martes, 17 de septiembre de 2019

#27 Manto de Enrique II








Objeto: manto
Material: seda, hilo de oro
Fecha: 1018-1024
Lugar actual: Museo Diocesano de Bamberg (Alemania)
Época: Arte otoniano

Para conmover el ánimo de los poderosos, nada mejor que un regalo lujoso

Todo aficionado a la historia conoce de sobra la Batalla de Cannas, aquella en la que Aníbal derrotó muy hábilmente al ejército romano, con una táctica prodigiosa.

Bueno, pues hay una segunda Batalla de Cannas, mucho menos conocida, en la que el ejército romano (o sea bizantino) sí que salió vencedor frente a los bárbaros (en este caso, los lombardos de Bari). Esto ocurría en el año 1018.

Lo curioso es que tanto en uno como en otro ejército había refuerzos vikingos. El catepan bizantino de Italia, Basilio Bojoanés, incluía un contingente de la guardia varega, mientras que los lombardos tenían en sus filas a caballería normanda mercenaria.

La derrota de los lombardos hizo que su líder, Melo de Bari, se escapara hacia los estados papales y, con el tiempo, en el año 1020, apareciera en Bamberg, donde estaba la corte del «otro emperador», el del Sacro Imperio, que a la sazón era Enrique II. Quería su ayuda para derrotar a los bizantinos (que por aquella época ocupaban toda la zona meridional de la península italiana, salvo Sicilia), y para inclinar su ánimo, Melo de Bari consideró que no sobraba un buen regalo.

Así, llevó la seda para encargar un manto para el emperador. Al parecer, el bordado, con hilos de oro, se realizó en la propia Alemania, concretamente en Ratisbona. Melo de Bari falleció el 23 de abril de aquel año, por lo que al parecer no pudo verlo acabado y entregarlo al emperador.

Es difícil que sobrevivan telas tan antiguas. Por eso es admirable que aún podamos apreciarlo mil años después, si nos dejamos caer por Bamberg. Este manto al parecer nunca fue utilizado por Enrique II, quien lo donó a la catedral.

Hay una inscripción bordada que dice quién lo encargó:

Paz a Ismael, que encargó esto

Al decir Ismael quiere decir Melo, y luego, más adelante, está la dedicatoria al emperador:

Salvación seas tú, adorno de Europa, emperador Enrique, tu reino multiplica al rey, que reina allí eternamente

Se pretendía representar en los bordados «todo el mundo (descriptio tocivs orbis). En el lugar más destacado, lo que sería el centro de la espalda, esta Cristo en majestad, con el habitual Tetramorfos a su alrededor, del que ya he hablado tantas veces que me da pereza hacerlo una vez más.

En el cuadrado del centro, dentro de una mandorla, está Jesucristo. En las cuatro esquinas se ve a los evangelistas, dentro de lo que serían una especie de estrellas de ocho puntas. A un lado y otro de Jesús, Alfa y Omega.

Aparte de eso están bordados santos, la Virgen, Juan el Bautista, Alfa y Omega como principio y fin de todas las cosas… Pero de mayor interés me parece a mí que se vean representaciones del Sol y la Luna, así como los signos del Zodíaco.

Por toda la tela hay inscripciones en latín, poniendo nombre a las personas y cosas representadas en los bordados.

Luego con el tiempo se ve que la seda se deterioró y pasaron los bordados a otra tela, ya en el siglo XV, que es el soporte actual del bordado.

Aunque el emperador Enrique II intentó hacer algo, lo cierto es que los bizantinos siguieron dominando el sur de Italia, hasta el punto de convertir de nuevo el mar Adriático en un lago bizantino. El reinado de este catepan, hasta 1028, marca el momento álgido del dominio bizantino en Italia, pues aparte de dominar Apulia y Calabria, extendían su protección al príncipe de Capua e incluso al papa.

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

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