domingo, 26 de diciembre de 2021

#46 Rashomon

 

Poster en FilmAffinity

 

Rashōmon (羅生門)

Año: 1950

País: Japón

Dirección: Akira Kurosawa

Música: Fumio Hayasaka

 

Sí, el origen del «efecto Rashomon»

 

Con esta película se dio a conocer Akira Kurosawa y el cine japonés de posguerra en Occidente.

Hay otros cineastas japoneses cuya poética, posiblemente, nos impresione más. A veces, sin embargo, nos resultan herméticos en su sutileza. Kurosawa, en cambio, es el favorito de Occidente por su claridad, nos resulta mucho más comprensible, sin perder del todo ese aire de cuento fantástico.

La historia que nos cuenta está basada en un relato de Akutagawa. Un día tengo que comentar por aquí sus historias cortas, por cierto. No obstante, enmarca esa historia en elementos de otros cuentos, principalmente el que le da el nombre, Rashomon, una puerta de acceso a la ciudad de Kioto en la que se dejaban muertos. Se alude a ello en la película, de pasada.

Japón, siglo XII. En el bosque ha aparecido, muerto violentamente, el cadáver de un samurái. Llueve, mucho. Un leñador, un sacerdote budista y un peregrino, comentan el juicio. Cómo ha muerto es algo que relatan varias personas ante el magistrado, con puntos de vista diferentes y contrapuestos. Ese es el famoso efecto Rashomon, que te cuenten la misma historia desde distintas perspectivas, incurriendo en contradicciones, y tú decides qué es lo que te parece más plausible.

No hay que olvidar que están hablando con un magistrado, o sea, esto es lo que se ve en los juzgados todos los días, que cada uno cuente la feria como se va, adornando la verdad, omitiendo cosas, inventándose detalles, todo para ponerse en una luz más favorable para autojustificarse.

Esa es la realidad, pero en la ficción no es algo que admitamos fácilmente. Ahí tiene que haber una verdad, que el lector/espectador conozca, comprenda, asuma. La incertidumbre nos causa ansiedad. La película, en ese sentido, es más confortadora que el libro, porque te pone un testigo más o menos objetivo al que si quieres puedes creer. El libro no te lo dejan así de mascado.

Uno miente, todos mienten, y al final te preguntas a ti mismo qué es lo que crees que pasó y, sobre todo, por qué miente cada uno de los personajes. Si pasó esto o aquello, ¿qué sentido tiene que mienta la esposa, o el ladrón? ¿Qué nos dice de la verdad, de la realidad, de lo que somos las personas, podemos tener fe, esperanza?

Las interpretaciones, en general, son de esas tan intensas y reconcentradas emocionalmente que si no te fijas bien, puedes perderte. Una mirada, el movimiento de la mano o la cabeza… transmiten la emoción del personaje con mucha más intensidad que mil palabras. Bueno, esto es cierto de todos salvo el personaje del ladrón, Toshiro Mifune, que es realmente irritante, con sus miradas feroces, sus movimientos violentos, esa risa tan irritante… tiene sentido, es coherente con un personaje que quiere amedrentar, parecer que es un gran delincuente.

Y la mujer, sí, un desafío curioso para la actriz Machiko Kyō, porque tiene que interpretar el personaje desde tres puntos de vista diferentes: cómo se ve ella, cómo la ve el ladrón y cómo la ve su marido.

Luego está la forma, oh, sí, la manera en que te cuenta las cosas. Cómo coloca la cámara, ese punto de vista tan bajo cuando están en el tribunal, mientras que en el bosque adopta una perspectiva del personaje, o una elevada... Los elementos de la naturaleza, como esa constante lluvia en el pórtico de entrada, el viento que revuelve y agita todo cuando están ante el tribunal o el sol entre los árboles. Muchas de estas cosas te las comentan en internet, porque sí, es una de esas películas que ves analizadas en muchísimos lugares de la red. Os dejo enlace a uno cualquiera, de You Tube.



Si te gusta el Cine, por supuesto que esta es una de esas películas imprescindibles que tienes que ver. Pero, como dijo Michael O'Sullivan, del The Washington Post (lo cojo de FilmAffinity), «también cualquiera al que le guste una buena historia o dos (o tres o cuatro)».

Doy por descontado que la veréis en versión original. Hay dos cinematografías en las que el V. O. me parece imprescindible, la japonesa es una. La francesa es otra. Sí, por mucho que haya gente que deteste las pelis subtituladas. Hay algunas como esta, que me resulta increíble que alguien pueda preferir doblada.

En 1951 le dieron un Oscar honorífico a la mejor película extranjera. Ganó el León de Oro del Festival de Venecia; en el National Board of Review, mejor director y película de habla no inglesa.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

domingo, 19 de diciembre de 2021

#42 Deseando amar

 

Póster en FilmAffinity


 



Fa yeung nin wa (In the Mood for Love)

Año: 2000

País: Hong Kong

Dirección: Wong Kar-Wai

Música: Michael Galasso

 

Una de las películas más bonitas de la historia

 Sí, lo sé, nadie que escriba aunque sea por afición, que es lo que yo hago, debería recurrir a los adjetivos bueno, bonito o barato

Pero es que eso es lo que se queda sobre todo de esta película, la belleza de las imágenes, la fotografía, los actores, las palabras que pronuncian, la música envolvente, los colores saturados, la ropa alucinante, sobre todo los vestidos de Maggie Cheung, la forma en que esta actriz se mueve, las miradas entre ella y, ains, Tony Leung

Hace veinte años de esta película, posiblemente la mejor de su director, uno de esos directores hongkoneses que nos deslumbraron en los noventa y con el cambio de siglo.

Es una historia de amor, o igual no, igual son dos que quieren enamorarse, y en realidad no lo logran. Las imágenes, las palabras, el Cine está ahí, y tú ya si quieres rellenas las elipsis con lo que quieras, con una historia de amor o de desamor, de ansias frustradas o de realizaciones plenas.

Si quieres hay sexo y si no, todo es platónico. Sí, hay un niño al final pero ese, ¿de quién es hijo? ¿De los protagonistas? ¿O es que ella volvió con su marido? ¿Y qué fue de sus esposos? ¿Se reencontraron años después en Singapur, o en Tailandia, o quedaron para siempre en soledad? Tal vez él pasó de abrir esa puerta, pero volvió a los cinco minutos…Igual él contó su secreto al muro del templo y, nada más volverse, ahí estaba ella...

Se ambienta en el Hong Kong de 1962. Chow (Tony Leung), periodista, se traslada a vivir con su mujer a un edificio en el que conocerán a otro matrimonio, formado por Su Li-zhen y su esposo. Se cruzan, se miran, hablan, siempre desde la distancia y la educación del trato señor / señora. Un día descubren que sus esposos respectivos son amantes.

Ante la infidelidad, pasarán más tiempo juntos, intentando entender qué ocurre, y eso les lleva a enamorarse... O, al menos, eso parece a veces, otras es como si estuvieran únicamente reproduciendo lo que ha ocurrido con sus cónyuges, intentando comprender. ¿Están enamorados? ¿O solo lo fingen? ¿O quieren estarlo pero no pueden?

Pasan el tiempo, son maravillosas las transiciones de un momento al siguiente, que deduces por los cambios de vestuario de los protagonistas, las corbatas de él y, sobre todo, los alucinantes vestidos de ella.

Maggie Cheung luce uno de esos cuerpos que a todas nos gustaría tener. Delgadita, pero con sus curvas marcadas, nada de parecer un muchachito. Es súper elegante. Viste todo el rato el mismo modelo de vestido, que gracias a esta película descubrí que se llama qipao. Es algo estudiado y comentado, tanto que hasta se ha contado y recopilado cada uno de ellos. O cheongsham lo he visto llamado también. No he sido capaz de entender si es lo mismo o diferente.

Aquí os dejo un enlace a un corto de internet en la que los puedes ir viendo. Pero vamos, que si buscas en internet encontrarás muchísimos artículos dedicados a los vestidos que luce Cheung en esta película.



Y, de paso, la envolvente música que no era para esta película, pero que se aprovechó tan bien que la asocias con ella. Es repetitiva, minimalista, pero con una melodía inolvidable. Este vals «tema de Yumeji» (Yumeji's theme) lo compuso Shigeru Umebayashi. para Yumeji (1991), de Suzuki Seijun.

También pululan por la obra canciones de Nat King Cole en español. Te queda la duda, ¿es intencionado? Lo que se dice en las letras, ¿tiene relación o no con lo que vemos? Creo que no hay nada casual en esta película, pero eso es algo que tienes que decidir al verlo. Sobre todo mientras oyes el Quizás, quizás, quizás...

Esto es Cine, una de esas películas que lo tienen todo y te lo narra de esa manera, metiendo todas las técnicas cinematográficas a su alcance. Empiezo por los actores: Maggie Cheung, una actriz que es de las más elegantes que he visto en mi vida, y un actor, Tony Leung, que es uno de los héroes románticos por excelencia de las últimas décadas. A Leung le vi haciendo de malote en la última (más bien anteúltima) de Marvel, Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, pero incluso en esa película, lo suyo se explica por amor romántico hacia su señora, por encima de todo, incluso del amor hacia sus hijos.

Espero que no sea la última vez que traigo por aquí a Tony Leung, uno de mis actores favoritos.

Pero es que esta película no son solo sus actores, es esa forma tan magnífica de transmitir las cosas, con una mirada, un gesto; el vestuario, la puesta en escena, la fotografía, la música, etc. todo al servicio de una historia que, encima, no te cuentan del todo y tú te la montas en la cabeza.

Se la recomiendo a cualquiera que le guste el Cine. Es una peli maravillosa.

Hay muchos artículos y clips en You Tube comentando la película. Por poneros una, ahí va:



¿Premios? En Cannes le dieron mejor actor (Tony Leung) y premio técnico; tuvo el César a la mejor película extranjera. El Círculo de Críticos de Nueva York premiaron la fotografía y la consideraron la mejor película extranjera. Para los BAFTA, fue la mejor película en lengua no inglesa.

No, no entró en los Óscar. No sé si le habría correspondido los del año 2000 o 2001. La categoría de habla inglesa fue ganado en el 2000 por Wò hǔ cáng lóng (Taiwán) en mandarín, de Ang Lee; y en 2001, No Man's Land (Bosnia y Herzegovina) en bosnio, de Danis Tanović. No recuerdo haber visto ninguna de las dos, aunque puedo estar equivocada. Me parece que ninguna de las dos puede ser mejor que esto.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

P.D.: Por cierto, en este comentario en You Tube te dicen que el director se basó en los gustos personales de la madre del autor que en aquella época escuchaba emisoras filipinas con boleros en español, cuyas palabras no entendía, pero sí el sentimiento, la emoción que había en ellas.

sábado, 11 de diciembre de 2021

Día #331

 «Greetings from Asbury Park, N.J.»

Nueve canciones. 37 minutos.

 

Ese fue el estreno de Bruce Springsteen en enero de 1973. Alucinante. Es posible que aquel chaval de veintitrés años no enamorara al público de la noche a la mañana. Pero acababa de dar a luz a uno de los mejores álbumes de todos los tiempos. Así lo consideró Rolling Stone y yo aplaudo con las orejas.

 

Allí estaba ya todo, su fuerza, su potencia, esas palabras apasionadas como martillos. Y la E Street Band, y el saxo de Clarence “The Big Man” Clemons.




domingo, 5 de diciembre de 2021

Día #326

 


 

En estos días tan tormentosos que parece que se va a caer el cielo, recogidos en casa, apetece algo antiguo y sereno. Hoy he escuchando Chant byzantin, de una monja que se hizo famosa en los ochenta, sor Marie Keyrouz, con aquel canto de la Cristiandad oriental. Una mujer que intenta usar su vocación religiosa, y su talento musical, para transmitir un deseo de paz. Hombre, útil no sé si será mucho, a la vista está, pero por lo menos no le faltan las buenas intenciones.

 




Y luego lo he redondeado con Immortel grégorien, un disco de música gregoriana de distintas abadías francesas. Pocas cosas hay más tranquilizadoras que dejarse llevar por esa forma de cantar, que parece ondular en el espacio.



 

Luego le he estado dando vueltas si no me habré quedado corta en mi estimación de quinientos días hasta recuperar la normalidad. Me da que pensar en la última variante, la decimocuarta, esa que tendría que haberse llamado xi, pero al parecer por no molestar a Xi Jinping, han preferido saltarse una letra y llamarla ómicron. Parece que se confirma cierto escape vacunal… no sé yo si estos 500 días no se me quedarán escasos. 


Serenidad, muchacha, paciencia, me digo. De momento es solo más contagiosa, no más letal. El final llegará. Hay un final para todo. Y estará bien. Y si no está bien, es que no es el final.

jueves, 2 de diciembre de 2021

#100 Barricadas misteriosas


Les barricades mystérieuses

Quinta pieza del Ordre 6ème de clavecin en si bemol mayor, II libro de piezas para clavicémbalo (Pièces de Clavecin)

Anónimo: Supuesto retrato dde F. Couperin
Primera mitad s. XVIII
Óleo sobre lienzo, Versalles
[Dominio público],
via Wikimedia Commons



 

Compositor: François Couperin

Estreno: ¿París?, 1717

 

 

Dice Spotify que esta es la pieza que más veces he escuchado en este año 2021

 

Este breve rondó que no llega a los tres minutos de duración es una de mis piezas de música clásica, es evidente.

François Couperin (1668-1733), nacido y muerto en París, fue un compositor, organista y clavecinista, el más famoso, creo yo, o uno de los más famosos, del barroco francés. Trabajó para la corte, tanto con música sacra como profana.

Compuso 220 piezas para clavicémbalo, agrupadas en suites llamadas ordres, órdenes. Las veintitantas órdenes, a su vez, las distribuyó en cuatro libros. Las Barricadas misteriosas están en el libro segundo, sexto orden. Esa Ordre 6ème está formada por ocho piezas, y esta es la quinta. Son piezas que no parecen tener conexión entre sí, como si el autor se dejara llevar por la fantasía. Resultan tremendamente agradables de escuchar.

 Sus obras tienen, para mí, encanto y ligereza que asocio a la Francia de aquella época, hermoso y complejo, pero no tan intenso y profundo como una obra de Bach, contemporáneo suyo. Esta obra creo que demuestra esto que digo. Estas características se asocian a un estilo llamado brisé, «roto». Son composiciones del barroco instrumental con una textura arpegiada irregular 

Estas Barricadas misteriosas tienen que tocarse vivament, así que transmiten cierta energía. Al mismo tiempo, hay un fondo intrigante, obsesivo, estaría escuchándolas en bucle durante horas.

¿A qué se refiere el título ese de «barricadas misteriosas»? Ah, pues no se sabe. Aquí se ha elucubrado mucho. Y se ha hablado tanto de barricadas en la rebelión de La Fronda, como del cinturón de castidad, o del límite entre la vida y la muerte. Por si queréis saber más, enlazo al artículo en la Wikipedia enfrancés

Es una pieza tan popular que la han adaptado a otros instrumentos, desde el laúd hasta la guitarra, y a dúos o incluso conjuntos de cuerda.

 Os dejo con este video de Jean Rondeau y Thomas Dunford grabando «Les Baricades Mïstérieuses», que creo que ya os puse aquí otra vez. Pero, ¡hey!, que es la pieza que más he escuchado en 2021, según Spotify, así que es comprensible que me repita, ¿no?


Esto del #Spotifywrapped es un cotilleo auténtico. Y sorprendente. En mi resumen del año salen cosas curiosas, como que el artista que más he escuchado ha sido al pianista ruso nacionalizado alemán Igor Levit (n. 1987) sobre todo con las Variaciones Goldberg de Bach, y el 4.º ... ABBA 😉

La segunda pieza que más he escuchado, después de las «Barricadas misteriosas», ha sido «The end of the ending», de la compositora Emily Hall. Curioso, una pieza del siglo XVIII y luego otra del XXI.

Los estados de ánimo que mejor reflejan mi música favorita son serenidad y dramatismo.

Mis géneros favoritos han sido, ¡oh, sorpresa! (modo ironía on): 1.º Música barroca, 2.º Ópera, 3.º Música coral, 4.º Época clásica y 5.º Banda sonora.

domingo, 28 de noviembre de 2021

#20 La regla del juego

 

Póster en FilmAffinity


 


La règle du jeu

Año: 1939

País: Francia

Dirección: Jean Renoir

Música: Roger Désormières, Wolfgang Amadeus Mozart, Pierre-Alexandre Monsigny

 

Un clásico del Cine, sobre la banalidad de todo, creo, una comedia pesimista

 


En cierto sentido, me parece como el antepasado ligero, menos cruda y humillante, pero igualmente trágica, de Los santos inocentes de Camus. Ahora llamaríamos a La regla del juego dramedia satírica.

La historia empieza en un aeródromo donde un aviador acaba de lograr la hazaña de cruzar el Atlántico. Cree que lo espera una dama de la que está enamorado y cree que es correspondido, pero no. Eso le decepciona, porque este chico siente las cosas intensamente.

La mayor parte de la película se desarrolla en un casoplón en mitad del campo. Una fiesta campestre, con sus invitados. Habrá episodios de caza y otros momentos de entretenimiento en el teatrillo de la finca. Aquí todo el mundo flirtea, tontea, le pone los cuernos a los demás, sin darle demasiada importancia.

Todo muy ligero e inane. Te amo a ti, no, al otro, espera, que de verdad estoy enamorada de… Esa es la actitud de la protagonista, una mujer amada por tres hombres y que no acabo de ver a quien quiere de verdad, o quien está dispuesta a pasar el resto de su vida. No veo tampoco el atractivo de Christine, vienesa, hija de un famoso director de ópera, ni en su físico ni en su carácter. No sé si será intencionado o en realidad en la época la actriz Nora Gregor, era considerada una gran belleza. Si fuera adrede, te da un toque añadido de liviandad a toda la historia. Ella es tan pompa de jabón como el resto, pese a su desesperación por sentir algo más profundo, una pasión arrebatadora, algo que se salga del orden establecido.

Porque sí, los amoríos extramatrimoniales entran dentro de la tradición, nadie se escandaliza, solo hay que seguir ciertas reglas.

Eso en la parte de Arriba. Entre los criados, Abajo, también se desarrolla una tragicomedia de tonteo y celos en torno a Lisette, la doncella de la dama, y un marido, Schumacher, que no entiende la regla del juego. Con consecuencias trágicas que, también, se acaban barriendo bajo la alfombra, porque hay que tener estilo para estas cosas. No hay nada más vulgar que un crimen pasional.  

Hay tantos actores, y las interpretaciones son tan estupendas, que no sé en quien fijarme. Quizá en Corneille, ese mayordomo que mira todo con distancia y alguna vez muestra claro su desagrado, sabiendo guardar las formas. O el personaje que interpreta Géo Foster, tan guapo y ambiguo que hasta pensé si sería una actriz disfrazada de hombre. Pero no, al parecer este actor se especializó en ese tipo de papeles mundanos, algo afeminados. O el propio Jean Renoir, que interpreta a Octave, amigo de la protagonista, un tipo sin un duro pero que se lleva con todos y que puede que sea el amor verdadero de Christine… o tal vez no, aquí todo es tan volátil.

Es una película que mantiene su frescura. Cada vez que la ves te fijas en cosas diferentes. En su momento fue el filme más caro de la industria francesa, pero no fue muy bien recibida. Era muy distinta al cine que se hacía. O puede que el tono de alta comedia no encajara en esa atmósfera prebélica, de hecho, es del mismo año en que estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa. En octubre, el gobierno francés la prohibió porque tenía una influencia indeseable sobre los jóvenes.

Pero tuvo una influencia enorme en los cineastas europeos posteriores.

No ganó ningún premio, no era algo de aquel entonces. Pero sí que ha sido considerada una y otra vez entre las mejores películas francesas de todos los tiempos, si no la mejor. No podía faltar en este recuento mío que intenta hablar de las cien mejores películas de la Historia del Cine.

No sé si recordáis aquel estupendo programa de televisión de Garci, «¡Qué grande es el cine!», una tertulia sobre muchísimas películas clásicas. Me quedé con la idea de que lo quitaron por motivos ideológicos, lo cual es lo más absurdo del mundo, porque no se metía en política, sino que hablaba, y muy bien, de cine. Si es así, un ejemplo de cómo la ideología de la cancelación y el sectarismo destroza tantas buenas cosas. La cosa es que dedicó uno de sus programas a esta película. Lo recomiendo como complemento casi imprescindible al visionado de esta película. Oyes comentarios sobre esta película como que es «muy triste, es una película muy pesimista, pero que no tiene el aspecto de película pesimista».

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base

Para mi hija, esta es esa película viejuna en que un perro muerde a un conejo. Viejuna significa, para ella, en blanco y negro. A las mudas las llama silenciosas. Es curioso, inicié este blog en parte pensando en ellos, pero no creo que le vayan a sacar juego. Si alguna vez, a lo largo de su vida, sienten interés por las cosas que a mí me gustaron, aquí las encontrarán.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

#66 La fuerza del destino

 

Enrico Caruso (Don Álvaro) sostiene a Rosa Ponselle
(Leonora), escena final de la ópera
Nueva York (1918)



 


 

La forza del destino

 

 

Estreno: San Petersburgo, 10 de noviembre de 1862

Compositor: Giuseppe Verdi

Libretista: F. M. Piave, basado en la tragedia Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas, y en una escena del drama Wallensteins Lager, de F. Schiller

Versión definitiva con el libreto revisado por A. Ghislanzoni, Milán, 27 de febrero de 1869

Género: drama

 

Tal día como hoy, del año 1862, se estrenó en el Teatro Imperial de San Petersburgo (el Bolshói Kámenny, luego Mariinski), la primera versión de esta ópera verdiana. Bueno, hay truco, en realidad era el 22 de noviembre, ya sabéis que el calendario ruso era diferente, el juliano, por eso la revolución de octubre en realidad ocurrió en noviembre.

Un dramón decimonónico ideado por el escritor español Duque de Rivas se convirtió en una estupenda ópera de Verdi, de esas que merece la pena ver en teatro porque, viejuneces aparte, tiene toda una trama de teleflín entretenidísima.

Se ambienta en la España y la Italia de la época imperial, cuando aquellas tierras itálicas pertenecían a la corona española. Hay drama: Álvaro y Leonora están enamorados, y ante la oposición de la familia de ella, deciden escapar; el padre de ella los sorprende y, por accidente, don Álvaro mata al padre de ella. Luego Leonora se traviste en caballero y acaba de ermitaña. Álvaro cree que Leonora está muerta, va a la guerra a Italia, y salva a un caballero que resulta que es don Carlos, hermano de Leonora. Desconocen cada uno quién es el otro y se juran amistad eterna. Ya está armado el pisto cuando don Álvaro se comporta heroicamente, parece que va a morir y confía sus cosas a don Carlos. Claro, así descubre este la identidad de aquel que mira tú, morir no se muere, porque todavía queda más de un acto. Don Carlos decide vengarse, of course, pero de momento no puede porque don Álvaro se mete a fraile. Pero don Carlos va provocando y acaban enfrentados en un duelo, justo al ladito de donde está Leonora. Al final, don Álvaro mata a don Carlos y éste, moribundo, a su hermana Leonora. No me digáis que no es un dramón romántico, de esos en que no queda ni el apuntador.

Bueno, sí, queda el pobre Álvaro, el príncipe inca, para desesperarse.

Destacaría la orquestación, desde esa briosa obertura que te mete en situación, a esos temas que te caracterizan muy bien a cada personaje. La obertura es una de esas piezas que gustan tanto que se interpreta como pieza de concierto para orquestas.

Y mi debilidad son los dúos tenor-barítono, es que las voces masculinas me enamoran. Por ejemplo cuando en el Acto III, cuadro I, Álvaro y Carlos, sin saber quién es el otro, se juran amistad eterna Amici in vita o Solenne in quest’ora.

Otros momentos muy alabados son el coro de monjes con el que finaliza el acto II, «La Vergine degli angeli», el aria de Álvaro «La vita è infierno… O tu che in seno agli angeli», el aria de Carlos «Morir, tremenda cosa… Urna fatale» así como, al final, la intervención de Leonora «Pace, pace, mio Dio».

De esta ópera hubo una versión inicial, la de San Petersburgo, con presencia del compositor. Al año siguiente se representó en el teatro Real de Madrid. La segunda versión, que es la que hoy se representa, implicó retoques hasta en el libreto. Cuentan en la Wikipedia que la primera versión era demasiado gore, «debemos buscar la forma de evitar todos esos muertos», le escribió al libretista Piave. Se estrenó en La Scala en el año 1869.

Por cierto para los supersticiosos diré que es una de esas óperas que se dicen de mal farío, como que siempre ocurre alguna cosa en sus producciones. Un ejemplo que ponen en la Wikipedia es la muerte del barítono norteamericano Leonard Warren mientras cantaba É salvo! O gioia! (¡Está a salvo, qué alegría!) si eso no es irónico… Era la noche del 4 de mayo de 1960, en el Met de Nueva York.

Como grabación recomendada de esta ópera, escogería la que dirigió Riccardo Muti en 1986, con la orquesta y coro del Teatro alla Scala para la EMI. Son sus intérpretes principales Mirella Freni (Leonora di Vargas), Plácido Domingo (Don Álvaro), Giorgio Zancanaro (Don Carlo), Paul Phishka (Padre Guardiano), Sesto Bruscantini (Fra Melitone) y Dolora Zajick (Preziosilla).

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español y italiano, así como discografía de referencia, en Kareol

En You Tube he encontrado esta representación, en Bruselas, del año 2008. Subtitulada en… creo que es neerlandés.

 


domingo, 7 de noviembre de 2021

Día #297

 

Mark Simpson «Geysir and Mozart: Gran Partita». Curioso. Hay una composición moderna como primera entrada y es rara, no sé de qué manera encaja con el resto.



 

Pero en realidad el disco se dedica a la serenata n.º 10 de Mozart, en bi bemol mayor, K. 361/370a, conocida como «Gran Partita», compuesta en febrero-abril de 1781, cuando Mozart tenía 25 años.

 

«El más asombroso “tour de force” jamás experimentado para instrumentos de viento» (Buscaroli).


En Gramophone Magazine dicen que, en un catálogo repleto, esta nueva Gran Partita más que vale la pena. Y entienden que el factor decisivo para muchos será la pieza complementaria de Mark Simpson. Bueno, para gustos los colores. No sé suficiente música como para ver cómo casa esa pieza con las otras.

 

¿Quiénes son los músicos? Ahí van: clarinetes Mark Simpson y Fraser Langton; oboes Nicholas Daniel y Emma Feilding; fagotes Amy Harman y Dom Tyler; luego están los corni di bassetto Oliver Pashley y Ausiàs Garrigós Morant; las trompas, Ben Goldscheider, Angela Barnes, James Pillai y Fabian van de Geest; David Stark (contrabajo).


domingo, 24 de octubre de 2021

Día #284


 

Porque, cuando piensas que ya has oído a Bach del derecho y del revés, siempre hay nuevas miradas que te encantan.

 

Thomas Dunford al laúd:  Bach: Suites para violonchelo n.º 1 BWV 1007. Partita para violín n.º 2 BWV 1004. Suite en sol menor BWV 995.


Hermoso álbum de 2018, publicado por Alpha.





miércoles, 13 de octubre de 2021

Día #273


Con un par, 13 de marzo de 2020, un día antes de declararse el estado de alarma en España, salió este disco: La Bellezza, de Musica Alchemica.

 

Dirige la virtuosa violinista española Lina Tur Bonet, que toca aquí el violín y la viola d’amore.

 

Una selección de preciosos pasajes del barroco italiano y centroeuropeo que acabó convirtiéndose en uno de los discos destacados del año pasado. Lo he estado escuchando hoy, que tenía un poquito de tiempo libre, y me ha resultado un gustazo.




Una opción muy buena para todos los que disfrutamos del barroco, y queremos que nos sorprendan con cosas menos oídas. 

viernes, 8 de octubre de 2021

Día #268

 

Hoy, tirada en el sofá, me he dado el lujo que volver a ver algo de los noventa que me encantaba. Es muy kitsch, un pastiche muy intencional y lleno de brilli-brilli.



The sorceress, un entretenimiento que hizo Kiri Te Kanawa con Christopher Hogwood allá por 1993 Con música y arias de Händel, cantadas por mi neozelandesa favorita, se monta una historia muy básica de amores, magia y desamores. Alcina ama a Ruggiero, este cae bajo su embrujo, pero Bradamante se lo quita recurriendo a la magia, y al final, bueno, final feliz. 


Ella canta estupenda, y él luce palmito.  Con bailes muy en plan ancient régime pero vestidos los bailarines como en un video clip de glam-rock.


Cómo me gusta Kiri Te Kanawa, qué mujer más encantadora y qué voz tan preciosa.


Agotadísima por el trabajo. Cuando tengo un momento libre, solo me queda tiempo para pasear y leer romántica, que es lo mejor cuando el cerebro simplemente ya no puede más. Pero siempre con su poquito, o su muchito, de música...

lunes, 20 de septiembre de 2021

Día #250

 


 

Estoy en mitad del camino, del plazo que me he dado a mí misma para no desesperar.

 

Hoy, paseando, escuché de nuevo un podcast de 2018 del programa El tranvía de Broadway,  de Radio Clásica.

 

Es uno de los dos que, en 2018, dedicó al que es uno de mis musicales favoritos, Jesucristo Superstar, aunque yo más bien me aficioné por la película de 1973, dirigida por Norman Jewison.





 

Cuando yo era jovencita, escuchaba el disco (vinilo) una y otra vez, me lo sabía de memoria. En inglés, por si tenéis dudas.


Tuve la oportunidad de verla en el cine y me encantó. Hasta tenía el póster de la película en mi habitación de adolescente.

 

Sí ese que pongo aquí a la derecha. ⇨⇨⇨⇨⇨⇨


Siempre me ha gustado una buena intriga bien contada y con personajes potentes.


Es una historia fantástica, o sea, el argumento tiene de todo: traición, amor no correspondido, política, y tortura y ejecución en escena. Más emoción imposible.

 

Aún hoy en día, me encanta, porque es una historia de personajes muy fuertes, su psicología peculiar, que viene definida por lo que cantan y cómo lo cantan. Cada uno tiene su propio estilo, como la música disco que relacionas más con el personaje de Judas Iscariote. O ese glam rock de Herodes.


Reconozco que a mí uno de los personajes que más me llegan es el de Poncio Pilatos, que es la única persona más o menos racional en medio de tanto delirio. Intenta entender algo de todo esto, del papel en que le han puesto, y le toca juzgar algo que para él es incomprensible. No me extraña que lo primero que se le ocurra sea un patadón afuera, o sea, inhibición en favor de otra jurisdicción (Herodes).

 

La película, además, consiguió sacar del teatro la historia, rodando en unos escenarios espectaculares en el desierto. Hay unas escenas que son cine puro, como la de los tanques.  Si lo has visto, no creo que puedas olvidarlo. Me pregunto si la repondrán en los cines dentro de dos años, cuando se cumplan los cincuenta años del estreno de la película.

 

Diréis que qué porra eso de iniciarse en el teatro musical gracias al cine. Bueno si te pones a verlo, Jesus Christ Superstar empezó como un álbum conceptual en 1970, solo que después lo hicieron musical. Y ya la peli vino más tarde.

 

El género al que pertenece es la ópera rock. La música la puso Andrew Lloyd Webber y, la letra, Tim Rice. Como no conseguían montar la producción escénica, lanzaron primero el álbum en 1970. Fue el éxito de éste lo que llevó a su estreno en Broadway en 1971.


Que sea una de mis historias favoritas, y de las pelis que más he visto, y de los álbumes que he escuchado decenas de veces, me parece todo un mérito. Me sorprendo a mi misma que esta historia me llegue tanto considerando que, aunque soy de cultura católica, no soy creyente.

 

Yo se la recomiendo a cualquiera que guste de una historia bien contada, mejor rodada y con una música inolvidable.

 

Podéis escuchar los podcast gratis del programa El tranvía de Broadway en la web de Radio Nacional. Comenta más el musical que la película. Gracias a ello, puedes escuchar diversas versiones de las canciones. También curiosidades, como que Agnetha Fältskog, la de Abba fue la María Magdalena de Suecia.

 

Acabo recordando que me gustó también un montón una versión que vi no hace mucho, también fantástica, de 2018, con John Legend como Jesús. La puesta en escena, más del siglo XXI, era estupenda.