sábado, 14 de septiembre de 2024

#92 Otra vuelta de tuerca (ópera)

 


The turn of the screw

 

2000, Univ. de Brown

 

Estreno: Venecia, 14 de septiembre de 1954

Compositor: Benjamin Britten

Libretista: Myfanwy Piper, basándose en el relato homónimo de Henry James

 

 

Tal día como hoy, del año 1954, se estrenó en la Fenice de Venecia, esta ópera de cámara de Benjamin Britten

 

Henry James es conocido por sus novelas de exquisitos estadounidenses de clase alta y sus tribulaciones en la decadente Europa. Fórmula repetida que tuvo mucho éxito y que quizá con el tiempo acabe aburriendo. Pero es un poco más original y arriesgado en el formato corto, como su cuento de horror gótico Otra vuelta de tuerca (también, La vuelta de tuerca, que de las dos formas lo he visto).

Parece un tema muy apropiado para que Britten le pusiera música, esta historia de una institutriz y unos niños maltratados (incluso, se puede entender, en el sentido sexual) y poseídos por fantasmas, los antihéroes poderosos y ese mal cuerpo que te dejan las historias moralmente ambiguas.

Aunque haya dos niños protagonistas, Miles y Flora, no se habla de inocencia, sino más bien de la pérdida de la misma. Hay algo malévolo flotando en Bly, caserón aislado en el este de Inglaterra, perfecta localización para un cuento gótico de ambientación victoriana.

Para esta ópera, encargo de la Bienal de Venecia, Britten usó como libretista a Myfanwy Piper. Britten era mucho de coger buenos materiales de base, literarios, y que se los convirtieran en libreto gente competente.

Se produce un cambio decisivo respecto al relato, y es que, en éste los personajes de Quint y la señorita Jessel no hablan, mientras que en la ópera sí que son papeles cantados.

La música de Britten no es ni convencionalmente tradicional ni tampoco vanguardista. Va un poco a su aire, ecléctico, con facilidad para las melodías y las orquestaciones envolventes, atmosféricas. Por eso, creo yo, satisface al crítico experto pero también agrada al público en general.

Recupera para la ópera los números cerrados, nada del fluir continuo wagneriano. En este caso, un prólogo y dieciséis cuadros o escenas, ocho en cada uno de los dos actos. Al principio de cada escena, usa un tema de doce notas que pretende imitar un poco el retorcimiento en espiral propio de un tornillo.

Screw, por cierto, es el tornillo, no la tuerca. He visto traducido el título del cuento como La vuelta del tornillo, pero luego en las ediciones del libro, o en las representaciones de la ópera, ha quedado como título más usado Otra vuelta de tuerca, más eufónico.

Con obras como esta, Lord Edward Benjamin Britten of Aldeburg (1913-1976) ha sido el único compositor, creo yo que, pasada la Segunda Guerra Mundial, compuso óperas que han pasado al repertorio y se siguen representando.

Ayuda mucho el formato de ópera de cámara. Tiene una duración más bien breve, una hora tres cuartos o dos horas máximo. Utiliza un elenco musical de treces músicos, doce en la orquesta y otro más para las partes de teclado, lo que incluye un instrumento de sonoridad tan peculiar como la celesta.

Luego sabe Britten sabe crear muy bien la música adecuada para cantar en inglés, un idioma que estará fenomenal para el pop y el rock, pero que en clásica es propio de tonadas, o música coral. Hay que saber escribir bien para lo que Martín Triana llama «prosodia esencialmente monosilábica del inglés».

Finalmente, los propios temas que escoge resultan atractivos para una sociedad desencantada de las grandes utopías del pasado. Tiende, y aquí se ve, a las ambientaciones muy de pesadilla, personajes que no son ni buenos ni malos del todo sino inquietantes, tono pesimista… Si tienes una representación con puesta en escena que transmita algo de todo esto, es de las óperas que se aprovechan más en el escenario.

Aquí la ambigüedad se da en muchos sentidos y puedes interpretar la trama de muchas maneras. ¿Son fantasmas, o no, se lo imaginan los niños, o la febril institutriz, enloquecida por la situación de aislamiento en que está? ¿Sabemos realmente lo que les ocurrió, o lo que está pasando en esta casa? ¿Los niños son malvados, o víctimas, han sido maltratados, poseídos, sexualmente abusados...? 

No lo sabemos. Las dudas, las posibles interpretaciones dan juego al director de escena.

Momentos destacados son, del primer acto, el aria de Miles «Malo, malo, malo», mientras estudia latín, momento que se puede entender de muchas formas, hay quien incluso ve un montón de referencias fálicas en las expresiones latinas. Y, en el segundo, «I seek a friend – Obedient to follow where I lead», de Quint y la señorita Jessel, antigua institutriz. También el terrible momento final, con Miles dividido entre lo que le presiona la institutriz y Quint, y acaba sentenciando «Peter Quint, you devil».

Britten fue también un destacado director de orquesta y pianista, y realizó muchas primeras grabaciones de su obra. Otra vuelta de tuerca no es una excepción, así que propongo aquí escuchar precisamente esa versión, de ese mismo año 1954, con él como director y la orquesta English Opera Group. La pareja del compositor, el tenor Peter Pears interviene en el prólogo y asume el personaje de Quint, Jennifer Vyvyan es the Governess, la institutriz sin nombre, y tenemos a David Hemmings (Miles), Olive Dyer (Flora), Joan Cross (Mrs. Grose) y Arda Mandikian (Miss Jessel).

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español e inglés, así como discografía de referencia, en Kareol

Os pongo enlace a una representación de The turn of the screw en la ópera de Lyon de 2014.

 


Y el momento concreto en que el personaje de Miles canta «Malo» por Tim Gasiorek, en una representación de Opera North. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario