domingo, 4 de abril de 2021

#38 La chaqueta metálica

 

Póster en FilmAffinity


 


Full metal jacket

Año: 1987

País: Reino Unido

Dirección: Stanley Kubrick

Música: Vivian Kubrick

 

Una de guerra de Kubrick

 

Leo en la Wikipedia en inglés que Kubrick quería hacer una película bélica, pero que tardó en encontrar una historia que adaptar, y la halló en la novela de Gustav Hasford The Short-Timers (1979).

No sé, a mí la impresión es que los directores estadounidenses tienen que hacer su «peli vietnamita», y esta es la de Kubrick. Por ejemplo, Cimino filmó El cazador (1978), Coppola hizo Apocalypse now (1979), Oliver Stone, Platoon (1986) y De Palma, Corazones de hierro (1989). Quizá Spielberg es la excepción a la regla, quizá porque es un director maniqueo, poco dado a las ambigüedades, francamente incómodo en las zonas grises.

Pero vamos, que directa o indirectamente la guerra de Vietnam había salido en muchísimas películas, Los visitantes (1972) de Elia Kazan, El regreso (1978), Acorralado (Rambo, 1982), Desechos (1983) o Birdy (1984). Y, del mismo 1987, Good Morning, Vietnam y La colina de la hamburguesa.

Esto me hace preguntarme, ¿qué aportó Kubrick que no había en otras películas de Vietnam?

Empezaré diciendo que esta película tiene dos partes bien diferenciadas. La primera, el campamento en el que los reclutas son humillados, insultados, forzados hasta el límite para convertirlos en soldados anónimos que sirvan solo para matar. Esa es la parte más lograda y que en otras películas sobre Vietnam no se había visto, o no de esa manera tan despiadada.

La segunda, menos original, pone a algunos de esos soldados en Vietnam. Les pillará la ofensiva del Tet (1968) desastrosa en lo militar para Vietnam del Norte pero en lo político, todo un shock para EE. UU., por las muchas pérdidas, y porque les pilló un poco en bragas. No creían que los comunistas tuvieran capacidad para planear y ejecutar semejante pifostio.

Ya digo que, a mi juicio, lo mejor de esta película es la primera parte, ese proceso de embrutecimiento de los reclutas, constantemente violentados por los gritos del sargento Hartman. No sé si a día de hoy, superaría la criba de lo políticamente correcto. Si hay una definición de masculinidad tóxica, con tacos y grosero hasta decir basta, es ese personaje del sargento, interpretado por un actor que había sido militar, R. Lee Ermey (acreditado Lee Ermey).

La segunda parte, en Vietnam, no tiene -en principio- nada que no hayas visto antes o después. Que era una guerra de lo más cochina, sin buenos ni malos porque ambas partes hacían cosas tremendas, mucha sangre, movimientos o batallas absurdos, soldados colocados, mujeres prostituidas, si alguno se creía que iba allí a ayudar a alguien, se encontraba pronto que los «amarillos» no les tenían ninguna simpatía.

Algo distinto es el personaje de Matthew Modine, el soldado de reemplazo, luego sargento, James T. «Bufón» Davis. Más que protagonista diría que es el hilo conductor de los diferentes episodios. Trabaja como periodista militar para Barras y estrellas, periódico editado por el departamento de Defensa. No nos engañemos, no profundiza demasiado en el papel de los medios, ya que no es periodista independiente. Solo en una escena se habla sobre la política editorial de esa publicación: qué había que publicar y con qué perspectiva.

Lo peor, obviamente, es el trato a la mujer. Casi cada palabra que sale por la boca del sargento es ofensivo para las mujeres. Lo que dicen los soldados en referencia a las mujeres es obviamente sexual, siempre. Y lo mismo respecto a las pocas mujeres que aparecen con línea de guion: están prostituidas. Lo más «normal», una luchadora comunista, por supuesto sin palabras relevantes. Es un mundo sin mujeres soldados, ni siquiera en cuerpos sanitarios, sin novias, mujeres ni madres. La imagen es terriblemente pobre.

La impresión que te deja esta película es desoladora, en general. Está muy bien hecha, no ofrece escenas sobre la grandeza del mal ni la belleza de lo perverso, como por ejemplo Apocalyse now o Platoon o El cazador. 

En esas películas hay escenas memorables, que conjugan imagen y música, con interpretaciones shakesperianas, de actores inmensos. 

Aquí no es así. Al contrario, todo resulta vulgar: los personajes, las acciones bélicas, hasta la música ratonera con que la ilustra, muy de la época.

Así que yo diría que lo que aporta Kubrick a la guerra de Vietnam en el cine es precisamente su vulgarización. Todo es de medio pelo. 

No encontrarás aquí como personajes trascendentes como los que interpretaron, en otras pelis de Nam, Robert de Niro, Christopher Walken o John Savage, Marlon Brando o Martin Sheen, Tom Berenger o Willem Dafoe, Gary Sinise o Tom Hanks... 

No, aquí son tipos ordinarios, hasta chabacanoscon sus bajezas y limitaciones. El personaje de Modine, por ejemplo, que parece el más sensato, recurre a la prostitución, golpea al débil, hasta es inconsistente, lleva una chapa con el símbolo de la paz más por postureo que otra cosa. 

Eso es lo que aporta Kubrick, la cutrez de todo lo referente a esta guerra, la ausencia de cualquier gloria.

Ya sabéis que el cine bélico es uno de mis favoritos, por eso creo yo que hay tantas de ese género en esta lista mía de las 100 mejores. Esta no es de mis favoritas. No me entusiasma y, sin embargo, creo que la he visto ya tres o cuatro veces.

En cuanto a los premios, sobre todo fue nominado el actor secundario R. Lee Ermey, pero ganar creo que solo ganó la de la Sociedad de Críticos de Boston.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity  o la Internet Movie Data Base.

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