viernes, 12 de junio de 2020

#41 Jarrón de Hornos







Objeto: jarrón
Material: arcilla y vidrio
Fecha: 1351–1375 (s. XIV)
Lugar actual: Museo Arqueológico Nacional, Madrid (España)
Época: Edad Media

Un rico símbolo de poder

En el siglo XIII se puso el gran salto adelante en la Reconquista peninsular, pudiendo ponerse el punto y aparte con la toma de Cádiz, en 1262, reinando Alfonso X el Sabio.

Entonces las fronteras se estabilizaron. Lo que quedaba en la parte musulmana era el reino nazarita de Granada, que se extendía aproximadamente por las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería. Sobrevivió gracias a que se constituyó en vasallo de Castilla, pagando tributo.

Este objeto es producto de esa refinada cultura islámica tardomedieval. Es un jarrón tipo Alhambra que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, que ya he dicho cien veces que es uno de mis museos favoritos. Es grandote, 134 centímetros de alto y con un diámetro de 65 centímetros.

Si nos fijamos, tiene una base muy estrecha, motivo por el cual se le suele colocar sobre un soporte, luego tiene una panza abombada y un cuello estrecho que se alarga hasta un gollete vuelto. Tenía dos asas tipo aleta, una de ellas rota actualmente.

Lo decoran bandas verticales, alternando las azules de cobalto con las doradas, con motivos geométricos y también decoración de tipo vegetal que llaman ataurique. Su vidriado se parece al jarrón de las gacelas que se conserva en Granada. Esa decoración es vertical, frente a las franjas horizontales de los otros jarrones de la Alhambra conocidos.

En las alas la decoración es nuevamente ataurique y sebka (retícula oblicua) en azul y dorado sobre fondo blanco.

Ya sabemos que en el arte islámico, al no aprobarse la representación humana, se tiraba mucho de motivos geométricos y vegetales, y también las propias letras árabes, que con sus sinuosidades resultaban particularmente elegantes. Y aquí encontramos también un ejemplo de adorno en escritura cúfica, en el arranque del cuello.

Según leo en la página del Ministerio de Cultura, dice así, en traducción de Eduardo de Saavedra:

Toda fuente brota pareciendo la más perfecta corriente
y acrece benignidad abundante y excelentes dichas.
Y afirma el recuerdo de la felicidad y de la pobreza
que desvaneció mañana y tarde la fortuna del tiempo.

Este tipo de jarrones se conocen como «Jarrones de la Alhambra», desde que llamaron la atención de los coleccionistas de la Edad Moderna. No significa que se crearan para ese palacio granadino, ni siquiera que se elaboraran allí; en realidad el taller principal de la loza dorada nazarí estaba en Málaga. Data de mediados del siglo XIV.

Se elaboró en arcilla y vidrio. Primero se torneaba y modelado y después se vidriaba y se cocía. Llevaba, al parecer, tres cocciones (cochuras que se dice en alfarería): las dos primeras para fijar la decoración («bizacochado» y vidriado) y la última para que quedaran esos reflejos dorados. Leo en la Wikipedia que el color dorado se consigue aplicando una solución de cobre y plata a la decoración.

¿Para que servía? Pues se consideró durante mucho tiempo que eran meramente ornamentales, objetos de lujo que daban tronío a una estancia y que el rey de Granada regalaba a otros poderosos. En el año 2006-2007 se celebró una exposición en el palacio de Carlos V en Granada, titulada «Los Jarrones de la Alhambra. Simbología y poder», que consiguió que se reunieran por primera vez estos jarrones, desperdigados en diversas colecciones. Con motivo de la misma, se estudió el tema y alguien llegó a la conclusión de que en realidad se podía usar como filtro de agua, porque la base estaba sin vidriar.

Este en concreto lo hallaron en un campo de la localidad jienense de Hornos, en la comarca de la Sierra de Segura. Lo llevaron a la iglesia de la Asunción, donde lo usaron, incrustado en el suelo, como sostén de un pila de agua bendita.

Son un producto lujoso, muy ansiado por los coleccionistas, lo que ha dado lugar a un gran mercado de réplicas. En sí, el número de jarrones de la Alhambra que se conservan más o menos enteros son, al parecer, ocho, que están perfectamente localizados.

Toda la cerámica islámica influyó en las artesanías populares de los países mediterráneos, como Portugal, España o Italia. La excepcional calidad y virtuosismo de los artesanos islámicos justifican que se imitara en formas más básicas en estos países.

A continuación os enumero los otros jarrones que se conservan, más de uno ligadao al pintor Fortuny, un auténtico fan de este tipo de objetos.
  
1. Jarrón de las gacelas, que se encuentra en el Museo de la Alhambra, en Granada, auténtica obra maestra de la cerámica andalusí. Tiene una preciosa decoración que le da el nombre: dos gacelas enfrentadas, en blanco y dorado en uno de los frentes, y azul en el otro.
2.    Jarrón Simonetti o Fortuny-Simonetti, también en el Museo de la Alhambra (Granada), que es uno de los que perteneció al pintor Fortuny.
Vaso de Fortuny que se conserva en el Museo del Ermitage de San Petersburgo

3.    Jarrón del Ermitage, de Fortuny o del Salar, otro de los que fuera propiedad del pintor y que ha acabado en San Petersburgo. Es uno de los que se conserva íntegro, y nos sirve para comprender la forma que debió tener el jarrón de Hornos al que dedico esta entrada.
4.    Jarrón de Osma, nazarí o del Instituto de Valencia de don Juan, Madrid.
Foto en Europeana

5.    Alhambravasen o Jarrón del Nationalmuseum de Estocolmo o de la Alhambra. Tiene una historia de lo más aventurera. Estaba en Chipre en el siglo XVI, donde se veneraba como reliquia: se consideraba que era una de las jarras de agua que Cristo trasformó en vino en las bodas de Caná, por lo que a veces la llaman «La tinaja de Caná». Cuando los turcos tomaron la isla en 1571, lo llevaron a Estambul. Allí lo compró el embajador del emperador y se lo envió a su señor, Rodolfo II, en su corte de Praga. Pero los suecos saquearon la capital imperial en 1648, en el marco de la guerra de los Treinta Años, lo cogieron como botín de guerra y de esa forma pasó a las colecciones de los reyes de Suecia. Toda esta peripecia dejó huella en el objeto, pues le fueron haciendo añadidos a lo largo de los siglos: un dragón de bronce en la parte alta, un soporte, una base de granito y una guirnalda de flores.
6.    Jarrón del Museo Nacional de Palermo (Palazzo Abatellis) es el otro que está completo, con sus dos alas.
7.    Jarrón de Jerez, o de la Cartuja de Jerez, que está también en el M.A.N. de Madrid.

Luego hay otros restos desperdigados por esos mundos de Dios; por ejemplo, al otro lado del charco tenemos un gollete en la Hispanic Society de Nueva York y un jarrón en la Freer Gallery of Art de Washington D.C.

Si quieres saber más, hay un artículo dedicado a ellos en la Wikipedia

Y la página dedicada al jarrón de las gacelas en la página web del patronato de la Alhambra, de donde cojo la siguiente imagen:

Un poco más de historia sobre el jarrón de Hornos, la encuentro en este blog del Chilanco Elías.

Y para saber algo más de otro de los jarrones del M.A.N., el jarrón nazarí llamado de la Cartuja de Jerez, tenemos este artículo de cuando fue escogido como pieza del mes. 

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

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