Porgy and Bess
Estreno: Boston, 30 de septiembre de 1935
Compositor: George Gershwin
Libretista: Ira Gershwin y DuBose Heyward, basado en Porgy, de Heyward y su esposa Dorothy
Tal día como hoy, del año 1935, se estrenó en el Colonial Theatre de Boston, la única ópera de Gershwin
Aunque la imagen con la que ilustro este artículo es el cartel de la película que hicieron décadas más tarde, con Sidney Poitier y Dorothy Dandridge, esto es una ópera, la única estadounidense que entra en mi lista de cien. Es un género tradicionalmente muy europeo, a pesar de que existe mucha afición al otro lado del Atlántico.
George Gershwin, compositor californiano y judío, hijo de inmigrantes ucranianos, es más conocido por su música ligera, los musicales tanto de Broadway como de Hollywood, las canciones que se han convertido en clásicos. Pero tiene además una producción más «seria», entre la que se encuentra esta ópera folklórica, una auténtica ópera de la época del jazz.
Como se ambienta entre los negros de Charleston, Gershwin quiso dar autenticidad a la partitura, reflejar bien los sonidos de la música negra estadounidense, y por ello viajó hasta Carolina del Sur. Así que al final, en su partitura se encuentran ritmos de música gospel, blues y jazz, todo ello en un fluir continuo con toques de musical de Broadway.
Tiene tres actos. La historia no puede decirse que sea muy edificante. Se ambienta en la zona portuaria de Charleston, entre la comunidad afroamericana de los años veinte del siglo XX.
Cuenta la historia de Bess, drogadicta y con un novio que más bien parece su chulo (Crown). También la pretende su camello (Sportin’ Life). Cuando Crown tiene que huir por haber matado a un hombre, Bess encuentra su refugio en el amor de un buen hombre, Porgy, tullido. Deja las drogas, es feliz pero…
Pero luego las cosas se complican. Vuelve el chulo, y la cosa acaba en drama. En ausencia momentánea de Porgy, Bess vuelve a consumir y se va a Nueva York con el otro, el camello, a quien hasta entonces había rechazado. La obra acaba con un aria de Porgy, «Oh Lawd, I’m on my way», decidido a marchar y encontrar a su Bess.
Es una ópera que tiene como particularidad que todos los personajes son afroamericanos, de ahí que sólo admita cantantes de piel oscura. De hecho, los Gershwin lo exigieron así: que solo cantantes negros podían interpretar a los protagonistas. Como curiosidad, durante la SGM se representó en Dinamarca, durante la ocupación nazi, como cantantes blancos maquillados; duró poco, pronto los alemanes la quitaron de la cartelera.
En fin, esta ópera ha sido toda una oportunidad para muchos cantantes, y he leído que ha lanzado al estrellato a destacados intérpretes negros.
Pero, por otro lado, también se le ha criticado que la historia perpetúe una imagen negativa de la comunidad negra. Se la consideró racista y pasada de moda en los años cincuenta y sesenta.
Es lo típico que en su estreno resulta demasiado rompedor para que se estime y luego acaba siendo problemática por otras cosas.
Lo mejor es, creo yo, tomárselo como lo que es, una obra artística fruto de su tiempo. Y disfrutarla porque, sí, es una gozada escucharla.
La ópera al principio era demasiado larga, y Gershwin la retocó y recortó para su estreno en Brodway, el 10 de octubre siguiente. Aún así, no gustó. Era, me imagino, demasiado chocante, por el tema y la clase de música, para la escena de un teatro de ópera. Cuando salieron de gira, lograron entrar en la historia, al conseguir que por primera vez en Washington el público no estuviera segregado.
En EE. UU. no la consideraron como una auténtica ópera durante décadas. Primero, porque era demasiado rompedor y luego por el percibido racismo. En 1976, la Houston Grand Opera produjo la partitura completa; y en la Metropolitan Opera House no se estrenó, ¡hasta 1985!
Actualmente se repone con frecuencia, más con aire de musical que como ópera.
Esta ópera tiene varios números que son interpretados por separado por grandes cantantes de jazz y blues. Eso nunca ha sido cuestionado. De elegir una pieza que se ha convertido en inolvidable, sería la nana que se canta al principio de la ópera, «Summertime».
Si no eres aficionado a la ópera, esta no me parece mala opción, a pesar de sus casi tres horas de duración. El argumento es fácil de seguir, y la música es terriblemente pegadiza. No te vas a hacer una idea cabal de en qué consiste este género musical, pero te va a entretener de lo lindo.
¿Qué grabación recomendar? La que he visto más apreciada es una dirigida por John DeMain en 1976, de la RCA, protagonizada por Donnie Ray Albert, Clamma Dale, Andrew Smith, Wilma Shakesnider, Bety Lane, Carol Brice, Alexander B. Smalls y Larry Marshall. El coro y la orquesta son los de la Ópera de Houston.
Puedes empezar, para conocer la música y sus magníficas canciones, una versión discográfica abreviada que hicieron en 1958 Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. Ellos dos interpretan piezas de todos los personajes, en un elepé de una hora de duración.
Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español e inglés, así como discografía de referencia, en Kareol.
Os dejo enlace a una grabación de esta ópera, con subtítulos en español.