseguido un lugar dentro de la Literatura, o al menos se ha aceptado, creo que en gran medida al situarla dentro del contexto de toda la producción de J.R.R. Tolkien, un creador de mundos como pocos ha habido.
Por ello, aparte de que lo puedan disfrutar niños (su primer público) o adolescentes, pueden gozarlo los adultos, que son capaces de ver los temas de fondo, las complejidades morales, las ambiguedades, los grandes temas que subyacen dentro de esta obra, como el crecimiento personal, la maduración de Bilbo a través de las pruebas que pasa, o el poder corrosivo de la riqueza, la avaricia como un posible camino a la destrucción.