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La
règle du jeu
Año: 1939
País: Francia
Dirección: Jean Renoir
Música: Roger Désormières,
Wolfgang Amadeus Mozart, Pierre-Alexandre Monsigny
Un clásico del Cine, sobre la
banalidad de todo, creo, una comedia pesimista
En cierto sentido, me parece como el antepasado
ligero, menos cruda y humillante, pero igualmente trágica, de Los santos inocentes de Camus. Ahora llamaríamos a La regla del juego dramedia satírica.
La historia empieza en un aeródromo donde un
aviador acaba de lograr la hazaña de cruzar el Atlántico. Cree que lo espera
una dama de la que está enamorado y cree que es correspondido, pero no. Eso le
decepciona, porque este chico siente las cosas intensamente.
La mayor parte de la película se desarrolla en
un casoplón en mitad del campo. Una fiesta campestre, con sus invitados. Habrá
episodios de caza y otros momentos de entretenimiento en el teatrillo de la
finca. Aquí todo el mundo flirtea, tontea, le pone los cuernos a los demás, sin
darle demasiada importancia.
Todo muy ligero e inane. Te amo a ti, no, al
otro, espera, que de verdad estoy enamorada de… Esa es la actitud de la
protagonista, una mujer amada por tres hombres y que no acabo de ver a quien
quiere de verdad, o quien está dispuesta a pasar el resto de su vida. No veo
tampoco el atractivo de Christine, vienesa, hija de un famoso director de
ópera, ni en su físico ni en su carácter. No sé si será intencionado o en
realidad en la época la actriz Nora Gregor, era considerada una gran belleza.
Si fuera adrede, te da un toque añadido de liviandad a toda la historia. Ella
es tan pompa de jabón como el resto, pese a su desesperación por sentir algo
más profundo, una pasión arrebatadora, algo que se salga del orden establecido.
Porque sí, los amoríos extramatrimoniales entran
dentro de la tradición, nadie se escandaliza, solo hay que seguir ciertas
reglas.
Eso en la parte de Arriba. Entre los criados, Abajo, también se desarrolla una
tragicomedia de tonteo y celos en torno a Lisette, la doncella de la dama, y un
marido, Schumacher, que no entiende la regla del juego. Con consecuencias
trágicas que, también, se acaban barriendo bajo la alfombra, porque hay que
tener estilo para estas cosas. No hay nada más vulgar que un crimen pasional.
Hay tantos actores, y las interpretaciones son
tan estupendas, que no sé en quien fijarme. Quizá en Corneille, ese mayordomo
que mira todo con distancia y alguna vez muestra claro su desagrado, sabiendo
guardar las formas. O el personaje que interpreta Géo Foster, tan guapo y ambiguo
que hasta pensé si sería una actriz disfrazada de hombre. Pero no, al parecer
este actor se especializó en ese tipo de papeles mundanos, algo afeminados. O
el propio Jean Renoir, que interpreta a Octave, amigo de la protagonista, un
tipo sin un duro pero que se lleva con todos y que puede que sea el amor
verdadero de Christine… o tal vez no, aquí todo es tan volátil.
Es una película que mantiene su frescura. Cada
vez que la ves te fijas en cosas diferentes. En su momento fue el filme más caro de la industria francesa, pero no fue muy bien
recibida. Era muy distinta al cine que se hacía. O puede que el tono de alta comedia no encajara en esa atmósfera prebélica, de hecho, es del mismo año en que
estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa. En octubre, el
gobierno francés la prohibió porque tenía una influencia indeseable sobre los
jóvenes.
Pero tuvo una influencia enorme en los cineastas
europeos posteriores.
No ganó ningún premio, no era
algo de aquel entonces. Pero sí que ha sido considerada una y otra vez entre
las mejores películas francesas de todos los tiempos, si no la mejor. No podía faltar en este
recuento mío que intenta hablar de las cien mejores películas de la Historia
del Cine.
No sé si recordáis aquel estupendo programa de televisión de Garci, «¡Qué grande es el cine!», una tertulia sobre muchísimas películas clásicas. Me quedé con la idea de que lo quitaron por motivos ideológicos, lo cual es lo más absurdo del mundo, porque no se metía en política, sino que hablaba, y muy bien, de cine. Si es así, un ejemplo de cómo la ideología de la cancelación y el sectarismo destroza tantas buenas cosas. La cosa es que dedicó uno de sus programas a esta película. Lo recomiendo como complemento casi imprescindible al visionado de esta película. Oyes comentarios sobre esta película como que es «muy triste, es una película muy pesimista, pero que no tiene el aspecto de película pesimista».
Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.
Para mi hija, esta es esa película viejuna en que un perro muerde a un conejo. Viejuna significa, para ella, en blanco y negro. A las mudas las llama silenciosas. Es curioso, inicié este blog en parte pensando en ellos, pero no creo que le vayan a sacar juego. Si alguna vez, a lo largo de su vida, sienten interés por las cosas que a mí me gustaron, aquí las encontrarán.