sábado, 30 de mayo de 2020

#40 «Ajedrez de Carlomagno»







Objeto: relicario
Material: madera de nogal, plata, esmalte
Fecha: mediados siglo XIV
Lugar actual: Museo-tesoro de la Real Colegiata de Roncesvalles, Navarra (España)
Época: Edad Media


Parece un juego, pero no lo es


Hay una leyenda según la cual el ajedrez llegó al Occidente europeo de la mano de Harún al-Rashid, el califa que habría regalado el juego a Carlomagno, entre otros presentes que recibió con motivo de su coronación en el año 800. Y estaría jugando al ajedrez cuando Roldán, desesperado, lo avisó, tocando el olifante, mientras lo masacraban los vascones (los moros, en el canto épico).
Elefante del «otro» ajedrez de C.
BNF


Es por ello que a diversos objetos medievales se les llama «ajedrez de Carlomagno», como una colección de piezas confeccionadas en marfil que se exponen en el Gabinete de medallas de la Biblioteca Nacional de Francia; proceden de la abadía de Saint Denis y a mí me recuerda al ajedrez de la isla de Lewis

…O este tablero, que está en la iglesia colegiata de Santa María en Roncesvalles.

Solo que, fijaos bien, un tablero de ajedrez es cuadrado, con ocho casillas por lado. Este «tablero» es cuadrangular y tiene tantos por tantos. En cambio, aquí hay siete filas y, en cada una, nueve cuadraditos. Así que no, a pesar de su aspecto ajedrezado, no es ningún tablero de ajedrez, sino un relicario en el que se alternan las casillas con reliquias (32) protegidas por un cristal de roca y las pequeñas escenas elaboradas en esmalte traslúcido (31).

Estaríamos ante un ejemplo de las artes aplicadas de la época gótica, en concreto una obra de orfebrería con esmaltes traslúcidos sobre el metal; de la misma época, ya vimos las «Tablas Alfonsíes» de la catedral de Sevilla.  

No es un objeto que proceda de Oriente Medio, sino del Midi francés, pues tiene una marca con punzón, MOP, que indica que se confeccionó en Montpellier, que en aquella época formaba parte de la Corona de Aragón.

Se ubica en torno a mediados del siglo XIV, antes de 1355, pues a partir de esa fecha, las ordenanzas de esa localidad exigían que los plateros dejaran su marca. Ayuda igualmente a situar esta obra en el tiempo las etiquetas que se ven bajo el cristal de roca. Porque sí, aquí, para que no haya dudas, te ponen qué cosa es y de qué santo supuestamente procede. Hay una que está a la vista, que se supone un fragmento del lignum crucis.

Está elaborada en madera de nogal y plata. Alrededor, un marco con otros veinte esmaltes.

El programa iconográfico de los esmaltes no tiene relación con la reliquia concreta. Se refiere más a un tema ya tradicional en la época, como es el Juicio Final. En el centro, tenemos a Jesucristo, con la Virgen María y san Juan a su lado, que son los intercesores por antonomasia. Luego tenemos los conocidos animales que representan a los evangelistas: el toro, el león, el águila y un ángel.

Abajo, escenas de muertos que salen de sus tumbas, como representando la resurrección, despertados de su sueño (no tan) eterno por las trompetas sopladas por ángeles.

Hay otras escenas y personajes que tampoco voy a detallar. Es una de esas obras medievales muy minuciosa que está bien que te la vayan explicando: qué es cada cosa y cómo se sabe lo que representa.

Roncesvalles está en la entrada al Camino de Santiago, por la ruta francesa, así que tiene lógica que pudieran permitirse un objeto tan lujoso, y semejante acumulación de restos que venerar. Ya en tiempos de los romanos, era vía de penetración en la península, lo mismo que en la época de Carlomagno; y desde la Edad Media y hasta ahora, la primera etapa del camino.

Así que si algún día os animáis a hacer el Camino de Santiago, y empezáis la vía por el sitio más tradicional, la entrada en España desde Francia, no os olvidéis de visitar la colegiata, y echarle una ojeada a este relicario precioso.

Acabo simplemente recordando que no, que Carlomagno no conoció este juego. En Europa oriental, incluida Rusia, lo introdujeron los bizantinos. Pero en Europa occidental se produjo más bien la península Ibérica, en pleno siglo IX, cuando los musulmanes lo trajeron a lo que hoy es España.

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

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